Muchas veces, el simple hecho de ser periodista pone a uno frente a diversas encrucijadas, en el contexto de elecciones que no son nada sencillas de resolver. ¿Debo contar tal o cual cosa aunque sea políticamente incorrecto? ¿Tolerará la sociedad que se diga algo que echa por tierra sus propios dogmas de fe?
He vivido esa sensación una veintena de veces, ya sea investigando temas de enorme relevancia como la muerte del hijo de Carlos Menem y el atentado a la AMIA; también hechos no tan trascendentes como el triple crimen de General Rodríguez, la muerte de Candela Rodríguez y muchos otros espinosos acontecimientos. Siempre supe que contar la verdad detrás de esos —y otros— casos me traería grandes dolores de cabeza, aún cuando posteriormente otros medios llegaran a la misma conclusión que yo. Ser el primero en refutar historias oficiales tiene su costo: para muchos es incómodo aceptar realidades que no están aún admitidas a nivel general.
Sin embargo, el periodista debe estar exento de esas dicotomías, solo debe contar lo que sabe que está chequeado y basado en fuentes fidedignas.
La cuestión viene a colación de un artículo que hace algunas semanas decidí publicar, resultado de la investigación de años y de cuidadoso chequeo de información, sobre el caso Marita Verón, la joven desaparecida en abril del año 2002.
Refutar la "verdad oficial" de un tema que pocos se animan a profundizar provocó que fuera duramente injuriado —sin fundamentos— a través de cobardes y falaces páginas anónimas en Internet. Una de ellas fue curiosamente creada en Tucumán, aunque hoy ya no funciona gracias a la gestión que debí realizar ante los titulares del dominio de marras (1).
También fui injuriado en la web por el errático Carlos Varela Álvarez, abogado de Susana Trimarco y célebre por haber defendido a delincuentes de la talla del narcoterrorista Monzer Al Kassar y el "valijero" Alberto Flamarique. Al primero, por falsificación de documentos públicos; al segundo, en la causa que se abrió durante el gobierno de la Alianza por los sobornos en el Senado.
Sin conocerme, el mencionado "profesional" ha presionado a los foros judiciales de Tucumán a efectos de que yo no preste declaración en la causa Verón. ¿Qué es lo que teme? ¿Por qué intenta silenciarme?
Independientemente de sus motivos, sería bueno que Varela Álvarez supiera que cuando él ni siquiera estaba interesado en el referido caso judicial —recién ingresó al expediente en 2011— yo ya llevaba varios años investigándolo. Más aún, mucho antes de que la hija de Susana Trimarco desapareciera —por voluntad propia, no raptada como quiere hacer creer la familia Verón— yo ya denunciaba a los mismos delincuentes que hoy señala la célebre mujer.
Varela Álvarez intenta descalificar mi testimonio y hace agua, porque me acusa de connivencias imposibles e intenta dar a entender que mis palabras han sido adornadas con dinero de los mismos mafiosos que se juzgan en el expediente tucumano, con el gobernador José Alperovich a la cabeza.
Si hubiera hecho una simple búsqueda a través de Internet, el letrado se hubiera ahorrado un gran papelón, ya que se habría encontrado con un artículo escrito por mí en el año 2005 donde cuento cómo los hermanos Alé —hoy acusados por Susana Trimarco— manejan la prostitución en Tucumán, gracias a la complicidad de Alperovich: "Los hermanos Rubén 'La Chancha' Ale y El Mono Ale son los más poderosos, gracias a las gestiones del actual gobernador José Alperovich y el anterior, Julio Miranda. El hoy vicegobernador Fernando Jury, por caso, fue secretario de Seguridad de Tucumán, durante la gestión Miranda y los móviles de la remisería 5 Estrellas, empresa que aparece vinculada al secuestro y trata de mujeres, fueron nombrados por decreto como 'veedores de la ciudad'", sostuve entonces, en los días en los que Varela Álvarez siquiera sabía quién era Marita Verón.
Respecto a Alperovich, he escrito media docena de artículos de denuncia, los cuales provocaron puntuales cartas documento por parte del gobernador tucumano hacia mi persona.
No contento con desacreditarme, Varela Álvarez también intentó dinamitar a mis fuentes de información, especialmente a Julio César Ruíz, presidente de la valiente Fundación Adoptar, entre otros, responsable del logro de la creación de la Línea 102. "Ruíz fue echado del poder judicial", aseguró el letrado hace algunas semanas para tirar abajo sus palabras. Otro desacierto: el titular de "Adoptar" jamás trabajó en ese ámbito, por lo cual mal podría haber sido sacado de allí.
