Y un día lo dijo. No fue a un medio local, pero lo admitió al menos. Cristina Kirchner reconoció que en su gobierno hubo corrupción. “Es innegable”, sostuvo en una entrevista que le hizo diario El País de España.
Es curiosa la afirmación, toda vez que la expresidenta se ha empecinado en negar que su gestión estuviera enchastrada de funcionarios corruptos. Lo negó una docena de veces en los últimos diez años. La última, en la entrevista que le hizo Luis Novaresio.
Como sea, aparece el inevitable interrogante, la persistente pregunta: si sabía que su gobierno contaba con subalternos putrefactos, ¿por qué no hizo nada al respecto?
Ahora no sirve la autocrítica remota, fría y oportuna, con el marco de fondo de la tragedia de Once, donde medio centenar de personas perdieron la vida a causa de la corrupción del kirchnerismo.
¿Por qué en lugar de arrepentirse en la lejanía no actuó con mano firme en los momentos pertinentes? ¿Por qué no evitar todo aquello que vino después?
Está claro que la corrupción existió porque se permitió que existiera. No podría haber sido de otra manera.
Los De Vido, los Jaime, los Aníbal, los Boudou, los Echegaray, incluso los José López y tantos otros no podrían haber existido de no haber contado con la impunidad que permitió el poder Ejecutivo, no casualmente en manos de la mismísima Cristina.
Dicho sea de paso, la otrora jefa de Estado aún no pudo explicar cómo hizo para que su patrimonio creciera 3.540% en apenas 8 años, a razón de 26 mil pesos por día.
Acaso arriesgó una respuesta en Harvard, en el año 2012, cuando le preguntaron por su enorme fortuna. Allí sostuvo que ese dinero lo acopió como “abogada exitosa”.
Sin embargo, jamás se ha conocido un solo cliente al que haya representado como tal. Tampoco un solo litigio en el que haya participado como profesional. De hecho, hay sospechas de que ni siquiera se ha recibido en la universidad.
Eduardo Arnold, quien supo ser vicegobernador de Santa Cruz junto a Néstor Kirchner en los años 90 lo ha dicho con todas las letras. Lo mismo advirtieron varios profesores de la Universidad Nacional de La Plata, quienes aseguran que Cristina jamás rindió final alguno con ellos en la carrera de Derecho. Uno de ellos es el conocido referente radical Jorge Vanosi.
En el contexto referido, las palabras de la exmandataria suenan a burla. A pura hipocresía barata y berreta, intentando mostrar un discurso que no se condice con sus propios actos.
Sin embargo, ya nadie le cree. Es que, allá lejos y hace tiempo Aristóteles lo dijo claramente: “No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto”.