La noticia conmocionó a propios y ajenos. Tiene que ver con la muerte de la modelo y conductora Jazmín De Grazia, de 27 años, quien fue encontrada este domingo sumergida en la bañera de su departamento en el barrio de Recoleta, en
Su repentino deceso y las versiones que circularon en las últimas horas —contradictorias entre sí— respecto a lo ocurrido en su domicilio, llevan a una serie de preguntas:
-¿Por qué la familia asegura que la modelo “ni siquiera tomaba pastillas” mientras que fuentes de la policía Federal juran que había Rivotril con cocaína en su departamento?
-¿Qué quiso significar el mensaje que dejó Jazmín en el espejo de su baño: “Vos no tenés la culpa de que el mundo sea tan feo”? ¿Realmente lo escribió ella, como aseguran?
-¿Quién es la amiga que acompañó ayer a la modelo a su domicilio, poco antes de que apareciera muerta? ¿Por qué no ha hablado públicamente aún?
-¿Quién es la misteriosa vecina que aseguró haber escuchado a la modelo decir que “se sentía mal”? ¿Por qué la misma mujer asegura que “no era una piba que estuviera en cualquiera”? ¿Cómo lo sabe?
-Si se sentía mal, como le dijo a su novio, ¿por qué Jazmín se arriesgó a sumergirse en una bañera repleta de agua? ¿Es cierto que no tenía antecedentes de problemas de salud?
-Si se trató de un suicidio como intentan imponer otras fuentes, ¿por qué la mujer no mostró los típicos connotadores “de manual”, como dejar una carta de despedida o mostrarse deprimida?
-¿Por qué hubo apuro en asegurar que Jazmín murió por un "paro cardiorespiratorio no traumático por inmersión"? ¿Por qué no se esperó a efectuar la autopsia?
-¿Por qué a pesar de las supuestas certezas judiciales la carátula del expediente es por “muerte dudosa”?