En fin, ¿cómo creer en la palabra de alguien que siquiera se toma el trabajo de hacer un chequeo mínimo de información antes de abrir su bocota? Largamente podría escribir acerca de los desaciertos de Varela Álvarez, pero no me parece que deba atacar su figura para defender la mía.
Sí debería explicar el abogado por qué, como sostuve más arriba, insiste en hacer presión para que yo no sea llamado a declarar. Sería muy sencillo desacreditarme en pleno ámbito judicial si es que miento en mis declaraciones, incluso podría ser pasible yo de una dura sanción penal por falso testimonio.
Debo aclarar a esta altura que no soy un neófito en lo que a colaboraciones judiciales respecta. He aportado mi propio testimonio junto a evidencia colectada a través de mis exhaustivas investigaciones, en más de 50 causas judiciales, las cuales involucraban a personajes de diversa extracción política e ideológica. En ninguna de esas oportunidades se me acusó jamás de ser parte de operación alguna, sino todo lo contrario. Siempre se destacó mi puntillosidad y honestidad.
También debo mencionar que soy el periodista más querellado de la Argentina —odio reiterarlo una y otra vez, pero me es preciso hacerlo—, no solo por parte de funcionarios del kirchnerismo, sino también en su momento por referentes del menemismo, el delarruismo y hasta el duhaldismo. Jamás he perdido un solo juicio penal, lo cual habla a las claras de cómo manejo la información que poseo.
He escrito varios libros de investigación, he ejercido la docencia y muchas de mis indagaciones fueron elogiadas fuera del país. ¿Puede alguien creer que con semejante reputación podría yo ser parte de una maniobra tan burda como la que augura el oscuro Varela Álvarez?
Para que no queden dudas: desafío a cualquiera a debatir el caso Verón sin apasionamiento, solo sobre la base de la evidencia fáctica y la lógica pura.
Los testimonios que desacreditan la historia oficial —la que asegura que la mujer fue secuestrada— aparecen por doquier en el mismísimo expediente. Por caso, hay dos de ellos que no pueden considerarse "interesados": es el de los hermanos César y Elvira Acosta, quienes declararon que vieron a Marita pocos días después de su rapto y que "no estaba golpeada ni lastimada, tampoco tenía la ropa sucia".
Otro testimonio que debería requerir el tribunal judicial es el de la tucumana Irma Abraham, quien asegura que se encontró con la hija de Susana Trimarco dos días antes de su desaparición y que allí la joven le reveló su idea de irse de su casa y, eventualmente del país.
“Ella estaba desesperada, entonces le dije 'mija' te pido por favor vení al hotel, yo la citaba al 'Ovni' y ella me dice: si voy a un hotel alojamiento y mi madre se entera me mata”, asegura la mujer, que jamás fue citada por la Justicia a pesar de que ella misma lo ha pedido: “Vengo a pedir que me citen los jueces para decirle a ellos lo que esa nena me dijo aquella vez cuando estábamos juntas”, reveló Irma a diario La Gaceta de Tucumán.
Posteriormente, la mujer publicó una solicitada con severas imputaciones hacia Trimarco (ver el documento completo al pie de la nota). Allí, hablándole directamente a la madre de Verón, dice: “Marita se fue voluntariamente de tu casa y después de ello estuvo en la zona de Los Gutiérrez, una localidad del interior de Tucumán (…) Te llamó por teléfono desde Río Gallegos en el mes de septiembre de 2002, llamada que se realizó desde la casa de la novia de tu hijo, que vive en Río Gallegos”.
Más adelante, en el mismo texto, la mujer acusa a Trimarco de “haber sabido aprovechar el nombre de tu hija. Ya sabemos de dónde provienen los fondos”. Según Abraham, la madre de Marita antes andaba “siempre con la misma ropa“.
Para complementar esa acusación, es oportuno leer las revelaciones publicadas por Agencia Nova por parte de fuentes vinculadas a la lucha contra el tráfico de personas. Estas aseguran que, tanto Susana Trimarco como la propia Marita “habrían trabajado de prostitutas”. “Cuando Marita fue desaparecida, la desaparecieron de adentro del consultorio del médico ginecólogo donde había ido a hacerse un aborto”, cuentan.
