Me decidí, hace tiempo ya, pero carezco de tiempo material para avanzar. Me refiero a un libro sobre la muerte de Alberto Nisman, el malogrado fiscal que, días antes de aparecer con un tiro en su cabeza, había denunciado a Cristina Kirchner por traición a la patria.
Es bien cierto que ya hay algunas obras en la calle, pero ninguna va al fondo de la cuestión. El primero de los libros, el de Bracesco, es de ficción, por lo cual debe descartarse.
Luego aparece uno de Facundo Pastor —el mejor a mí entender— que deja abierta la posibilidad de que se trate de un suicidio o un homicidio.
También hay un tercero, escrito por Pablo Duggan, que tiene más pretensiones que información concreta. Allí se habla de suicido, aunque sin demasiadas fuentes. La mitad del libro, dicho sea de paso, son notas periodísticas de terceros —principalmente el trucho de Raúl Kollmann— y los resultados de algunos peritajes. Encima es ficcionado y pareciera dictado por Diego Lagomarsino. Incluso el título es idéntico al de una nota publicada por Tribuna de Periodistas en 2015.
Y hay una cuarta obra, la de Waldo Wolff —la más reciente—, que se mueve más por los impulsos del sentimentalismo que por las pruebas en el expediente (Yo mismo he refutado varias partes por ser inexactas). Ciertamente, el legislador del PRO habla allí de un atentado.
Hay un par de libros más, pero no vale la pena mencionarlos porque directamente son muy malos. Uno lo escribió Juan José Salinas y el otro Gustavo Perednik.
Como dije, el mejor de todos es el de Facundo Pastor, el único que parece haber consultado fuentes directas como testigos del hecho e incluso el propio expediente judicial.
Así y todo, hay media docena de fuentes que jamás nadie jamás ha buscado, personas fundamentales a la hora de hablar sobre el caso Nisman. Algunas de ellas ni siquiera viven ya en el país, por temor a represalias.
Hablé con algunas de esas personas a través de Skype, pero algunas otras no usan esa ni otra tecnología, por lo cual estoy obligado a buscarlas allí donde se encuentren, para hacer el mejor trabajo posible.
Debí hacer el mismo trabajo para mi libro sobre AMIA del año 2007, y fue todo un laburo, sobre todo por el gasto que implicó para mí.
Por caso, la única manera de hablar con el recaudador de campaña de Menem fue ir a buscarlo a Roma, en el año 2005. Me dio documentos invalorables a la hora de entender lo que pasó en la mutual judía que explotó en 1994.
Volviendo a Nisman, pretendo hacer una obra que vaya más allá de lo que se ha dicho hasta ahora. Que no solo explique qué provocó su muerte, sino también el contexto geopolítico internacional y los vínculos con el tema AMIA y la muerte del hijo de Menem. Todo está íntimamente relacionado, en una trama que no carece de luctuosidad.
La idea aún está verde, porque no me he sentado a escribir una sola línea. Pero pronto arrancaré, en cuanto termine el manual de periodismo de investigación que intento escribir con tanta dificultad en medio de mis múltiples ocupaciones.
Por eso, les pido paciencia. El resultado será la mejor investigación, como siempre.
Me dice una fuente importantísima del mercado editorial que el libro de Pablo Duggan sobre Nisman lo escribió en casi su totalidad Diego Lagomarsino. Si es así, cambia todo
— Carlos Forte (@fortecarlos) 23 de febrero de 2019