En el noticiero de Telefé, Reynaldo Sietecase, anoche estaba exultante y decía que “ojalá se peleen por estas cosas, quién hace más…”. Hacía referencia al crédito para construir 100.000 viviendas en cuatro años por la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en una suerte de respuesta a los créditos hipotecarios anunciado, días atrás, por el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri. Los medios oficialistas festejaban la medida en un país en que, según los índices oficiales, se construyeron 800.000 viviendas en algo más de ocho años. Lo segundo jamás se cumplió y lo primero, con los antecedentes del gobierno nacional y popular, es difícil de creer.
Mientras que el mercado inmobiliario está parado y la construcción, en franco retroceso, el ex súper ministro, Julio De Vido, también se ha derrumbado. “Si renuncias, terminas preso”, le habría respondido la Presidenta cuando el ex hombre fuerte del gobierno le pidió dar un paso al costado. De Vido pasó de manejar la obra pública, el transporte y la energía a perder el control en la estatizada YPF a manos del joven Axel Kicillof, transformarse en el primer responsable político de la tragedia de Once ya que, los trenes y el transporte en general, terminaron en manos de Florencio Randazzo y ahora, a mirar desde la platea el anuncio de los créditos de viviendas. Supuestamente este es el gobierno que más construyó viviendas en la historia argentina. Pero los ex trabajadores de Sueños Compartidos aún esperan la suya.
El domingo pasado recorrí Ciudad Oculta (ver foto que ilustra la presente nota), el centro ocupacional lindante y el Elefante Blanco que se quemó el primer día de este año, una primicia de Tribuna de Periodistas que los grandes medios recogieron cuando se estrenó el film homónimo de Pablo Trapero.
En Ciudad Oculta, los referentes locales están hartos del robo sistemático de la ayuda social a manos de los punteros y los barras locales que están bancados por los políticos del partido gobernante. “Cuando fue la campaña a jefe de gobierno, le daban 50 pesos para ir al acto de Amado Boudou quien ha venido a bancar personalmente al Pitufo Salvatierra”, me cuenta Rosa, una mujer que intenta sostener un comedor infantil.
“Me gustaría que no haya más comedores en el barrio pero en los últimos años ya son 28”. El negocio es tener un comedor y recibir las donaciones del Ministerio de Desarrollo Social. En la feria que organiza la comunidad boliviana y paraguaya, en la calle principal de la villa, los fines de semana, los productos que trae el ministerio se venden a precios irrisorios. “La ayuda no termina de llegar a la gente y, como el 80% de la gente vive de la construcción, la pobreza comienza a notarse”. La inflación se está haciendo sentir y, mientras que las clases medias, piden ser escuchadas en televisión y en la Plaza de Mayo, los más humildes están por explotar. Los punteros aún no comprendieron que los tiempos de bonanza han pasado y continúan con las mismas prácticas —mitá para el barrio, mitá para nuestros muchachos—.
El proyecto de construcción de viviendas para todos sería una genial propuesta de un gobierno con antecedentes de honradez y real interés por la justicia social. No es el caso.
En Ciudad Oculta, la Misión Sueños Compartidos fue una luz de esperanza a las promesas de urbanización del barrio que se escuchan desde 1983. Elefante Blanco, un gigante que está en peligro de construcción y pudo haber sido durante el primer peronismo, el más gran hospital de América Latina, todavía se ríen del contrato con la Fundación Madres de Plaza de Mayo que prometió el oro y el moro. El Movimiento Evita está ausente y las cooperativas cambian de nombre pero no de integrantes. Llegan contratos para barrido y cuidado de calles pero los ladrillos solo se ven en fotos. En la semana habrá novedades. Los vecinos esperan ansiosos respuestas de la hija de una importante funcionaria del gobierno nacional que dice traerá soluciones.
En Cadena Nacional se han dicho miles de cosas y cientos de anuncios. La salud, la educación y la vivienda propia son tres ejes que el gobierno nacional y popular ha puesto especial énfasis. Los resultados no son alentadores. La justicia, el pluralismo, la transparencia son valores olvidados para estos gobernantes que ya ni se preocupan en anunciar algo en ese sentido. Si en los noventa, la transformación llegó de la mano de las telecomunicaciones, durante el kirchnerismo, los cambios son discursivos. San Relato. La única verdad es la realidad, decía el general y el visitante ocasional de un barrio marginal de la ciudad o del conurbano, observará que la foto es la misma, solo que ahora, hay que alejar el lente, quitar el zoom. Las villas están más habitadas pero la precariedad es prácticamente la misma.
¿Se podrán construir 100.000 casas durante cuatro años? ¿La entrega de viviendas y el acceso al crédito será tan cristalina y honesta como lo fue en Sueños Compartidos o lo es en las miles de cooperativas truchas que abundan en el país? “La construcción de la obra pública es una de las grandes cajas de corrupción del gobierno, pero… en todos lados es igual” dijo Sergio Schoklender hace un año. El hombre, algo entendía del tema. Mientras que los gobernantes anuncian, el tiempo pasa, y la vida de millones de argentinos transcurre sin tener el ansiado techo propio que alguna vez soñaron.
Luis Gasulla
Twitter: @luisgasulla