Aclaro, para evitar suspicacias, antes de comenzar a escribir estas líneas: entiendo la problemática de los femicidios y acompaño todas y cada una de las manifestaciones que buscan alertar al respecto.
Están asesinando mujeres a mansalva y eso es un hecho. No hay mucho que decir o agregar al respecto. Hay que parar esta locura a como sea.
Soy de los que creen que no sirven para nada los cartelitos de #NiUnaMenos y las manifestaciones ad hoc. Tampoco el endurecimiento de las leyes.
Los países que resolvieron de alguna manera la problemática de los femicidios, lo hicieron enfocados en la violencia en general y apuntando a un fuerte cambio cultural y educativo.
Es un tópico sobre el cual ya he escrito en demasía, luego de consultar con aquellos que saben. No obstante, no es mi interés hablar a ese respecto en esta nota.
Esta columna es acaso una curiosidad, una observación personal y subjetiva respecto de la ausencia de las feministas del colectivo #NiUnaMenos a la hora de escrachar al “violador” Rodrigo Eguillor.
¿Cómo es que no lo han ido a buscar a la salida de los canales en los que se presentó con peligrosa impunidad? ¿No es insólito que el joven haya debido ser cuestionado por personas “de a pie”, haciéndolo descender del tren en el que pretendía trasladarse? ¿Es necesario que recuerde en estas líneas, donde dijo lo que se le vino en gana, sin que nadie lo "esperara" a la salida del América TV?
Es bien cierto que ha habido alguna que otra excepción por parte de militantes feministas, que se manifestaron en las redes sociales. Pero solo fue eso: contadas excepciones. ¿Dónde estaban las Malena Pichot, las Julia Mengolini o las Nancy Duplaá, por mencionar a las más conocidas?
La ausencia de esas voces me lleva a pensar que el interés por las mujeres en riesgo es selectivo. ¿Explicara tal mutismo el hecho de que la madre de Eguillor sea fiscal K? Prefiero pensar que no.
Por suerte, la joven que fue atacada por este personaje está viva para contar lo ocurrido. Pero, ¿de qué estaríamos hablando si hubiera caído por el balcón producto de la violencia de Eguillor? ¿Se hubieran movilizado los colectivos de mujeres en tal caso? Imposible saberlo, es historia contrafáctica.
No es el primer caso que involucra a este joven, y todo indica que no será el último. Por eso es peligroso el mutismo que se da en estas horas, que se suma al pésimo tratamiento que le han dado al caso los medios de comunicación. ¿Realmente creen que es gracioso Eguillor, un potencial femicida?
Como sea, está claro que a veces el silencio es peligroso. Y, lo que es peor, termina siendo cómplice.