La semana pasada debí responder una carta en la cual un lector se mostraba molesto por ciertos comentarios que se aprueban bajo los artículos periodísticos de este portal. Ello provocó la respuesta de Maximiliano Grau, quien está en desacuerdo por la decisión tomada por mí respecto a la moderación de las opiniones:
No estoy de acuerdo con borrar o prohibir comentarios, se entiende claramente que TDP no tiene por qué estar de acuerdo con lo escrito en ellos.
Si a alguien no le gusta lo que dice un comentario simplemente no lo lee o lo ignora uno sabe a lo que se expone al escuchar las opiniones de los demás en un foro abierto, en un caso como el comentario expuesto anteriormente el que queda mal es el ignorante que escribió semejante comentario en TDP.
Me parece un hecho básico de la libertad de expresión, sentirse ofendido por la opinión de otra persona es una ridiculez.
Si se estuviera promoviendo la violencia hacia un grupo, o individuo, o mintiendo descaradamente sobre estadísticas o hechos comprobables sería otra historia pero tan solo se está haciendo una análisis (ridículo, pero análisis al fin).
Bajo la misma lógica, de prohibir análisis “ridículos” y “teorías conspirativas”, estoy seguro de que a más de uno en Página/12 le gustaría cerrar este portal.
Es interesante lo que dice el lector, pero no estoy del todo de acuerdo. Jamás se ha censurado un comentario por ser ridículo o impulsar alguna teoría conspirativa. Todo lo contrario: si se leen las largas opiniones que suelen dejar personas como José Petrosino o Eduardo Linares, se verá que ello no ocurre, aún cuando ambos afirman cosas insensatas e incomprobables.
Diferente es el caso de aquellos que usan la sección de comentarios para injuriar y destilar su odio contra ciertas personas o grupos sociales. Ello no puede permitirse bajo ningún concepto, sobre todo porque se trata de foristas que se escudan en el anonimato.
Por otro lado, se trata de comentarios que no aportan a la nota central, sobre la cual se está opinando.
Es muy delicado el límite entre la moderación y la censura, por lo cual debe trabajarse cuidadosamente y con adecuado sentido común.
No es un capricho de este ombudsman, sino la necesidad de cumplir lo que dice el propio Manual de Estilo de este portal en su apartado 3.7 de la sección de "criterios editoriales". Allí se menciona que en las notas de TDP debe primar la "prudencia y el sentido estético (…) Los artículos que publique Tribuna deben evitar el sensacionalismo y la exageración en el tratamiento y divulgación de la información."
Respeto lo que dice el lector Maximiliano y le agradezco por escribirme, pero no comparto sus conceptos por los motivos arriba descriptos.
Dicho esto, aprovecho para saludar a los lectores e invito a quienes quieran dejar sus inquietudes a que me escriban a ombudsman@periodicotribuna.com.ar.