Los comentarios, ¿son parte del contenido periodístico de una nota o una “extensión” que va más allá generando una discusión aparte? ¿Se deben moderar o no? ¿De qué manera?
Es todo un tema, inagotable, que merece un manual aparte. Los comentarios en Tribuna de Periodistas no son la excepción a lo que pasa en otros portales de noticias. Si se los modera, los lectores maldicen; si se los permite, también.
Ya en su momento, en 2011, el CEO de este portal aclaró cómo se manejan los comentarios del sitio, frente a la eterna disconformidad de los lectores.
Yo mismo hice lo propio en 2014 respecto de una persona que se quejaba porque decía que censurábamos lo que comentaba. Expliqué entonces:
Debo confesar que se trata de una situación muy delicada, ya que el límite entre la opinión y la injuria a veces es imprecisa.
En general, la decisión editorial siempre es la misma: ante la duda, se aprueba el comentario. Es mejor equivocarse a favor de la libertad de expresión que de la censura.
Hay tres personas que de manera permanente revisan los comentarios, tanto en el sitio como en las redes sociales. Es un trabajo agotador, ya que los lectores nunca dejan de opinar, pero es necesario para poder mantener ágiles ciertas discusiones de coyuntura.
Todo lo antedicho es una especie de introducción a la carta que me envió esta semana Alejandro Iannaccio, lector de TDP, quien afirmó:
Creo que Ud. tendra acceso amplio a los comentarios de los post que los periodistas proponen. Los lectores por su parte comentan y dan su opinión sobre el artículo.
En mi caso yo utilizo el nickname “alessandrogenoa”. Mis comentarios son siempre tratando de mostrar cómo se reflejaría el articulo desde una posición liberal, que es mi filosofía política.
Cuando uno actúa en un foro como el propuesto por PT inmediatamente se da cuenta que en general son siempre los mismos lectores que comentan. Y algunos son inteligentes aunque opinen distinto a lo que yo propongo.
Hay un grupo pequeño que son de inteligencia liliputiense que solo saben denostar sin proponer. Otros de ese grupo son destructores de ideas, para lo cual utilizan el mismo nickname del opinante pero intentando injuriar.
Así, por ejemplo, usan: “siquiatra de alessandrogenoa”, “novia de alessandrogenoa”, o directamente insultando utilizando el propio nickname, esto es: alessandrogenoa.
Lo mismo acontece con otros foristas que ven deformados sus propios comentarios. Yo pensaba, ahora ya no más, que la idea del foro era para prestigiar, o sea aumentar el valor periodístico del sitio, pero en la práctica yo observo que el nivel intelectual del portal ha descendido, La responsabilidad de la calidad de PT es de su dirección que a mi juicio debería no censurar (Dios no lo permite dirían los progres) pero si el artículo es sobre economía y yo opino que el forista tal es tal o cual cosa, sin siquiera mencionar alguna idea del artículo, creo que el articulo debería ser CENSURADO con mayúscula.
Primero que nada, agradezco a Alejandro que me haya escrito, siempre es un gusto para mí recibir comentarios por parte de los lectores. Luego, me remito a las preguntas que hice al comienzo de esta columna. ¿Cuál es el límite de los comentarios que se dejan en un sitio, cualquiera que fuere? Es todo un problema, difícil de resolver.
Ello nos obliga a remitirnos a nuestro Manual de Estilo, puntualmente la sección “Tópicos periodísticos” donde se asegura: “Los lectores de Tribuna tienen siempre un lugar para poder opinar, sin reservas ni censura, debajo de cada artículo que se publica en el sitio”.
Mi intervención llega hasta acá, si hay algo que moderar o encarrilar ya entra dentro de las funciones de los editores de TDP. Exhorto a los responsables del portal a tomar riendas en el asunto, de manera urgente.
Los saludo como cada semana y les recuerdo que siempre pueden escribirme, sin restricciones, a ombudsman@periodicotribuna.com.ar.