Este domingo, un parte enviado por la Unidad Médica Presidencial volvió a poner la salud presidencial bajo la lupa. Allí se indicó que Cristina Kirchner, ingresó al Sanatorio Otamendi en "la tarde de hoy" luego de presentar “un cuadro febril infeccioso. Debido a ello se decidió su internación para estudio y tratamiento".
El comunicado fue demasiado escueto para aclarar la cuestión y fue firmado por los doctores Marcelo Ballesteros y Ricardo Solla.
¿Qué es lo que no se está contando acerca de la salud de la jefa de Estado? Hace un par de semanas, el pasado 17 de octubre se dijo que Cristina presentaba un cuadro de faringitis por lo cual se le indicó "reposo por 48 horas y control evolutivo". Quien lo hizo fue el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro, en línea con un comunicado emitido por la Unidad Médica Presidencial.
En las redes sociales se dejaron ver mensajes de desconfianza, porque el día anterior la presidenta había hablado por cadena nacional y no presentaba signo de malestar alguno, menos aún de tal magnitud que ameritaran 48 horas de descanso.
Esto sucedió al mismo tiempo que la salud de Cristina fue tema de rumores en torno a una eventual internación en la Fundación Favaloro, como publicó Tribuna de Periodistas más temprano ese mismo 17 de octubre.
Para generar más suspicacias, esa mañana el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró que la jefa de Estado permanecía "extraordinariamente bien de salud y muy activa en el trabajo cotidiano".
¿Por qué tanto secretismo entonces en torno a la salud de Cristina? ¿Qué es lo que no se está contando? ¿No bastó acaso con lo sucedido en su momento con Néstor Kirchner, cuyo estado se ocultó hasta que ya no pudo hacerse más?
La salud de un presidente no es algo oculto ni secreto, es un tema que atañe a la sociedad toda, ya que se trata de la persona que maneja la cosa pública. Por eso, insistimos: ¿Hasta cuándo seguirá el mutismo?