"El juez Claudio Bonadio redacta la orden de detención contra Cristina Kirchner y pedirá prisión preventiva". El anuncio llegó a los principales medios de comunicación este lunes por la tarde, proveniente de una histórica fuente de información de Comodoro Py.
Como se trata de esos informantes que jamás la pifian, puntuales canales de noticias la dieron por cierta y la difundieron.
El contexto era propicio: se realizaba en ese mismo momento un allanamiento a uno de los domicilios de Cristina Kirchner en la ostentosa zona de Recolecta, en la Capital Federal. Justamente aquel en el que suele residir.
Está ubicado en Uruguay 1306/1310 y es el mismo que aparece en los cuadernos del chofer Oscar Bernardo Centeno como depositario de alguno de los abultados bolsos con dinero de la corrupción K.
Bonadio decidió allanar el lugar en las últimas horas, en busca de parte de ese botín. Lo hizo en los departamentos del primer y cuarto piso, pero pasó de largo respecto del quinto, donde reside la exjefa de Estado. Para ello, el magistrado deberá esperar hasta el miércoles cuando el Senado eventualmente lo autorice a avanzar en ese sentido.
Los inmuebles requisados por el magistrado pertenecen a Osvaldo De Sousa, hermano -y presunto testaferro- de Fabián De Sousa, socio de Cristóbal López en la empresa Indalo. El juez presume que estos últimos -De Sousa y López- son a su vez "prestanombres" de Cristina.
Como sea, nadie ha entendido aún la jugada de Bonadio, pero es más sencilla -e inteligente- de lo que se cree.
Lo primero que debe mencionarse es que, a partir del preciso momento en que se accedió a los cuadernos de Centeno, cuando se supo el dato de la calle Juncal, el fiscal Carlos Stornelli ordenó hacer vigilancia permanente -y secreta- sobre los movimientos de ese edificio.
Acto seguido, luego de la explosión pública de la existencia de esos registros, Bonadio decidió hacer públicos sus deseos de allanar el quinto piso. A esos efectos, pidió al Senado de la Nación el desafuero de la otrora presidenta de la Nación.
La jugada del titular del juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 11 fue una verdadera jugada de ajedrez: "Al amenazarla con un procedimiento en su vivienda, Bonadio estaba seguro de que Cristina sacaría los bolsos de allí. O los iba a llevar a otro domicilio, lo cual verían de inmediato los hombres que la vigilan, o los llevaría a otro departamento del mismo edificio", dijo a este cronista la misma fuente que hizo circular el dato de la prisión preventiva, un añejo empleado de Comodoro Py.
Los días pasaron pero nada ocurrió. Los espías apostados en la cercanía de la puerta de la esquina de Juncal y Uruguay aseguraron que nadie sacó nada de allí. Fue entonces el turno de trabajar sobre la segunda posibilidad: avanzar sobre los departamentos que Bonadio sospecha que pertenecen a Cristina, a través del hermano de De Sousa.
Del allanamiento aún no ha surgido nada, pero el tándem Bonadio-Stornelli juran que podría haber novedades en las próximas horas.
Una digresión no menor: aquellos que vigilan a la expresidenta son los mismos que fueron vistos en la puerta del Instituto Patria la semana pasada. Quien lo dude solo debe revisar las cámaras de la zona donde vive Cristina. Allí verán que se trata del mismo Volkswagen Voyage con patente NNV682.
Otro tema, otra preocupación
Más allá de lo ocurrido en las últimas horas, allanamiento mediante, Cristina debería estar preocupada por otra cuestión: Claudio Uberti decidió presentarse como arrepentido en el mismo expediente judicial que la investiga, cuadernos Gloria mediante.
No se trata de cualquier persona, sino de aquel que supo oficiar de embajador paralelo en los negocios espurios que se llevaron adelante con la Venezuela de Hugo Chávez.
A su vez, fue quien "motorizó" el ingreso de la valija con 790.550 mil dólares que le fue incautada al empresario chavista Guido Antonini Wilson en el Aeroparque Metropolitano a fines de 2007.
Se trató de una de las tantas maletas que llegaron desde ese país como aporte para la campaña de la fórmula Cristina-Cobos.
Entre otras cuestiones, Uberti ahora podría confirmar si, como se cree, ese dinero provenía del narcotráfico, como sostuvo un "arrepentido" venezolano ante un tribunal de EEUU. A su vez, acabará con otra gran duda: por qué llamó a la Quinta de Olivos -y con quién habló- cuando la joven policía María del Luján Telpuk decidió frenar el ingreso de los dólares chavistas.
No son interrogantes menores: pocos saben que Uberti sufrió un intento de "silenciamiento" el miércoles 4 de junio de 2008, luego de decidirse a declarar ante la Justicia de manera sorpresiva y contar todo lo que sabía.
Esa madrugada, dos personas armadas que se hicieron pasar por agentes federales intentaron ingresar a su departamento ubicado en el piso 11 de Avenida del Libertador 3050 de la Ciudad de Buenos Aires.
Horas antes del incidente, Uberti había estado en el estudio de su abogado, Diego Pirota, ultimando los detalles de la repentina declaración indagatoria que planeaba dar al otro día en la Justicia, ante el juez Daniel Petrone. A partir de entonces, el exdirector del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) decidió manejarse, no con uno, sino con 4 custodios.
Como se dijo, el hombre tiene mucho para contar y puede complicar a más de uno. Es que, no solo llamó a la Quinta de Olivos aquella fatídica mañana de 2007, valija de Antonini Wilson mediante. También hizo lo propio con Aníbal Fernández y Ricardo Echegaray, entonces titulares del Ministerio del Interior y la AFIP respectivamente.
¿Para qué llamaba un hombre desesperado a esos funcionarios, si no era para exigir inmunidad?
Ese mismo día, quien respondió a Uberti no fue ninguno de los mencionados, sino el entonces director de Operaciones de la SIDE, Antonio Horacio Stiuso.
Se desconoce qué es lo que hablaron, pero el dato consta en el expediente judicial a cargo del mencionado juez Petrone. Allí surge que no recibió una, sino tres llamadas por parte del ex "hombre fuerte" de la AFI.
Ahora, luego de que el exfuncionario se declarara "arrepentido", es probable que se conozcan, no solo los detalles de aquellas comunicaciones, sino también cuál fue el destino de los dólares que sí lograron ingresar desde Venezuela .
Está claro que todavía queda mucho por andar. Claramente lo dijo el fiscal Stornelli anoche: "Hay cosas por averiguar, personas por convocar y lugares que explorar. Hay muchas cosas para hacer todavía".
Solo resta tener algo de paciencia, si es que se puede.