Ayer nomas, Elisa Carrió sorprendió a propios y ajenos al asegurar por televisión que Cristina Kirchner planea un "autogolpe" y que "va a romper la Constitución". A ello agregó: "Estoy loca porque sé que estoy demasiado cuerda y sé que me pueden matar (sic)".
Ya el sábado pasado, la legisladora de Coalición Cívica había sorprendido al considerar que un texto que había difundido la presidenta, en el que advirtió sobre el "bautismo del partido judicial", respondía al "intento de generar un autogolpe" junto al jefe del Ejército, César Milani.
"La carta de la Presidenta es la prueba de lo que dije el miércoles en el Congreso", planteó Carrió, al acusar al Gobierno de "mostrar un intento destituyente que no existe para generar un autogolpe junto a Milani, situación que ya advertí ante la Organización de los Estados Americanos (OEA)".
La legisladora se expresó en estos términos luego de la publicación difundida por la mandataria, en la que renovó sus críticas al Poder Judicial y acusó a jueces y fiscales de conformar un "partido judicial opositor y destituyente del Gobierno", además de calificar de "decididamente opositora" la "marcha del silencio" en homenaje a Alberto Nisman.
¿Alcanza la misiva que publicó la presidenta —fuera de lugar, desde ya— como para sostener algo semejante? ¿Guarda relación la queja de la jefa de Estado con un eventual autogolpe?
A menos que cuente con algún elemento complementario, Carrió ostenta gran irresponsabilidad al afirmar lo que sostuvo públicamente. Una gran porción de la ciudadanía escucha con atención sus apocalípticas impresiones, y no puede evitar entrar en pánico al hacerlo.
En ese contexto, lejos de llevar tranquilidad a la sociedad, Carrió insiste en su escalada y hasta asegura que ya "informó" a las embajadas de los países miembros de la OEA sobre "la necesidad de defender la institucionalidad republicana en Argentina y la región".
A esta altura, debe mencionarse que el chiste del “autogolpe” no es nuevo ni novedoso. Hace años, este mismo cronista refutó un curioso correo electrónico, conteniendo un mensaje catastrófico en ese sentido.
El título lo dice todo: “¿Se viene el autogolpe?”. Allí se menciona un escenario caótico en el corto plazo, a través de medidas que llevaría adelante el kirchenrismo supuestamente para victimizarse.
Según el mail de marras, el oficialismo prepararía las siguientes medidas en los próximos días (textual):
1. Crear escenario de estallido social, adjudicado a Moyano, Clarín, etc.
2. Decretar estado de sitio y emergencia.
3. Trasladar la sede del gobierno a Campo de Mayo (por eso la semana pasada sacaron a todos los presos políticos que estaban allí, Videla y varios más).
4. El estallido lo van a configurar ellos en la Capital para intervenir el gobierno y sacarlo a Macri.
5. Simultáneamente intervienen la provincia de Buenos Aires por la misma causa.
6. Cambio de ministro de economía. Ajuste económico, pero con el poder total y bajo estado de sitio.
¿Se animaría Cristina a proclamar estado de sitio o dar un "autogolpe" estando tan cerca de dejar el poder?
Más adelante, el mismo correo asegura que Cristina busca dar un “autogolpe para hacer el ajuste necesario (sic)”, agregando que existiría “una orden preparatoria al Ejército para tener unidades militares en condiciones de operar en ámbitos urbano, con la excusa de ayudar a las villas de emergencia”.
Finalmente, se asegura en el mail que se estaría previendo “la desocupación de un edificio importante del Comando de Campo de Mayo, sin conocerse el motivo”.
Baste mencionar que el correo electrónico comenzó a circular en el año 2011 para percatarse de que no hay nada cierto allí. Es hasta una cuestión de sentido común: ¿Le serviría hacer algo así a un gobierno que está en la puerta de salida y que aún conserva un interesante margen de imagen positiva?
Muchas veces, la mejor manera de chequear una información es sobre la base del más básico sentido común. No hacen falta mayores evidencias fácticas.
A la hora de analizar los dichos de Carrió, son más sus pifies que sus aciertos. Baste recordar dos de los más célebres: en diciembre de 2003 dijo "Me quieren liquidar"; unos meses después, en abril de 2004 auguró: "Ahora viene la pelea final en el PJ y habrá conflictos como los de 1975 y 1976 (...) Será duro, pero no hay que tener miedo, porque de allí saldrá una nueva dirigencia".
Y una perlita: en 2009 —es decir, hace seis años— Carrió ya había denunciado que el kirchnerismo preparaba un “autogolpe que interrumpa la continuidad institucional”.
Como sea, a pesar de su valentía —que siempre merece destacarse—, la legisladora de Coalición Cívica comete a veces inexplicables excesos. Muchas veces pareciera que, más que predecirlos, desea que ocurran los hechos catastróficos que menciona.
La oposición debe controlar al poder de turno, es su función. Pero debe hacerlo con responsabilidad y cordura, sin la necesidad de apelar a golpes bajos… o “autogolpes”.