El martes 30 de junio, dos días después de la derrota, Cristina Fernández le puso la firma a su declaración jurada de bienes. En ese momento, mientras hojeaba las siete carillas de esa rendición de cuentas preparada por su contador Víctor Alejandro Manzanares, el resultado de las elecciones dejó de importarle.
Sabía que en cuestión de días, acaso horas, cuando presentara el documento ante la Oficina Anticorrupción y trascendiera a la prensa, un nuevo escándalo la tendría como protagonista: la noticia del inexplicable incremento de la fortuna de los Kirchner, que pasaron de declarar 17.824.941 pesos a 46.036.711 en el transcurso de un año, y que desde el 2002 hasta hoy multiplicaron su riqueza por 21, dio la vuelta al mundo.
Y nadie reparó en un detalle que la Presidenta consideraba un atenuante a su favor: sólo 788.629 pesos de esa fortuna están a nombre de ella. Pero, ¿cómo diferenciar la parte de Cristina de la de su marido cuando se trata de bienes gananciales, casi todos adquiridos mientras se turnaban en el ejercicio de la Presidencia?
Noticias rastreó las razones explicitadas y ocultas del boom económico del matrimonio sobre la base de las declaraciones juradas que ambos vienen presentando desde antes de llegar a la Casa Rosada, y a las sociedades anónimas, los negocios privados y los distintos ingresos por alquileres, intereses bancarios y ventas de inmuebles que reconocen en esas rendiciones de cuentas, que en demasiados puntos no cierran.
Desde el 2002, cuando Kirchner —aún candidato— admitió ante el diario La Nación que su patrimonio sumaba 2.239.515 pesos con 85 centavos, hasta la última declaración en que el matrimonio reconoce bienes por 46 millones, se observa un crecimiento inaudito del 2.000 por ciento en apenas seis años. Los motivos no hay que buscarlos en la contabilidad tradicional.
Milagro en El Calafate. La joya de la economía de los Kirchner es su hotel boutique Los Sauces, que les demandó una inversión de 8 millones de pesos en el 2007 y ahora arroja ganancias fabulosas. Vecino a la casona del matrimonio en El Calafate, el resort es administrado por los dueños del Hotel Panamericano, de la familia Relats, que pagaron 400.000 pesos por mes a los Kirchner en concepto de alquiler durante el primer año de explotación y en el 2008 pasaron sin explicaciones al doble: 800.000 pesos por mes, según admiten fuentes de la empresa.
En la última rendición del matrimonio K eso les significa un ingreso de 9,5 millones de pesos anuales.