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El pasquín de Moneta

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EL GUARDIÁN, NACIDO PARA OPERAR
EL GUARDIÁN, NACIDO PARA OPERAR

Hace un par de semanas, cuando leíaen diario Los Andes que el periodista del semanario El Guardián, Cristian Pérez Barceló, había sido imputado en una causa por el delito de coacción agravada -es decir, por extorsión-, empecé a preguntarme si no sería hora de desenmascarar a dicho pasquín y su supuesta relación con el ex banquero menemista Raúl Moneta.

 

Todo comenzó con una causa que el empresario de medios mendocino Sigifredo Alonso impulsó ante el Juzgado Nº 8 de Instrucción a cargo del juez Daniel Carniello.

Alonso, propietario de Canal 9 de Televisión y LV10 Radio de Cuyo, sostuvo que recibía amenazas anónimas y extorsiones con la intención de que se desprendiera de sus acciones en la televisora y en la sociedad Magna Inversora, que junto al grupo República -que dirigía Raúl Moneta-, había adquirido el Banco de Mendoza.

Alonso le dijo al juez que las amenazas estaban vinculadas al semanario El Guardián, que aseguró publicó numerosas crónicas y artículos difamatorios contra su persona para provocar su desmoronamiento psicológico.

Después, denunció un intento de secuestro. Y vinculó ese atentado con las amenazas anteriores.

El periodista Cristian Pérez Barceló, por su parte, llegó a la causa por una sucesión de indicios que dejaban al descubierto sus oscuros manejos. En poder del juez obran llamados teleónicos hechos y recibidos por Barceló desde su celular. En uno de ellos se comunicó con Moneta y del diálogo surgiría la relación de Moneta con El Guardián, pues habla como si fuera el dueño, consta en la causa. En esa conversación, Moneta y Pérez Barceló habrán hecho referencia al contenido del semanario y a conocidos dirigentes del Partido Demócrata como Carlos Balter, Gustavo Gutiérrez y Marcos Niven.

Pero lo que finalmente detonó para que el periodista fuera detenido fue el testimonio de una mujer que aseguró que Pérez Barceló le habría propuesto hacerle una cama (a Alonso) para perjudicarlo. Según consta en el expediente, hubo una supuesta comunicación del periodista con las oficinas del semanario. Dicen las fuentes que allá el corresponsal habría solicitado cuatro mil pesos para pagarle a dos prostitutas que habría contratado para perjudicar a Alonso (...) Les habría ofrecido protección de El Guardián y dos mil pesos.

Otros elementos que tuvo en cuenta el juez Carniello para imputar a Barceló fueron testimonios de la hija de Sigifredo Alonso, que hacen referencia a que el periodista habría intentado buscar alguna situación familiar para complicar al empresario y profundizar la campaña de desprestigio.


Indicios y operaciones

No sólo del análisis de esta causa surgen los vínculos de El Guardián con Raúl Moneta. Hay una serie de indicios y coincidencias que sugestivamente apuntan en el mismo sentido.

Y es que Perez Barcelo fue uno de los testigos con que contó el banquero para motorizar el jury que acabó con la carrera del juez federal Luis Leiva, el magistrado que investigó la caída del Banco Mendoza, del que Moneta era accionista mayoritario. En esa ocasión, Perez Barcelo declaró en una sesión secreta ante un tribunal que presidió Eduardo Moliné O´Connor, miembro de la Corte Suprema.

A su vez, el abogado defensor que tuvo el corresponsal integra el bufet de Oscar Dimas Agüero, penalista que lleva los asuntos de Moneta en Mendoza y también representa en los litigios al empresario Daniel Vila y a su socio José Luis Manzano, ambos de íntima relación con el ex banquero menemista.

Quien haya leído el pasquín de Moneta podrá percibir que dos de los principales objetivos a destrozar han sido los diputados nacionales por Mendoza Carlos Balter y Gustavo Gutiérrez, este último iniciador -junto al contador Luis Balaguer- de las investigaciones que llevaron a los bancos República y Federal Bank de Moneta y al Citibank ante el subcomité de investigaciones del Senado de los Estados Unidos por lavado de dinero.

Los artículos que involucraban a Balter en supuestas maniobras con una financiera tenían el aparente fin de embarrar la cancha de Gutiérrez. El hostigamiento que perjudicaba las perspectivas electorales de Balter buscaba hacer pelear a ambos y predisponer a los liberales mendocinos contra Gutiérrez, al convertirlo en el virtual responsable de la operación de acoso.

Y es que los mecanismos accionados por El Guardián no sólo están dirigidos a desacreditar a los personajes de quienes el ex banquero ha jurado vengarse; también sirve de ariete en otro tipo de disputas, de neto corte económico: las columnas de chismes anónimos y de dudosa honorabilidad afectan a empresarios de la provincia que han tenido relaciones comerciales con Moneta o que son propietarios de bienes sobre los que el financista ha colocado la mira. Fue el caso de Jacques Matas, integrante de Magna Inversora, la sociedad de capitalistas mendocinos que participaron con un paquete minoritario en la compra del Banco Mendoza. Caída la entidad, Matas y Enrique Pescarmona lideraron la rebelión que intentó demostrar que la danza de operaciones de call money entablada entre el Mendoza y el República, y que provocó su hundimiento, había sido diseñada desde Buenos Aires, por exclusivo designio de Moneta.

La cuestión fue llevada a sede judicial y pretendía recuperar parte del capital invertido en la aventura bancaria. El Guardián inició un ataque personal que tuvo como blanco a Matas y su familia.

El tipo de redacción de esa y muchas otras notas del semanario llevan a pensar que detrás de se encuentra el sustento de informaciones fundadas en "papers de inteligencia". No sería casual entonces que El Guardián haya tenido como primer director a Edgar Mainhard, un hombre cuyos trabajos mantuvieron siempre un claro parentesco con los servicios. Y, aunque Mainhard resultó sustituido con relativa prontitud, quién lo reemplazó, Ignacio Fidanza -un ex periodista de los semanarios Noticias y La Primera- es hijo del fallecido Amílcar Fidanza, jefe de prensa de la SIDE en los primeros tramos del menemismo.


El rey desnudo

Las andanzas de El Guardián, de Pérez Barceló y de Moneta fueron desnudadas por los periodistas Marcelo López y Marcelo Torres, del semanario El Sol, quienes aportaron sus propias evidencias: e-mails amenazantes enviados desde el guardián y afiches callejeros con sus fotos. La prensa de la provincia reaccionó con una virulenta solicitada del Círculo de Periodistas Mendocinos que fue acompañada por más de setenta de sus integrantes.

En ella se señalaba algo que todos intuíamos y nadie se animaba a decir: que El Guardián no es un medio periodístico y su corresponsal no podría ser considerado un colega.

 

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