En julio de 2015 se dio a conocer una noticia que debería haber provocado un gran escándalo, pero ello no ocurrió, solo porque se trata de un tema que a nadie le interesa, el atentado a la AMIA.
En esos días, en los que dio comienzo el juicio por encubrimiento de ese hecho, el Tribunal Oral Federal 2 autorizó la transmisión en vivo solo del inicio del debate, de los alegatos y la lectura de la sentencia. A su vez, autorizó la permanencia en la sala de periodistas, con la opción a tomar nota, pero no a usar medios tecnológicos para registrarlas.
Ello provocó que los medios de prensa se desinteresaran por completo en la cobertura del juicio. ¿Acaso quién quiere ser limitado en su trabajo profesional por algún capricho que aún hoy no encuentra explicación?
Hasta el día de hoy, es casi un misterio lo que ocurre allí, salvo por lo que trascendió en los últimos días, referido a la renuncia de la abogada de confianza de Carrió, Mariana Stilman, a la Unidad AMIA, en el marco de una interna feroz con Germán Garavano.
“La dimisión de Stilman se produjo luego de la sorpresiva intervención del ministro (de Justicia) en el trabajo de la querella del Estado en la causa de encubrimiento del atentado a la AMIA. No formamos parte ni del amiguismo, ni del nepotismo, ni de encubrimiento judicial alguno”, reza el comunicado que dio a conocer la Coalición Cívica al respecto.
Si se presta atención al documento, se verá que no se ha buscado dar un mensaje por elevación sino más bien una advertencia directa y elocuente. Carrió no lo dice con todas las letras, pero la cuestión es obvia: cuando habla de “encubrimiento judicial”, se refiere a aquello que no se quiere dar a conocer.
Entonces, ¿qué se quiere ocultar? La respuesta es tan sencilla como inquietante y aparece en las audiencias del mismo juicio. Se trata de la “pista siria”, aquella que todos intentan esconder a través de la imposición de la errática y falaz “pista iraní”.
No se trata de especulaciones periodísticas, sino de lo que va surgiendo del propio juicio. Veamos algunos textuales al respecto:
-El 30 de agosto de 2016, Cristian Maldonado, quien para el momento en que se cometió el atentado tenía un cargo de escribiente en el Juzgado Federal que encabezaba Galeano, recordó en el tribunal la existencia de la “pista siria” o “Kanoore Edul” en los inicios de la pesquisa: “Era un nombre que sonaba en el Juzgado. Además, manifestó recordar que allí también se hablaba sobre ‘si existía la relación’ entre la familia de origen sirio ‘con Menem’”.
-El 1º de septiembre de 2016 declaró el periodista Raúl Kollman y refirió: “Nos pareció que la pista siria había sido poco trabajada. Lo de los iraníes estaba puesto con un moño”.
-El 8 de septiembre de 2016, el testigo Agustín Gamboa relató que entró a trabajar en 1993, pero que no fue hasta 1995 cuando empezó a desempeñar tareas vinculadas a la pesquisa por el ataque terrorista cometido el 18 de julio de 1994. Al respecto, fue consultado por la “pista siria” que apuntaba contra Alberto Kanoore Edul hijo: “Una de las hipótesis acusatorias en este debate es que existió una deliberada maniobra que tuvo como finalidad ‘proteger, encubrir y proveer’ a la familia de origen sirio por una orden del entonces presidente Carlos Menem. Gamboa dijo que en las oficinas del Juzgado Federal se escucharon ‘rumores’ sobre la relación entre la familia Menem-Yoma y Kanoore Edul”.
-El 21 de abril de 2017, declaró el prosecretario del Juzgado Federal N°9, Claudio Lifschitz: “A lo largo de sus exposiciones, el testigo apuntó contra la ‘falta de análisis’ de los elementos secuestrados a Kanoore Edul en lo que se conoció como ‘pista siria’”.
Hay muchos otros elementos, principalmente declaraciones de testigos, que refrendan lo que se viene sosteniendo desde esta misma columna: el desvío de la investigación por el atentado a la AMIA.
Se insiste en mencionar la participación de Irán como autor del atentado, pero en todo el expediente judicial —que ostenta más de 700 cuerpos—, no aparece un solo indicio al respecto.
Por el contrario, se muestran evidencias de sobra que apuntan a Siria, en el marco de una venganza contra el entonces presidente Menem por acuerdos no cumplidos a principios de su mandato como jefe de Estado.
Esos elementos, que fueron dejados de lado de manera interesada —a pedido de EEUU e Israel—, permitirían esclarecer el atentado a la Embajada de Israel, ocurrido en marzo de 1992 —dos años antes— y la muerte del hijo de Menem, acaecida el 15 de marzo de 1995.
A esta altura, luego de tanta impunidad, muchos deberían recordar las sabias palabras de Simón Bolívar: “La Justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad”..