Sergio Massa no lo confirma ni lo desmiente, pero el hecho ocurrió y ha sido confirmado por una altísima fuente de su entorno a este portal. Se trata de una carpeta que inteligencia de Gendarmería le alcanzó el viernes pasado por la mañana donde se le advirtió que el gobierno nacional preparaba un hecho conmocionante en su territorio, para intentar complicarlo en el último tramo de la campaña por las legislativas.
Según el informante, un poderoso intendente de la zona oeste del conurbano, quien acercó el documento al mandatario de Tigre es un referente cercano a Raúl Maza, ex vocero de los gendarmes que protestaron el año pasado por un incremento salarial, enervando los humores de puntuales funcionarios del kirchnerismo.
¿Es real o mera especulación la advertencia al candidato del Frente Renovador? Es imposible saberlo, pero inquieta el gobierno que sea Maza quien se encuentra detrás de la movida. Su figura aparece en el marco de las sospechas gubernamentales respecto de la difusión del video que complica a Juan Cabandié, en consonancia con el intendente de la localidad de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino.
No hay duda alguna a esta altura: el affaire de Cabandié discutiendo con la agente de tránsito fue manipulado para dañar al candidato capitalino del Frente para la Victoria. No es algo que lo exima de responsabilidad por su vergonzoso comportamiento, pero le da un inquietante marco.¿Hay otros videos, complicando a otros referentes del oficialismo como presume Maza o es apenas un signo de alarde?
El daño que hizo la filmación de Cabandié al oficialismo es mensurable: lo han refrendado los principales encuestadores a través de un crudo veredicto: Daniel Filmus perdería su banca de senador.
A esta altura, es una cuestión menor. El enemigo principal en estas horas es Massa. Su victoria, por la diferencia que fuere, será victoria al fin. Y el gobierno sabe que un día después de las elecciones, el 28 de octubre, el intendente de Tigre lanzará su campaña presidencial, trocando el sueño kirchnerista en cruel pesadilla. ¿Estará Cristina en condiciones de saber la “buena nueva” o aún debe resguardársela pensando en su operado hematoma craneal?
Ese interrogante es el que impulsa en estas horas a unos pocos afiebrados del Frente para la Victoria para golpear a Massa y tratar de lograr lo imposible. ¿Querría la presidenta que la última semana de campaña esté exenta de esas operaciones? Nadie lo sabe y nadie puede preguntárselo, lo cual pone los nervios de punta a propios y ajenos.
Massa sospecha que algo intentará el kirchnerismo y, por ello, salió rápidamente a aclarar que nada podrán encontrar en su contra: “La foto más comprometida mía es bañando a mi hija”, aseveró en las últimas horas.
El mandatario tigrense desconfía de la naturaleza del oficialismo. “Si no tuvieron empacho en entrar a mi casa a robar, harán lo que sea para erosionarme”, le dijo en secreto a Cariglino en los últimos días.
Massa ostenta en su haber un peritaje que demuestra que, el 20 de julio por la tarde —día en el que entraron a su domicilio—, el celular de Alcides Díaz Gorgonio, recibió dos llamados del Ministerio de Seguridad de la Nación. Fue apenas dos horas antes de que el prefecto ladrón ingresara al barrio cerrado Isla del Sol, donde vive el candidato del Frente Renovador.
El dato surge de los peritajes tecnológicos que se realizaron sobre el teléfono secuestrado en el mismo allanamiento en el que Gorgonio fue detenido. “En este celular, que en la compañía figura a su nombre, también se encontraron llamadas y mensajes de WhatsApp borrados intencionalmente que los peritos pudieron recuperar y preparan los resultados del análisis para la próxima semana”, según publicó diario Perfil el fin de semana.
Lo que genera suspicacia en el entorno de Massa es el hecho de que Gorgonio estaba de licencia al momento del robo. ¿Cómo se entiende entonces que lo llamaran dos veces desde la cartera de Seguridad?
Pero hay más: según Perfil, la investigación judicial también llevó a interceptar un teléfono asignado a Prefectura de personal de Tigre, desde el que se realizó un sospechoso llamado a un testigo de la causa.
“Según relató uno de los agentes de seguridad que estuvo en Isla del Sol el día que ingresó Gorgonio, por la madrugada antes de declarar, recibió dos llamados a su casa en el que una voz desconocida le preguntó si asistiría a prestar declaración. Horas después, los peritos determinaron que el celular desde el que se llamó al testigo está asignado a un agente de Prefectura. Desde este teléfono, ese mismo día, también hay una llamada a otro prefecto sospechoso por el robo que cumplía funciones en el barrio cerrado el día del robo”, según el diario.
A menos de una semana para que se voten las legislativas, el clima empieza a enrarecerse. Podría ser un síntoma de sobreactuación… o no. Dependerá de algo tan intangible como ausente en la política argentina: el tan mentado sentido común.
Christian Sanz
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