En los 9 años y medio que existe Tribuna de Periodistas —y que llevo trabajando en su redacción—, recuerdo al menos una docena de correos electrónicos llegados a nuestra bandeja de entrada, donde diferentes funcionarios, empresarios y hasta colegas nos revelaron cómo Gustavo Sylvestre —y otros periodistas— cobraban dinero bajo mesa para hacer operaciones de prensa de todo tipo.
Lo hemos publicado cuando fue necesario, una y otra vez, tal cual se puede ver en el buscador del sitio. Ya en el año 2003, Fernando Paolella hizo una de las primeras notas sobre Sylvestre (@gatosylvestre en Twitter) y su entonces colega, Marcelo Bonelli. Allí, reveló cómo ambos eran funcionales al kirchnerismo a través de preguntas intrascendentes al entonces presidente Néstor K.
Para fines del año 2007, fue Christian Sanz, director Ejecutivo de este portal, quien contó cómo actuaba el "periodismo felpudo" de la mano de los referidos Sylvestre-Bonelli: "En el día de ayer, el saliente presidente Néstor Kirchner fue entrevistado por los ¿periodistas? Marcelo Bonelli y Gustavo Silvestre para el programa de televisión 'A dos voces' que ambos conducen en el canal de cable TN. Allí, el primer mandatario se explayó con confianza y tranquilidad frente a la obsecuencia vergonzosa de ambos conductores, quienes sólo atinaron a asentir cada afirmación del primer mandatario aún cuando fuera falaz".
En esa misma (breve) nota, Sanz advirtió que "la esposa de Sylvestre trabaja en el Congreso de la Nación, dato que sugestivamente suele esconder el periodista".
Luego de publicado ese artículo, una asidua fuente gubernamental de TDP aportó a la redacción un documento donde quedaba al descubierto que Sylvestre cobraba dinero por parte de la ex SIDE, obviamente sin declarar y a través de una cuenta del banco Macro.
Ello fue publicado tres días más tarde en una nota que generó mucho revuelo, titulada "La cadena de la felicidad", donde se revelaron los nombres de los periodistas que cobraban por parte de la Secretaría de Inteligencia, dependiente de Presidencia de la Nación.
En ese listado, hay quienes cobran más y cobran menos: Sylvestre está en el primero de los ítems, al tope de los sobresueldos en negro.
Esas revelaciones hicieron que el periodista, ahora bajo las órdenes del oscuro grupo Vila-Manzano —famoso por blanquear dinero, primero del anticastrismo y luego de ciertos hechos de corrupción— se enfureciera con Tribuna. Eso sí, jamás pudo desmentir nada de lo publicado en estas páginas.
Pero el límite llegó hace poco, a través de una nota de mi autoría, donde revelé que su esposa, Marcela Beatriz Adaime, tiene el cargo de Directora de una de las tantas áreas que conforma Presidencia de la Nación. Su legajo laboral es el nro. 14860 y su Categoría A-4 (Dtor. Nacional). Lo hice porque Sylvestre negó el dato, faltando a la verdad.
Allí mismo comenté que la mujer también cumple funciones como Asesora de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado de la Nación, tal cual se desprende de la página oficial del parlamento argentino.
A partir de ese momento, la furia del periodista se reveló por doquier, llegando al recurso más bajo: el de la amenaza. Su pretensión era que se borraran las notas mencionadas, especialmente la que hablaba de su esposa, lo cual no se hizo.
Frente a ese panorama, Sylvestre optó por ensuciar a este sitio, de la mano de Jonathan Viale, un oportunista, hijo de otro gran operador llamado Mauro Viale. Ambos, padre y vástago, fueron oportunamente denunciados por este sitio por sus irresponsables maniobras pseudoperiodísticas.
En esta oportunidad, aseguraron que TDP ya no pertenecía a sus actuales dueños y que había sido vendido a Cristian Ritondo, polémico operador del macrismo y titular de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Debo decir que ello es absolutamente falso. Tribuna sigue siendo un sitio independiente y honesto, sin más dueños que los que escriben en estas páginas virtuales.
Sí es cierto que cobramos por parte de la Legislatura una pauta publicitaria, pero es en blanco y a cambio de un banner —una publicidad— que se puede ver al costado derecho de la página de TDP. Es lo mismo que ocurre con otros anunciantes, como la municipalidad de Morón, tarjeta TEI y otros.
Ello no nos evita hacer duras críticas a quienes publicitan. ¿Quién ha escrito cosas más duras contra los ex y actual intendentes de Morón que Tribuna, a quienes se ha asociado a los hechos más gravosos que se recuerden? Jamás la pauta nos ha callado.
Lo mismo ocurre con el macrismo, fuerza a la que le reprochamos cuestiones de diversa índole (y que jamás nos cuestionó por haberlo hecho). Ayer mismo escribí una dura nota por la suspensión de docentes que parodiaban a Macri. ¿Se hubiera publicado algo así si el sitio fuera de Ritondo, a quien Christian Sanz denunció en su momento por hacer operaciones de prensa?
Los señalamientos contra el macrismo no han sido solo periodísticos. El director de este medio ha denunciado judicialmente a Horacio Rodríguez Larreta por tráfico de influencias en el año 2010. Frente a estos hechos, ¿cómo puede decir una burrada tan grande Sylvestre?
Como editor Ejecutivo de este portal, jamás he visto que se censurara una nota, nunca. Y de ello dan fe los periodistas que colaboran cada día, quienes tienen agenda abierta para escribir sobre lo que les plazca. Baste preguntar a Eliana Toro, Nidia Osimani, Luis Gasulla, Pablo Dócimo, Marcelo López Masia, Diego Goldberg, José María González, María Luisa Torres, Roberto Maturana, Gustavo Contarelli, Ladislao Vadas, Mónica Filippi y tantos otros que cada día conforman esta redacción. En casi 10 años de existencia jamás se prohibió publicar nada de nada. ¿Cuántos medios pueden decir lo mismo?
Si mañana mismo cualquiera de los colegas mencionados quisiera hacer una dura nota contra Ritondo, se publicaría sin chistar. Es más, se los invita a hacerlo si desean.
Ello habla de la honestidad con la que aquí se trabaja, lo cual se contrapone al multimedios Vila-Manzano, donde se desempeñan Sylvestre y su "protegido" Viale. Allí, las operaciones periodísticas son vergonzosas y evidentes. ¿Quién no recuerda cuando A24 aseguraba que Daniel Vila era el nuevo titular de la AFA aún cuando era falso? ¿Y qué hay de las permanentes operaciones contra Cablevisión y el grupo Clarín y los aprietes a políticos y empresarios?
Ese tipo de periodismo, donde la extorsión se confunde con el oficio, es el que practica Sylvestre, en un multimedios donde no existe otra cosa más que la práctica mafiosa.
No es mi intención hablar sobre el papel de la prensa y sus vicios. Esta impensada columna surgió luego del enojo de mi colega y amigo Christian Sanz por los dichos de Sylvestre. Por conocer la honestidad de este último, siento que tengo el deber de decir las cosas como son.
No se trata solamente de un buen periodista, sino de una excelente persona, intachable. Sanz le ha pedido a Sylvestre un debate público, con pruebas en la mano —las cuales tenemos de sobra, admito— pero este no se ha animado a llevarlo a cabo.
Me parece que ello lo dice todo: cuando una persona tira una piedra y luego esconde la mano, no hay más que decir. Es sinónimo de que no tiene elementos serios para discutir.
En contraposición, nuestra evidencia, que demuestra todo lo aquí contado, está a disposición de Sylvestre. Solo debe aceptar el debate público, nada más simple.