Es como un déjà vu, que vuelve una y otra vez, sin solución de continuidad. Una suerte de mala remake de aquella vieja película que vivimos a partir del año 2003, cuando el kirchnerato aterrizó en la Casa Rosada.
Refiere a la denuncia judicial que se presentó en las últimas horas contra aquellos que impulsaron el cacerolazo que se vivirá en un rato nomás.
Otra vez empiezan las denuncias de “golpismo” y el señalamiento a los medios de prensa, solo por atreverse a dar a conocer la convocatoria, sin agregar un solo adjetivo ni una sola coma a la proclama de marras.
Ahora mismo, un fiscal llamado Gustavo Ponce Asahad investiga la presentación de la presidenta de la “Asociación de Víctimas de Trolls” —no es chiste, lo juro—, Guendy Palazzini, quien asegura que la movida se enmarca en una “apología del crimen”. Textual.
A su vez, la mujer asegura que la convocatoria incumple el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Curioso, ya que tanto el miércoles como el jueves hubo manifestaciones de diversa índole en la Capital Federal y Palazzini no dijo “ni mu”. Presumiblemente porque esos activistas eran afines al kirchnerismo.
Dicho sea de paso, ¿por qué la jefa de la Asociación ilícita… perdón, de Víctimas de Trolls, no hizo presentación alguna contra la “contramarcha” que impulsa el kirchnerismo, a la misma hora y todo?
Como sea, lo que ocurre en estas horas recuerda aquellos días de 2008, cuando el gobierno de Cristina Kirchner acusó a este portal —y a este periodista particularmente— por un supuesto “golpe” hacia su gobierno.
Quien escribe estas líneas llegó a ser “escrachado” en la tapa de la revista Veintitrés, del siempre sospechado Sergio Szpolski. El mismo que le robó tres millones de dólares a la AMIA cuando era tesorero.
También uno fue víctima del programa ultra K “678” e incluso de notas injuriantes —y falaces— de diario Página/12.
¿Volverán esos idus? ¿Otra vez habrá que tolerar la intolerancia K? Eso parece… Por lo pronto, los medios alcahuetes del gobierno ya empezaron una campaña feroz, con C5N a la cabeza. Perteneciente a otro delincuente, Cristóbal López, otrora testaferro de Néstor Kirchner.
Valga mencionar que este portal solo ha publicado la mera convocatoria al cacerolazo, nada más. Una nota breve, informativa. Bien periodística. Y sin embargo, los ataques empezaron a pegar duro y parejo. Incluso —sobre todo— en las redes sociales.
Pero ahora no habrá la misma tolerancia que antaño, porque uno no está para soportar la injuria y la calumnia por el hecho de hacer su trabajo.
Incluso la política se ha predispuesto de otra manera: por caso, la diputada por Coalición Cívica Lucila Lehmann denunció al fiscal Ponce Asahad ante el Ministerio Público Fiscal.
“No se puede aceptar de ningún funcionario de cualquiera de los poderes del Estado, expresiones y conductas contrarias a las garantías constitucionales de los argentinos. Los fiscales no están para meterle miedo a la gente”, dijo la legisladora al respecto.
Como dijo Karl Marx, la historia se repite dos veces… solo que esta vez el final será diferente.