Contada fríamente, la trama parece de chiste, pero no lo es. Tres jueces condenan a una docena de acusados utilizando como base un expediente que fue sustanciado por magistrados diferentes.
Lo curioso es que, sobre la base de la prueba acumulada, esos otros jueces habían liberado de culpa y cargo a los acusados. A su vez, el nuevo tribunal jamás leyó los cuerpos del expediente por el cual se terminó sobreseyendo a los supuestos malvivientes.
Eso mismo es lo que sucedió en el marco de la causa judicial que investiga la desaparición de María de los Ángeles Verón, ocurrida en abril de 2002. Es tan absurdo, que parece una broma. Lamentablemente no lo es.
Juez y parte
Emilio Páez de la Torre es un juez tucumano que cobró inesperada relevancia en los últimos días luego de haber sido uno de los que integró el tribunal que condenó a los acusados por el Caso Marita Verón.
Sin embargo, hay un dato que le ha dado más celebridad aún: fue el único de los tres magistrados que votó en disidencia. “Lo hice porque no tenía certezas sobre la culpabilidad de cada uno”, dijo a este periodista en comunicación telefónica.
-¿Cómo es que sus colegas entonces condenaron a los acusados? ¿Ellos sí trabajaron en la prueba del caso Verón?
-No, lo que hizo el tribunal fue basarse en el fallo dictado por Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano.
-Pero ese fallo culminó en la absolución de los acusados.
-Sí, es algo que nunca ví antes. El que valora la prueba es el que conoce los hechos y determina si hay culpables y quiénes son. En este caso, yo siento que no puedo fijar una condena en un caso que no juzgué. Nunca escuché a los abogados defensores ni a los acusados, tampoco pude analizar cómo se comportaron los imputados durante el debate.
-La verdad que suena extraña la metodología.
-Es un procedimiento que no está contemplado en nuestra legislación y en ninguna otra del país.
-Independientemente de ello, no queda clara la eventual culpabilidad de los acusados.
-Yo no tengo idea si los acusados son culpables o inocentes. No tengo certezas sobre la culpabilidad de cada uno.
-Pero, ¿no vio el expediente?
-No, nosotros no vimos el expediente. Lo que hicimos fue dar cumplimiento a un fallo de la Suprema Corte de Justicia de Tucumán, que revirtió el fallo absolutorio de Piedrabuena, Herrera Molina y Romero Lascano.
Las palabras de Páez de la Torre coinciden de alguna manera con los dichos del abogado Jorge Cáceres, patrocinante de los hermanos José "Chenga" y Gonzalo Gómez —dos de los acusados, por lo cual hay que tomar su testimonio con pinzas—, quien calificó al fallo judicial como "una vergüenza" porque "hace dos años atrás un tribunal independiente absolvió a mi defendido como a los 12 imputados porque no había pruebas para condenar".
En diálogo con FM Identidad, Cáceres dijo que "si en 12 años no hubo apruebas justo ahora la Corte Tucumana reinterpreta el otro fallo" y lo calificó como "arbitrario".
Para Cáceres nunca se comprobó que Marita Verón pasó por la provincia de La Rioja y ni "Liliana" Medina ni sus hijos, supuestos dueños de conocidos prostíbulos de la zona, la conocieron: "Nos falta una pieza clave de cómo llegó esta chica a La Rioja, si no se probó nunca el secuestro de los hermanos Rivero que fueron absueltos"
En la entrevista por Ahora es Nuestra la Ciudad, que conduce el reconocido periodista Luis Gasulla, Cáceres dijo que el fallo responde a cuestiones políticas pues "no me cabe ninguna duda porque en diciembre del 2012, la señora Presidenta estaba en cadena nacional, y decía del tema de este caso sin conocerlo y cómo un tribunal iba a absolver a unos delincuentes, ahí empezó el tema de la democratización de la justicia y se politizó el caso". Cáceres recordó que, luego del fallo absolutorio, el gobernador José Alperovich dijo que haría lo que Trimarco le dijese pero "esta cuestión política la bajó la Presidenta, por pedido de la señora Trimarco y la Corte tucumana no guardó decoro ni prudencia, pero dio una opinión del tema".
Cáceres diferenció la politización del caso Marita Verón con el de Paulina Lebbos que "no se tocó porque el señor Lebbos —por Alberto— no es profeta del gobierno ni pidió ayuda como Trimarco que le dan subsidios en gobierno nacional, el provincial, el de La Rioja, Córdoba y todos".
Concluyendo
El caso Verón sigue siendo analizado por los medios con una liviandad que sorprende. Aún hoy, a doce años de ocurrida la desaparición de Marita, ningún periodista intentó acceder al expediente de marras. La excepción es quien escribe estas líneas.
La postura de ser “políticamente correctos”, lleva a los medios a sostener a pie juntillas solo lo que dice Susana Trimarco. Ello a pesar de que sus declaraciones públicas difieren ostensiblemente de sus dichos en sede judicial, como se ha publicado en este portal oportunamente.
¿Por qué nadie se anima a contradecir a la madre de Verón? Peor aún: ¿Por qué nadie se anima a remarcar sus contradicciones?
En las últimas horas, varios medios recordaron el derrotero de Marita. Lo hicieron de la siguiente manera: “Tenía 23 años el 3 de abril de 2002 cuando fue secuestrada en la esquina de su casa y de acuerdo con la investigación realizada, estuvo mantenida cautiva en la localidad de Yerba Buena, hasta ser llevada a La Rioja para ser prostituida”.
¿Dónde consta que estuvo cautiva en ese lugar? ¿Qué evidencia hay de que pasó por La Rioja? Es peligroso cómo los medios hicieron esas temerarias afirmaciones, solo basadas en dichos de Trimarco, a la cual paradójicamente no mencionan. Para colmo, aseguran que ello surge de la “investigación realizada”.
Cualquiera que lea sin apasionamiento el expediente judicial podrá refutar fácilmente esos dichos. No obstante, se ve que es más cómoda la corrección política.
La verdad siempre puede esperar. ¿A quién le interesa acaso?
Christian Sanz
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