Si hay algo que caracterizó al General Perón fueron sus frases célebres. Tan célebres fueron que, todavía hoy, ningún dirigente peronista, a la hora de hablar, deja de citar alguna.
Entre las más populares podemos encontrar: "Para un peronista nada mejor que otro peronista", "Primero la patria, después el movimiento y por último los hombres", "Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar" y muchísimas más, incluso, algunas no tan afortunadas como "Para el enemigo, ni justicia".
Siguiendo con las frases célebres de políticos argentinos, existe una perteneciente a Ricardo Balbín que muchos, especialmente los más jóvenes, se la adjudican a Perón o, por lo menos, la utilizan los peronistas como propia, y es "el que gana gobierna y el que pierde ayuda", aunque en realidad la han modificado a: "El que gana gobierna y el que pierde acompaña".
Todo esto no significa que estas frases se apliquen a rajatabla, ni mucho menos. Son solo frases hechas, "marketineras" y que, en honor a la verdad, no solo casi nunca se cumplen, sino que en la práctica ocurre todo lo contrario.
El caso más emblemático es el de la frase de Balbín. Nunca, jamás, el peronismo ayudó o acompañó cuando le tocó ser oposición, sino todo lo contrario, lo único que hicieron fue ponerle palos en la rueda al Presidente de turno. Si esa frase la tendríamos que aplicar a la realidad de lo que es el peronismo como oposición debería decir: "El que gana gobierna, el que pierde conspira".
Por supuesto que el kirchnerismo no iba a traicionar a esa costumbre justicialista, y es lo único que están haciendo desde antes del 10 de diciembre de 2015.
Pero, en esta ocasión, ese accionar tan peronista es muchísimo más crudo y evidente, y es lógico, visto desde el punto de vista kirchnerista, obviamente.
El ejemplo más claro y contundente es el de poner en el centro de la agenda política el tratamiento de la "Ley anti despidos".
No es necesario mucho desarrollo para argumentar que la Ley anti despidos no solo no sirve para absolutamente nada, sino que además es contra producente. Bastan, y sobran, tres claros ejemplos. El primero es que quien la impuso, post crisis 2001, el entonces Ministro de Economía Roberto Lavagna, reconoció que no sirvió. El segundo es que uno de los principales defensores de esta ley, el diputado kirchnerista especialista en temas laborales Héctor Recalde, ya en en 2014 manifestó que “prohibir despidos obstaculiza nuevas contrataciones”; y el tercero y más contundente es que la mismísima Cristina Fernández dijo exactamente lo mismo en numerosas ocasiones.
Entonces, ¿cuál es la verdadera razón por la que la oposición desea implementar esta incomprensible ley? Lo vamos a decir de manera simple, fácil y sencilla. La cuestión de fondo es perjudicar al gobierno, ¿para qué? Para desestabilizar, ¿Para qué? Para voltear al gobierno, ¿por qué? Porque muchos, muchísimos ex funcionarios kirchneristas —y muchos de los actuales— saben que, tarde o temprano terminarán presos, y saben que la única manera de zafar es volteando al gobierno de Macri.
Esa es la realidad, y cuando se termine el culebrón de la Ley anti despidos arremeterán con otra cosa. De hecho, ya están tratando de instalar la idea de que uno de los socios de Lázaro Báez fue Macri.
Como arrancamos este artículo con frases peronistas, lo quiero cerrar con una frase de otro peronista, que sintetiza todo de manera perfecta. Dijo Julio Bárbaro: "Como oposición son lo peor".