Según los mismos informantes, “el tema no pasa porque Marita haya sido o no prostituta, es más complicado”. Aseguran por lo bajo que Susana Trimarco “cobra fortunas si es víctima y Marita no aparece”, y que madre e hija “se vieron, por lo menos, cuatro veces en estos años”.
A esas palabras se suman las de otra docena de testigos, los cuales coinciden en tirar abajo la trama oficial. Esa historia, dicho sea de paso, abunda en contradicciones.
En tal sentido, nadie aún ha sabido explicar por qué Marita ostenta más de 70 cruces telefónicos con el proxeneta José Medina y otros personajes dedicados a la promoción y regenteo de la prostitución. Es una de las partes más incómodas de la causa judicial y figura a fojas 7.431.
Allí queda al descubierto que, entre junio de 2001 y diciembre de 2002, desde el teléfono de la familia Trimarco-Verón —0381-423-3506— se hicieron y recibieron llamados a diversas personas vinculadas al proxenetismo, como el mencionado Medina y también los hermanos Víctor y René Marchisio.
En el mismo sentido, uno de los testimonios que aparecen en el expediente a fojas 1.114, es el de Ana María Jesús Zelaya, quien aseguró que Marita se fue por voluntad propia de su casa para irse a Jesús María con este último. Según esa testigo, ex pareja del oscuro Medina, el dato siempre estuvo en conocimiento de Trimarco, lo cual quedó comprobado a lo largo del juicio oral. Ello lleva a preguntarse: ¿Por qué la madre de Marita suele callar respecto a esta incómoda realidad?
Para refutar algunos de los mitos de esta interesada trama, basta leer la impecable declaración brindada por el ex secretario judicial de Tucumán, Ernesto Baaclini, quien puso en duda la veracidad de los dichos de los principales testigos presentados por Trimarco al afirmar que ”ninguna de las Marita vistas por ellos en La Rioja y Tucumán son coincidentes, lo que me hace dudar que realmente haya sido secuestrada por la fuerza”. Inclusive en un transcurso de su declaración se permitió dudar de la culpabilidad de los proxenetas riojanos y apuntó los cañones contra el entorno familiar de Marita Verón.
El funcionario se encargó de remarcar las contradicciones entre fechas y lugares que fue vista Marita Verón por los testigos reservados que fueron declarando en la causa : “Cuando una la veía en La Rioja, otra para esa misma fecha decía haberla visto en Tucumán. Y a pesar que algunas declararon que Marita tenía un supuesto hijo del Chenga Gómez, lo extraño es que ninguna la vio embarazada”.
Antes de continuar debe decirse que Baaclini no es cualquier persona: se desempeñó como secretario judicial de la causa Verón entre el 2002 y el 2005. Según cuenta la crónica de Perfil.com:
Durante su paso por tribunales, Baaclini, no ocultó su resentimiento contra Susana Trimarco, que en reiteradas oportunidades lo había acusado de cajonear la investigación para beneficiar a Rubén Ale y a la hora de declarar manifestó que le llamó mucho la atención la supuesta llamada que recibe Trimarco de su hija Marita después de la desaparición, proveniente de un teléfono de Río Gallegos, que al investigar descubrimos que estaba a nombre de la hermana de la novia de su hijo Horacio Verón. En ese momento Trimarco nos dijo que la voz era inconfundible, aunque con el tiempo dijo que se trató de una mala interpretación”.
Tampoco ahorró críticas contra el principal investigador de la causa, el comisario Jorge Tobar, a quien trato de descalificar continuamente poniendo de relieve las desprolijidades que deslizó a lo largo de la causa y que lo diferenciaban de la investigación. Según contó Baaclini, Tobar se molestó cuando le sugirió que dejará de investigar la pista riojana y comenzará a profundizar más sobre el entorno familiar: “Entre las cosas que se deberían haber profundizado esta la relación que mantenía Marita con su cuñado Adrián Catalán. De acuerdo a la declaración testimonial de un militar que la ve `por la zona de Arsenales, a poco de su desaparición, la supuesta Marita iba acompañado por un hombre que respondía en un 98 % a la descripción de Adrián Catalán”.
“A esto —agregó Baaclini— habría que sumar lo que nos contó Susana Trimarco que su nieta Micaela vio una pelea entre Adrian Catalán con Marita que estaba en bombacha. Yo con la entonces fiscal Vermal deducimos que la pequeña había visto un acto sexual”.
