Ayer, tras jurar que es "inocente", Felisa Miceli se negó a declarar en el juicio oral y público que se inició en su contra por el hallazgo de una bolsa con 100 mil pesos y 31.670 dólares dentro del baño en su despacho.
"Prefiero declarar en otro momento. Mis abogados me dijeron que puedo responder después las preguntas", aseguró la ex ministra de Economía del gobierno de Néstor Kirchner, acusada de encubrimiento y destrucción de prueba. En ese marco, la funcionaria resaltó: "Soy inocente de todo esto y espero que en el resto del debate se aclare en lo que va a pasar acá".
¿Es inocente Miceli, como asegura? Si es así, ¿por qué no explica de una vez y por todas de dónde provino la bolsa de dinero que apareció en el baño de su despacho?
Esto último configura uno de los principales misterios de todo el caso que involucra a la ex Ministra de Economía. ¿Quién le dio el dinero que apareció en su poder?
La respuesta la aporta Fabián Spollansky con lujo de detalles en su libro “La mafia judía en la Argentina”. Allí, el autor habla de que su interés por investigar el tema que da título a su obra, “surge en gran parte por mi experiencia personal (…) A partir de la relación que me genera Eduardo Elsztain con el arquitecto Jaime Grinberg, director del BHSA (relacionado con el escándalo de la bolsa encontrada en el baño del despacho de la ministra de economía, Felisa Miceli).”. Y avanza:
Cuando Elsztain telefónicamente me comunica que puedo mantener una reunión con este arquitecto Grinberg con el objeto de llegar a un acuerdo luego de que mi empresa obtuviera un fallo favorable en primera instancia del juicio que le iniciáramos al Banco Hipotecario SA por daños y perjuicios en el año 2000.
Esa reunión con Grinberg, director en representación del Estado, según me enteré en ese momento, se realizó en el sexto piso del BHSA, en el comedor de los directores del grupo IRSA, donde hizo alardes de manejo y de poder con respecto a Miceli y Elsztain.
Lo único que me queda claro de esa reunión es que él estaba allí puesto por Felisa Miceli (ministra de economía del momento), cosa que me lo dijo en un tono altamente amenazador, agregando que era el encargado de los arreglos entre Elsztain y la Miceli.
A partir de los problemas de la Miceli con los ladrillos de dinero contante y sonante encontrados en el baño de su despacho y todo lo acontecido con relación a todos estos hechos, comprendí por qué este arquitecto Grinberg se encontraba ahí, lo cual me decidió llamarlo a Elzstain por teléfono para decirle lo que yo opinaba sobre ese tema.
Intenté comunicarme a la oficina del Elsztain. Su secretaria me informó que le expresara por mail todo lo que yo quisiera decir, cuestión que entendí como una negativa a recibir mi llamado.
Entonces decidí escribirle un mail a Eduardo Elzstain manifestándole que él no se sentía lo suficientemente satisfecho con:
-Lo mal que estaba dejando a la colectividad judía con semejante comportamiento por el tema de la Miceli y los sobornos y las denuncias que lo involucraban a él y al BHSA.
-Perjudicar a la gente mediante las operatorias del BHN que incluyeron tanto a las empresas originantes y constructoras, como a los adjudicatarios de créditos.
-Con las Obligaciones Negociables emitidas por el BHSA por mas de 1200 millones de dólares, que nunca pagó y le significaron presentarse en un APE (Acuerdo Preventivo Extraconcursal) generándole más de un centenar de pedidos de quiebra, tema que al día de la fecha no está resuelto.
-Los problemas de Elzstain, Mindlin, Zang, Viñes, y sus colaboradores, en forma personal y de sus sociedades con la Comisión Nacional de Valores.
-Las pérdidas que arrojó el BHSA desde que lo maneja el grupo IRSA. S El vaciamiento que le estaban produciendo al BHSA. •S Todas las denuncias penales que tenían.
-El BHSA estaba técnicamente quebrado según el Acuerdo Preventivo Extraconcursal.
-Destituir a dos funcionarios puestos por la ministra.
-Bajar y comerse "literalmente" una ministra de Economía de un país, cosa que en mi vida había escuchado.
