Tribuna de Periodistas nació en el año 2003 como una alternativa a los medios tradicionales y como periódico de “segunda lectura”. En buen romance, los lectores de este sitio son usuales consumidores de otros diarios a la hora de informarse —en general, de manera superficial—, e ingresan a Tribuna cuando necesitan conocer qué se esconde detrás de las noticias que acaban de leer.
No es lo único que caracteriza a este portal, sino también el hecho de saber vincularse con los lectores y hasta permitirles expresarse de manera totalmente democrática. En tal sentido, hay quienes nos apoyan, quienes nos critican y quienes se mantienen indiferentes ante lo que se publica; pero todos tienen un lugar para poder opinar, sin reservas ni censura, debajo de cada artículo que publicamos.
A menos —eso sí— que haya algún ataque calumnioso y/o injurioso contra alguno de los que escribimos en este medio u otra persona referida, o no, en nuestras notas.
Si ello no pareciera suficientemente democrático, Tribuna permite también la opinión abierta a través de su página de Facebook y de su cuenta de Twitter. Ello sin contar con el correo electrónico y el número de teléfono de la redacción, donde también suelen dejar sus inquietudes los mismos lectores.
También se ha incorporado el servicio de Whatsapp Business, para que los lectores tengan un contacto directo con esta oficina en cualquier momento del día. A través de esa vía, no solo se puede hablar con TDP, sino además adherirse al envío de las noticias o preguntar lo que quieran, sobre el tema que les plazca. Se puede escribir al (261) 271-0830 o directamente hacer clic acá.
Sin embargo, cada tanto aparecen comentarios de personas que aseguran que son censuradas por este medio. Son lectores que no suelen dar evidencia de ello, pero que no dudan en dejar duras acusaciones en los comentarios de nuestros artículos.
Muchas veces —la mayoría— se trata de bloggers que trabajan bajo las rentadas órdenes del oficialismo de turno, pero otras de despistados lectores que dejan comentarios en una nota específica creyendo que lo han hecho en otra diferente.
En sentido similar, hay que mencionar que muchas veces los comentarios se acumulan y demoran en aprobarse, pero es solo una cuestión temporal. Hay tres personas de la redacción que viven abocadas a revisar todo lo que se deja por escrito, pero ocurre que a veces quieren almorzar, cenar o tomar un breve descanso. Esto no lo entienden algunos de los ansiosos comentaristas.
Tal vez sea poco importante hacer referencia a la cuestión, pero nos parece pertinente, no tanto por el hecho de alertar sobre los incorregibles activistas K, sino para advertir a los lectores honestos acerca de su posible equivocación o apresuramiento.
En otro orden de cosas, sería relevante preguntar a los bloggers K cómo es que medios que son de signo oficialista, como los diarios Tiempo Argentino, Página/12, revista Veintitrés y hasta agencia Télam, no permiten comentarios a sus artículos. ¿No son acaso defensores de la libertad de expresión como les gusta pregonar?
Ahí es cuando se acaba la mentira del oficialismo, que tanto hincapié gusta hacer acerca de la manifestación espontánea del pueblo. Es un dato que no es menor y que tiene que ver con otra falacia: la de sostener que el kirchnerismo es un gobierno progresista.
Baste recordar escándalos como las coimas de Skanska, la desaparición —léase “el robo”— de los fondos de Santa Cruz, la manipulación del Indec, el veto al 82% móvil a los jubilados, la entrega de la minería, el ingreso de las valijas de Antonini Wilson y la cocaína enviada a través de la aerolínea Southern Winds —por mencionar solo lo más relevante— para descubrir la mentira de ese supuesto progresismo.
Dicho sea de paso, ninguno de esos temas será contado a través de ninguno de los medios que responden al oficialismo, en los cuales suelen abundar las loas a los Kirchner, las cuales ni siquiera son espontáneas. Hay que recordar que solo el programa de TV 6,7,8 cuesta al Estado —es decir, todos nosotros— la friolera de 11 millones de pesos al año.
Pero, a pesar del enorme costo que genera al Estado el sostenimiento de esos medios, sus resultados son casi nulos. La mayoría de ellos, por caso, tienen menos del 10% de las lecturas de este sitio. Y en sentido inversamente proporcional, su gravitación en la agenda diaria es casi nula.
Eso es porque la gente mastica vidrio pero no lo traga. Sabe la sociedad que lo que allí se publica es ficción y solo se ataca a los enemigos del oficialismo de turno.
Al mismo tiempo, eso explica el crecimiento imparable de la prensa independiente: solo medios como Tribuna muestran denuncias contra el Gobierno pero también contra Clarín, el macrismo, duhaldismo, denarvaismo, menemismo y cualquier otra expresión que lo amerite.
Por eso, volviendo al punto central de esta nota, nos es honroso decirles que seguiremos abriendo canales de comunicación con los lectores, para que puedan expresarse con total libertad más allá de su signo político o ideología.
Como se dijo en el principio de esta nota, no existe medio de comunicación más democrático que Tribuna. Tampoco existe periódico más independiente y honesto.
Aprovechamos para saludarlos con cordialidad y agradecimiento, como siempre.
Christian Sanz
Director Periodístico de Tribuna de Periodistas