El 17 de octubre de 2017 apareció un cuerpo en el Río Chubut y todos los periodistas tragamos saliva. Sospechábamos, con gran pesar, que podía tratarse de Santiago Maldonado, el artesano que había desaparecido a principios de agosto del mismo año.
Sin embargo, nadie se animaba a confirmarlo. Los teléfonos explotaban y las hipótesis se agolpaban una tras otra... pero nada de nada.
Entonces, este periodista logró confirmar la triste primicia, merced a dos fuentes de alta relevancia, una del propio juzgado de Esquel y otra de la mismísima Casa Rosada.
Acto seguido, quien escribe estas líneas decidió tuitearlo, sin vacilar un segundo. Fue un acto de enorme coraje, respecto del cual nadie más se había atrevido a avanzar.
Confirmado: el cuerpo es el de Maldonado
— Christian Sanz (@CeSanz1) 17 de octubre de 2017
Maldonado había sido hallado enganchado a las ramas de los sauces y sumergido en las aguas del río Chubut, a unos 1.500 metros del último rastrillaje realizado en la estancia Leleque, de los Benetton, pero aún nadie confirmaba que se tratara del malogrado artesano.
Tres días más tarde, la primicia se confirmó oficialmente y uno logró respirar aliviado. ¿Qué hubiera ocurrido si las fuentes hubieran mentido? Era improbable, pero no imposible.
Junto con la confirmación de que el cuerpo pertenecía al artesano, ocurrió algo sintomático: fueron quedando al desnudo las operaciones de prensa que se tejieron durante los más de dos meses que duró la búsqueda de Maldonado.
Medios alineados con el kirchnerismo llegaron a plantear que este último había sido ultimado por furiosos gendarmes alineados ideológicamente con la última dictadura militar.
No había elementos para sostenerlo, pero igual decidieron insistir en esa versión. ¿Cómo se vuelve de ello? ¿Habrá acaso oportunos pedidos de disculpas hacia quienes informaron de manera incorrecta?
Como sea, la discusión que se vive en estas horas no escapa de la tristemente célebre "grieta" argenta, olvidando lo que realmente importa, la vida de Maldonado.
Otra vez: una persona perdió su vida, no importa cómo... o sí, pero no es lo más relevante. Sin embargo, el debate de estas horas se enfoca -y se minimiza- en torno a la cuestión ideológica. Como si fuera un Boca-River. Sí, así de miserable.
La decisión judicial clausura una etapa que llevó a la crispación a la sociedad. Pero no terminará con las discusiones callejeras. Simplemente porque así somos, creemos en lo que queremos creer, más allá de lo que digan los datos científicos y comprobables.
Somos muchas cosas, pero básicamente somos incorregibles.
Christian Sanz
Director Periodístico Tribuna de Periodistas