Desde hace unos días, comenzó a circular de manera incesante a través de Internet un documento supuestamente emitido por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) en el que se autoriza a Máximo Kirchner a comprar 100 mil dólares a precio oficial, es decir, 4,60 pesos.
Según el referido comprobante, la compra se habría realizado en un solo día y en un banco de Santa Cruz perteneciente a la familia Eskenazi, muy cercana en su momento al kirchnerismo.
Hay que mencionar que, a simple vista, el documento muestra serias falencias que tiran por tierra cualquier pretensión de veracidad. Por caso, en la parte superior hay una leyenda que dice "2012-Año del Trabajo Decente, la Salud y Seguridad de los Trabajadores". Esto es falso, ya que ese lema fue el invocado el año pasado; el actual es el "de homenaje al doctor D. Manuel Belgrano".
Luego, debe decirse que el Banco de Santa Cruz ya no es más "provincial" como augura el referido papel. También hay que prestar atención a que este no habla de 100 mil dólares, sino del equivalente a la transacción por 100 mil pesos. Asimismo, llama la atención que el documento aparezca tan borroneado. Si alguien se tomó el trabajo de hurgar en la AFIP para desenmascarar al vástago presidencial, ¿por qué no documentarlo claramente?
Para comprobar la veracidad del "paper", no hacía falta tanta comprobación; solo bastaba hacer un mínimo chequeo ante la AFIP, entidad que ha desmentido la versión.
En fin, hay algo más grave que la circulación de ese paper de manera indiscriminada por la web: el hecho de que no pocos medios de prensa lo hayan publicado como si fuera real y certero. ¿Qué ha ocurrido con el proceso de chequeo —mínimo al menos— que los medios solían utilizar antes de dar a conocer las noticias?
No le hace bien al periodismo caer en este tipo de manejos, sobre todo porque quita credibilidad a los medios en general. Finalmente, quien termina perdiendo es siempre el ciudadano, víctima de la desinformación cada vez más creciente.
Ya lo dijo el célebre Kurt Tucholsky: "Muchas veces el periodismo es el tejido de mentiras más complejo que jamás se haya inventado".