Si había algo que esperábamos muchos argentinos era el encuentro entre el papa Francisco y el Presidente Macri. Y éramos muchos porque, en realidad, lo que esperábamos, era que el pontífice tuviera una actitud muy distinta a la que venía teniendo. Sin embargo no fue así.
No es ninguna novedad que la Iglesia hace política. No es ninguna novedad, tampoco, que el papa, representante de Nuestro Señor en la tierra, debe ser, ante todo un gran político.
Vayamos a la muestra más contundente. Unos de los flagelos del siglo pasado fue, sin dudas, la instalación del comunismo. Y fue el papa Juan Pablo II el artífice de comenzar a gestar la caída del imperialismo soviético. Claro, precisamente él era polaco, uno de los países sometidos a la dictadura comunista.
Evidentemente, Juan Pablo II estaba del lado de los buenos. Ahora bien, Francisco, ¿de qué lado está? Repasemos algunas actitudes del ex Cardenal Bergoglio.
Recibió, de manera amable y sonriente a cuanto aspirante a dictador lo haya visitado. Desde Evo Morales hasta el presidente de Irán, Hassan Rohani, pasando por Rafael Correa, Nicolás Maduro y Raúl Castro, y ni hablar de la larga lista de kirchneristas que fueron en manada hasta Roma a sacarse una foto con él, entro los que figuran, ni más ni menos que Guillermo Moreno.
Fue a Cuba, dos veces. Cabe recordar que Fidel Castro, el peor dictador y genocida de América persiguió y combatió a la Iglesia católica, sin embargo, a su hermano Raúl le dijo textualmente: "Envíele mis respetos al comandante". ¿Respeto a un dictador genocida?
Y hablando de dictaduras y genocidas. Nunca jamás Francisco pronunció una palabra sobre el preso político encarcelado en Venezuela por el régimen de Maduro, Leopoldo López. Algo realmente muy llamativo.
Pero lo verdaderamente inentendible es, y digámoslo con todas las letras, el destrato hacia Macri, a quien ni si quiera llamó para saludarlo cuando fue electo, y a quien atendió de manera más que distante por apenas 22 minutos.
¿Cómo se explica, entonces, que Francisco haya recibido de manera afable, amena y sonriente a cuanto kirchnerista haya ido a visitarlo cuando ellos fueron quienes no solo lo acusaron de tremendas barbaridades como de haber participado en la dictadura haciendo incluso fotomontajes en el diario ultra kirchnerista Página/12 sino que además repudiaban su elección?
Pero no debemos olvidar lo más grave, el lobby hecho por el entonces embajador en el Vaticano, Juan Pablo Cafiero, en contra del Cardenal Bergoglio para tratar de evitar que lo elijan papa.
Imposible olvidar tampoco cuáles fueron las primeras reacciones del kirchnerismo en general apenas Bergoglio se convirtió en Francisco, y mucho menos del destrato y desplantes que le hicieron los Kirchner cuando habitaba la Catedral porteña.
Dos reflexiones finales. Evidentemente, el papa no está del lado correcto, dejó bien claro de qué lado está, sus propios hechos lo demuestran. La segunda es que Macri estuvo genial al someterse a ese ninguneo. Lo muestra como un hombre sencillo y conciliador. Parecería que se invirtieron los roles.