Hay muchas maneras de definir a Luis Gasulla, pero dos son los principales calificativos que lo pintan de cuerpo entero: valentía y honestidad.
No es algo menor en un momento en el que la mayoría de los periodistas argentinos prefieren la extrema mesura a la hora de informar. Mayormente para no perder sus vergonzosos privilegios —muchos de ellos mal habidos—por parte del gobierno nacional.
Gasulla es un tipo valiente, se la juega en sus notas una y otra vez, y nunca pasa desapercibido por el tenor de sus denuncias. Como a todo hombre de prensa que se anima a decir las cosas como son, le llueven amenazas, cartas documento y alguna que otra demanda.
A pesar de ello, Gasulla no cede en sus principios ni en la impronta de revelar lo que pocos se atreven.
Su libro “El negocio de los derechos humanos” fue la gran revelación de los últimos años, ya que terminó, de una vez y por todas, con el gran mito de los Kirchner. Aquel que rezaba que estaban harto interesados en los derechos humanos.
Esa obra fue un verdadero best seller y, por ello, fue convocado nuevamente por Editorial Sudamericana para continuar con su valiente labor.
Su segundo libro es aún mejor que el primero, porque no solo habla del magro presente argentino, sino también del futuro. Relata minuciosamente cómo el kirchnerismo prepara un terreno de impunidad antes de dejar el poder. Gasulla lo cuenta como nadie, a través de una obra que atrapa desde la primera hasta la última página.
Ciertamente, es sencillo hacer un libro que llame la atención de los lectores, con denuncias rimbombantes y datos poco fiables.
Sin embargo, el colega logra el mismo efecto con ecuanimidad y honestidad. Con un trabajo de precisa ingeniería. Por ello, su obra está lejos de ser panfletaria y escapa a la trampa de la ideología.
Dice lo que tiene que decir y, lo que no puede demostrar, no lo menciona. Eso es periodismo de verdad.
“El negocio de la impunidad”, así el título del nuevo trabajo de Gasulla, es incómodo en muchos aspectos. Porque revela cosas que muchos no quieren saber y porque acaba con ciertas "leyendas urbanas" de la política que muchos aún creen a pies juntillas.
Quien escribe estas líneas, leyó dos veces esa majestuosa obra, atrapado por completo por la manera en cómo está relatada la luctuosa trama K de los últimos años.
No hay mucho más para decir, solo una cosa más: el libro de Gasulla no defrauda, tiene todo lo que tiene que tener y mucho más.
Se trata de una gran obra, que terminará siendo a futuro un inevitable manual de consulta de la corrupción del kirchnerismo. ¿Qué más se puede pedir?