Lo dijo con furia y elocuencia, sin vacilar un momento. En ese estado emocional, el dirigente gremial ferroviario Rubén "Pollo" Sobrero habló de impulsar "un plan de lucha para que caiga el Gobierno" de Mauricio Macri.
Horas más tarde, pidió disculpas. Aunque solo lo refrendó después de haber sido duramente cuestionado. ¿Lo hubiera hecho de no existir esos señalamientos?
Podría parecer un tema trivial, pero no lo es. Cada tanto, a algún dirigente gremial de peso —para no decir “Gordo”— se le “escapa” algún comentario de ese tenor. Y es curioso, porque jamás ello ocurrió durante el gobierno de Cristina Kirchner, ni tampoco en el de su marido, Néstor ídem.
En esos días, los Sobrero, los Yasky, incluso los Moyano, permanecían mudos. Aún cuando ocurrían cosas graves en la misma Argentina que hoy habitamos.
Ahora, repentinamente, todos han despertado de su letargo y aparecen casi incendiarios frente a las medidas impulsadas por el macrismo.
Ciertamente, las protestas contra el modelo económico actual son totalmente legítimas, incluso adhiero a las críticas a ese respecto.
Sin embargo, hay un límite preciso: jamás debe tolerarse la actitud golpista, provenga de donde provenga.
Dicho sea de paso, ¿casualmente? en las últimas horas comenzó a cobrar fuerza una vieja profecía del papa Francisco, de cuando era apenas Jorge Bergoglio. Es una anécdota que conté en el año 2007. Así lo dije textualmente:
El ex presidente Eduardo Duhalde se reunió con el cardenal Bergoglio a efectos de hablar de la coyuntura del país. Inesperadamente, en un momento determinado, el religioso le habló al caudillo bonaerense sobre una “profecía” referida al presidente Néstor Kirchner.
Ante el asombro del visitante, Bergoglio cerró sus ojos, levantó su mano derecha y comenzó a mostrarse “poseído” al tiempo que relató una aparente “videncia” en la cual aparecían “cadáveres colgando de columnas del alumbrado, muertes y disparos de armas de fuego”. La aparente profecía se trataba de algo que ocurriría supuestamente en el año 2008 y, según el religioso, era necesario que se hiciera algo para detener la posible reelección de Néstor Kirchner o el ingreso de su mujer a la primera magistratura.
“Ud. doctor tiene la obligación de que esto no ocurra. Le pido que haga algo”, le dijo Bergoglio a un sorprendido Duhalde, quien corrió de inmediato a ver a un amigo, ex embajador político del menemismo, para contarle todo lo que le había ocurrido.
Nervioso, mientras tomaba un oportuno cognac doble de un solo trago –raro en él, que sólo toma vino con soda-, Duhalde relató detalladamente a su confidente lo que había sucedido momentos antes. Ambos se miraron sorprendidos por un largo rato sin saber qué decir.
¿Qué hará Duhalde? ¿Intervendrá como le pidió Bergoglio o se quedará resignado esperando que no se cumpla la insólita profecía?
Hasta ahí, la anécdota, ahora las preguntas de rigor: ¿Por qué volvió al tapete esa vieja videncia de papa Francisco, de la mano de un sector del PJ y el sindicalismo vernáculo? ¿Es cierto que el propio pontífice decidió reflotarla?
Dicen que las casualidades no existen. Tampoco las profecías… pero que las hay las hay.