Es curioso, porque en tren de encasillarnos nos suelen poner de un lado y/o del otro, sin solución de continuidad. Si le pegamos a algún referente del kirchnerismo, es porque somos “macristas”.
Ahora, si destrozamos a alguien del actual gobierno es porque repentinamente somos operadores del gobierno de Macri. Y nosotros acá, intentando hacer periodismo independiente, solo eso. Como lo hacemos desde el año 2003 hasta la fecha, sin parar un solo momento.
Hemos pasado por todo, desde las injurias y calumnias del kirchnerato —678 y Duro de Domar mediante—, hasta oportunas querellas penales, pasando por aprietes y presiones de diversa índole, siempre por nuestras investigaciones. Hemos sobrevivido a todo… y a todos.
No obstante, cada tanto aparece algún imbécil a sueldo para tratar de ensuciar lo que hacemos. Nunca faltan. Solemos ignorarlos y enfocarnos en nuestro trabajo, pero en puntuales casos nos es imposible hacerlo, porque hay quienes son insistentes y dañinos.
Es el caso de Santiago Cúneo, un mercenario que supo transformar el periodismo en un circo de insultos y puteadas. Por esa actitud, deleznable por cierto —quien injuria es porque no tiene argumentos concretos para debatir— ha sido denunciado en varias oportunidades ante la justicia.
Uno de los que hizo una presentación contra él es José Lucas Magioncalda, columnista de este portal. Ello encendió la furia de Cúneo, quien lanzó un rosario de insultos contra TDP (Ver video al pie).
Uno de ellos, el más persistente, ha sido ocurrente, ya que nadie nos había llamado de esa manera antes: “Tribuna de sionistas”. El calificativo es tan imbécil que ni siquiera merece ser respondido.
Baste mencionar que hace unos años diario Página/12 dijo exactamente lo contrario sobre este sitio, tratándolo de “nazi”. Fue por nuestras notas sobre el atentado de la AMIA, que cuestionaban la postura de la DAIA y la propia mutual judía en torno a ese luctuoso hecho.
¿En qué quedamos, somos sionistas o nazis? La verdad que es desconcertante y es mejor tomarlo con humor.
En lo personal, lo tomo como de quien viene. Cúneo es un tipo oscuro, que supo amasar fortuna vendiendo nafta adulterada y, luego, como testaferro de cuestionados carapintadas. Lo he contado en detalle en varias notas publicadas en este mismo portal. Allí mismo he dado detalle sobrado de su irrestricto apoyo al menemismo.
Ergo, ¿desde qué pedestal puede hablar este personaje? ¿Con qué catadura moral puede señalar a alguien más?
No diré mucho más, no amerita. Intento evitar la frase fácil, el latiguillo de manual. No lo logro, disculpen ustedes: “Ladran Sancho… señal que cabalgamos”.