Baaclini no es el único funcionario judicial que supo criticar el desempeño de la madre de Marita. El juez Daniel Moreno, injuriado por Trimarco en más de una oportunidad, también dejó su verdad a la hora de defenderse de sus ataques: "Ella no opinaba lo mismo cuando yo decía que el mismo Gobierno le pagaba lo que consumía, dónde dormía y hasta la peluquería" en el año 2006, durante el mandato de Ángel Maza.
La mamá de Verón acusó en su momento a Moreno de ser quien trabó la investigación judicial, pero es sabido que el magistrado jamás tuvo ese expediente en sus manos. La única participación del funcionario fue haber recibido un exhorto desde la justicia tucumana que le entregó a la policía para llevar adelante un allanamiento.
En este punto, hay cinco interrogantes que debería responder la propia Susana Trimarco:
1-¿Por qué nunca se ahondó en la hipótesis del secuestro como consecuencia de deudas de juego ocasionadas por su esposo, Daniel Verón, tal como ella misma denunció en las primeras fojas del expediente judicial? La madre de Marita olvida sus dichos con gran facilidad, como cuando pidió que se investigue a David Catalán como autor del posible asesinato. Todo ello, como se dijo, consta en la causa de marras.
2-Trimarco pide en estos días que se investigue al ex gobernador Julio Miranda; sin embargo, ¿olvida que ella misma frecuentó al entonces mandatario reiteradamente y hasta el 2008, lo cual consta en los registros oficiales de Tucumán? Allí, entre otras, está asentada una visita de la madre de Marita junto a su nieta Micaela en ese año.
3-¿Recordará la madre de Marita que ella misma declaró en el expediente judicial no recordar a ninguna persona puntual que hubiera visto a su hija en el burdel riojano? "No recuerdo", admitió cuando fue interrogada, tal cual puede verse en la foja 61 del fallo ad hoc.
4-¿Por qué la mujer insiste en acusar públicamente a Rubén Ale por la evaporación de su hija, pero jamás pidió que sea llamado a declarar judicialemente?
5-¿Por qué la madre de Marita elogia públicamente a Alperovich y su mujer, Beatriz Rojkés, dos de los principales responsables de la trata de personas en Tucumán? La propia Trimarco lo advirtió en febrero de 2012: “Yo, de estúpida me iba a la Casa de Gobierno (provincial): estaba toda la mafia ahí. (...) Son los que manejan la droga y la prostitución en esta provincia. Yo no sé por qué todo el pueblo de Tucumán no se anima a enfrentarlos".
La explicación tal vez repose en los fondos que la fundación María de los Ángeles Verón recibe por parte del mandatario tucumano. El último de ellos consta en el Decreto 74 / 2013 del 22/01/2013, que se basa en el expediente N° 088/110-F-2013.
Allí reza claramente que se le otorga a la institución que comanda Trimarco “un subsidio con cargo de oportuna rendición de cuentas, por la suma total de $480.000.- pagadero en seis (6) cuotas mensuales y consecutivas por un monto de $80.000 cada una, a partir del mes de enero del corriente año”.
La madre de Marita es la que debería dar explicaciones por esta y otras incongruencias discursivas en las que incurre últimamente. Por ejemplo, por qué desistió de apoyar la marcha por el asesinato de la joven Paulina Lebbos, donde aparecen claramente los rastros del poder político tucumano.
En fin, no se trata solo de lo que figura en ese expediente judicial. Cualquiera que camine por la periferia del Parque 9 de Julio de Tucumán, donde yo mismo estuve indagando al respecto, podrá escuchar de primera mano lo ocurrido con Marita Verón.
Mi investigación a ese respecto fue extensa, dedicada y cuidadosa. Sin embargo, parece no ser de interés del tribunal que intenta determinar lo ocurrido con la hija de Susana Trimarco (2). Al menos, es lo que denotan los abogados de la mediática mujer.
Por lo visto, para ellos es más interesante desacreditar a un periodista independiente que llegar a la incómoda verdad de los hechos que se investigan.
Christian Sanz
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(1) Hablar del caso Verón, no solo me provocó ser injustamente calumniado —a través de acusaciones de lo más inverosímiles— sino también problemas laborales y profesionales, tema del cual hablaré en un futuro con precisión.
(2) No dejo de destacar la lucha de Trimarco contra la trata de personas, es de una gran valentía. Sin embargo, no justifico la mentira o exageración para forzar el avance de una causa judicial, cualquiera que fuere.