La muerte de Lola Chomnalez, ocurrida en diciembre del año pasado, sigue revelando inesperadas sorpresas. La investigación judicial sigue siendo errática y confusa, y las pistas que lleven a la verdad parecen alejarse a medida que avanzan las semanas.
Pero eso no es todo: el periodismo parece decidido a avanzar en su propia desvergüenza. Luego del papelón en el cual seis “perejiles” fueron detenidos y liberados consecutivamente, en las últimas horas, todos han vuelto a caer en una nueva trampa.
Ocurrió después de que el diario El Observador de Uruguay asegurara que un nuevo sospechoso se había quebrado y confesado el crimen de la adolescente de 17 años. En menos de 48 horas, ello se demostró falso.
¿Cómo es posible que los periodistas sigan cayendo en la trampa de no chequear la información antes de publicarla? ¿Cómo ello pudo ocurrir cuando la vez anterior el mismo medio había cometido un pifie similar?
Se insiste en la idea: no se trata de cualquier caso, sino de uno en el cual existieron sucesivas informaciones desmentidas. Una más vergonzosa que la anterior.
No obstante el papelón que vivieron los medios por haber seguido a pie juntillas esa errática información, ahora todos han vuelto a la carga. Parece que no les alcanzó con el desprestigio ya ganado en esos días.
Es tan simple como real: la función de la prensa es informar; para ello debe ceñirse, tanto a la rigurosidad como a la cautela. Y a ello debe agregarse un tópico que no se aprende en ninguna universidad: sentido común.
Lamentablemente, muchos periodistas hoy prefieren hacer “la fácil” y ganar una eventual primicia, aunque después se demuestre falsa. ¿Para qué ser el primero en contar algo que contarán miles, en una era donde las redes sociales mataron el concepto de “primicia”?
El periodismo debe actuar con responsabilidad, honestidad y, principalmente, humildad. Es lo que desean aquellos que consumen noticias, especialmente en momentos en los que todo es confuso. En días en los que la ideología mató los pilares de la prensa “objetiva”. ¿Hace falta acaso mencionar los estropicios que hacen a diario los medios oficialistas o el grupo Clarín, cada uno a un extremo del “relato”?
El caso Lola debería ser una bisagra para la prensa, un antes y un después, para que no vuelva a ocurrir algo igual. El periodismo debe depurarse, de una vez y por todas, es hora de volver a los viejos manuales, esos que nunca fallan.
Nunca mejor el momento para hacerlo.
Por fin un periodista con autocrìtica.- El periodismo ùltimamente no tiene lìmites en sus expresiones.- Hay calumnias e injurias de manera indiscriminada, incluso entre pares periodistas.- Ello es un muy mal ejemplo para las nuevas generaciones del periodismo.- Esta nota expresa correctamente lo que sentimos muchos argentinos todos los dìas al leer o escuchar permanentes descalificativos o imputaciones delictuosas hacia muchìsima gente que luego se demuestra que no tanìa nada que ver..., pero eso luego el periodismo no lo aclara y para muchos el concepto queda.- El periodismo se olvidò de un adjetivo calificativo que antes tenìa mucho valor... " la honorabilidad de la persona ".- Hoy descalifican a cualquiera, no importa si mienten o ensucian..., solo importa el raiting.- Recordando a los viejos periodiastas de Argentina, èstos de hoy me AVERGUENZAN .-
Hay muchos que son como la foto de la abuela . . . siempre en la cómoda.
Plenamente de acuerdo señor Sanz. Y no es ni el único ni el primer caso. A mi entender, el caso Pomar fue el más indicativo de esta tendencia, pero se cometieron "dislates" informativos en casi todos los casos resonantes (y debería pensarse en cuanta influencia tuvo la propia prensa para convertirlos en resonantes"), como el caso Candela, donde buena parte de las idas y venidas surgieron de la falta de seriedad y profesionalismo de quienes debían investigar, o los inicios del caso Angeles Rawson, poniendo bajo sospecha a la familia, hasta el actual caso Nisman. Creo que se esta causando un daño difícilmente mensurable a la noción de libertad de prensa.
Cuando el periodismo se dedique a sus funciones específicas, esto es INFORMAR y si dan opinión, hacerse cargo de sus errores con sus bienes y dejar a la policía y poder judicial que ejercezan su función, pero tenemos a los "investigadores" televisivos Mauro Zceta, Pablo Kaplan, Canalleti, etc. que no tienen ni idea de lo que es la guardia de una comisaría, ni lo que ello implica, menos lo que es la calle en materia policial con todas sus miserias (no lo que se ve en policías en acción), que forman opinión o por lo menos direccionan, analizando estupideces de los expedientes judiciales, y poniendo el grito en el cielo cuando se quiere comenzar a investigar por donde se debe ENTORNO FAMILIAR Y hay que agarrar para otro lado y aparecen los perejiles para acallar a las fieras, cuando el poder político mete las manos en casos que son meramente policiales por intereses ajenos; tenemos lo que tenemos como Candela (que nunca se supo con tenía relaciones sexuales y la madre sabía), Ángeles otra interferencia del gobierno al igual que con Nisman (Berni de por medio), y podemos seguir con la lista, pero para terminar DEJEN DE MOLESTAR A LAS INVESTIGACIONES, LOS POLICÍAS, SOBRE TODO LOS MÁS VIEJOS, SABEMOS HACERLO NO SOMOS MONONEURONALES, LOS AÑOS Y LA CALLE Y LA TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTOS QUE DESGRACIADAMENTE HOY SE HA CORTADO TAMBIÉN POR INTERFERENCIA POLÍTICA, PERMITIERON QUE MUCHOS "FAMOSOS" DELINCUENTES HAYAN DADO CON SUS HUESOS EN LA CÁRCEL. Ejemplos sobran y son muchos.