En las elecciones de 2015 se dio, una vez más, un clásico argentino: Votar por descarte al menos malo. Por lo tanto, si decimos que Mauricio Macri resultó electo Presidente gracias al desastre generado por Cristina durante sus ocho años de gobierno populista —especialmente los últimos cuatro— en lugar de sus propios méritos no nos equivocamos, de ninguna manera.
En octubre tendremos elecciones legislativas, y en esta ocasión el resultado de las urnas tendrá una importancia relevante, tanto para el oficialismo como para la oposición.
Cabe destacar que cuando hablamos de "oposición" estamos hablando del peronismo en general y del kirchnerismo en particular.
En Argentina, donde los hechos se suceden de manera vertiginosa, es muy difícil proyectar que podrá ocurrir de acá a octubre, máxime cuando todavía no sabemos si Cristina se presentará o no a las PASO, pero sí podemos analizar cuál es el panorama hoy.
La realidad dice que mucha gente que en 2015 votó por un cambio está disconforme y desilusionada con la administración Macri que, dicho sea de paso, sigue gobernando para quienes no lo votaron. Sin embargo, van a seguir votando a Macri, porque la mayoría cree que lo que hay en frente es cien veces peor.
Pero vayamos a datos concretos y reales. En primer lugar, cuando se supo que Rogelio Frigerio integraría el Gabinete, muchos, especialmente gran parte de los votantes macristas, esperaban políticas económicas desarrollistas, cosa que, hasta ahora, brillan por su ausencia.
Tampoco se esperaba esa especie de populismo filantrópico y seguir manteniendo los planes sociales tal como se recibieron. Pero tampoco se hizo prácticamente nada con temas más preocupantes como la inseguridad.
En líneas generales, no estamos mejor, pero tampoco peor. Eso sí, seguramente, si hubiese seguido el kirchnerismo estaríamos mucho peor, casi como Venezuela. El ejemplo más claro es la Provincia de Santa Cruz.
Ahora bien, ¿qué tenemos del otro lado? ¿Cómo fue el desempeño del kirchnerismo como oposición? La respuesta se puede escribir con una sola palabra: pésimo.
Desde que Macri asumió el gobierno, prácticamente todo el rol de la oposición en general y, obviamente, el kirchnerismo en particular, se redujo a tratar de boicotear y meter palos en la rueda a absolutamente todo lo que la administración de Cambiemos pretendió hacer.
El ejemplo más claro y contundente es el de poner en el centro de la agenda política el tratamiento de la "Ley anti despidos".
Luego intentaron imponer una ley de emergencia social, que entre otras cosas proponía crear, de la nada misma, un millón de puestos de trabajo, que finalmente terminó en un acuerdo entre el gobierno y movimientos piketeros que le costará a las arcas del Estado unos 30.000 millones de pesos en el lapso de tres años.
Pero no solamente se ocuparon de presentar proyectos ridículos, que dicho sea de paso hacen que uno se pregunte por qué no los impulsaron cuando fueron gobierno. También se dedicaron, como dijimos, a cuestionar absolutamente todas las medidas tomadas por el oficialismo. Increíblemente trataron de invalidar hasta el levantamiento del cepo al dólar y el acuerdo con los "fondos buitre".
Incluso, se ocuparon de boicotear la ley de reforma política, que no es otra cosa que cambiar el sistema de votación por el voto electrónico o boleta única.
Evidentemente, cuestionar el encontrar soluciones a problemas que ellos generaron y jamás supieron resolver es boicotear al gobierno, ya sea por inútiles, mala leche, o ambas cosas.
También boicotearon el aumento a las tarifas de luz y gas, algo que como todo el mundo sabe, debía hacerse para tratar de solucionar la crisis energética que también ellos generaron en sus más de 12 años de gobierno. Y hay más. Un clarísimo ejemplo de ello es lo que hicieron con la reforma al impuesto por ganancias.
Por lo tanto, ¿qué ideas podría aportar el peronismo/kirchnerismo para solucionar los problemas que ellos mismos crearon?
Todas las ideas y/o proyectos sobre Políticas de Estado que pueda aportar el peronismo, con la colaboración del sindicalismo, son medidas tendientes a desgastar y perjudicar al gobierno. Siguen apuntando a lo mismo que apuntan desde el principio, tratar de voltear al gobierno para poder manejar la Justicia a su antojo y poder zafar de las decenas de casos de corrupción por las que varios ex funcionarios K, encabezados por Cristina, deberán rendir cuentas tarde o temprano.
El peronismo sigue haciendo lo único que sabe hacer, peronismo, por eso están tratando por todos los medios de buscar la unión de todos los cuadros peronistas, pero el kirchnerismo, que en realidad es más peronismo que el mismísimo peronismo, sigue haciendo kirchnerismo, y esto no hace más que seguir beneficiando a Macri.
Como dijimos al principio, muchos votantes del PRO están muy desilusionados, pero viendo el desempeño de la oposición, y teniendo al descubierto gran parte de la corrupción que generó el kirchnerismo, la inmensa mayoría de esos votantes volverá a votar, aunque disconforme, a Cambiemos, y muchísimas personas que en 2015 votaron a Scioli —no por ser kirchneristas, sino por no votar a Macri— difícilmente vuelvan a votar al peronismo.
Por eso, estimado lector, no tenga dudas de que en las próximas elecciones se dará, una vez más, el clásico argentino: Votar por descarte al menos malo.