-El embargo de las acciones que tenía el estado en un fideicomiso en Estados Unidos y que un abogado de su entorno (socio de Zang, asesor del BHSA, asesor de Irsa, etc.) Martín Esteban Paolantonio, las realizó con el consentimiento de la Miceli.
Con todo énfasis le manifesté hasta dónde llegaba su soberbia y angurria, (dos de los pecados capitales) y que no le importaba nada de lo que ocurriera con toda la gente que perjudicaba, mandando al muere a dos delfines suyos, y a la ministra misma, lo que le auguré que por ese camino iba a terminar igual que Beraja.
Ese mail lo tenía en la carpeta de borradores y me pareció muy fuerte para mandarlo, pero como le hablé por teléfono y la secretaria me dijo que no me iba a atender personalmente y que todo lo hiciera vía mail, lo estuve pensando un día entero, hasta que se lo mostré a Nancy, mi señora...Ella me decidió:
"Sí. Si es la verdad, mándaselo".
Se lo mande a eso de las 14 y 45 horas - Le dije a Nancy:
"Ahora me llama..."
No pasaron más de 15 minutos y suena el celular y veo una llamada de Buenos Aires. Atiendo y era la secretaria de Elsztain, preguntándome si lo podía atender al "Señor Eduardo". Le contesté:
"Nunca le negué un llamado a nadie, páseme con él. No tengo ningún problema en atenderlo".
Con un tono muy agradable Eduardo Elsztain me comienza a dar una serie de explicaciones respecto del mail que yo le había escrito, diciendo por ejemplo:
"No estoy de acuerdo con vos en lo que me escribiste, no es tan así. Yo no tengo nada que ver con el episodio del baño de la ministra. Nunca antes llegamos a un acuerdo con tu empresa (respecto al litigio que mantenemos) porque los dos somos judíos y un acuerdo entre nosotros no iba a ser bien visto en el ministerio de economía donde yo tengo que rendir cuentas permanentemente de todos los actos del BHSA.
Fue entonces cuando le dije:
Me parece raro que me hayas llamado por teléfono para explicarme o rendirme cuentas a mí de algo que se lo tendrás que explicar a la justicia en su momento, a lo que agregó, por la alusión a Beraja:
Las maldiciones no me llegan. - Le contesté:
Es una bendición que alguien que no fuera de tu entorno te hiciera reflexionar y decirte las cosas como son y cómo las ve el común de los mortales.
Luego de lo cual se despidió en buenos términos.
Y me quedé pensando que todo lo que le escribí era tan cierto, tan real, que había llegado a él no como una ofensa, sino como un destape de la verdad, que vulneró su soberbia y lo obligó a mostrar debilidad, llamándome a mi celular.
Era tan patético lo que le escribí y a la vez tan verosímil que se molestó tanto hasta perder el orgullo y la dignidad. No aguantó las ganas de decirme cosas que le traicionaban el subconsciente. Como se dice, lo puse en el llano.
No me hubiera llamado, si el mail que le envié no hubiera dicho la verdad, esa misma verdad que no quería escuchar.
Seguí cavilando y descubrí que me había equivocado en algo: Elsztain no va a terminar igual que Beraja. Va a terminar mucho peor.
Más adelante, en el mismo libro, Spollansky vuelve sobre el tema:
Los manejos internos poco adecuados en el área legal del ministerio de economía durante la gestión Miceli, permitieron la materialización de un embargo internacional contra las acciones que el Estado posee del BHSA, quedando demostrada totalmente la negligencia, y la pasividad dolosa de los funcionarios a cargo.
No siendo casuales las visitas de Grinberg y March al despacho de la ministra Miceli y de los sobornos dados a ésta, no por la adjudicación de obras, sino para realizar esta operación para quedarse con todas las acciones del BHSA.
A pesar de esta y otra información que públicamente dio a conocer a través de su libro —y que confirmó a través de declaraciones públicas—, jamás la Justicia llamó a declarar a Fabián Spollansky.
Tal vez aún no sea tarde para que los jueces soliciten su testimonio, solo basta la voluntad de saber hasta dónde llegar la verdad.
María Luisa Torres