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Nosotros, los conspiradores

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INSÓLITA EMBESTIDA KIRCHNERISTA EN EL MARCO DE LA PELEA CON EL CAMPO
INSÓLITA EMBESTIDA KIRCHNERISTA EN EL MARCO DE LA PELEA CON EL CAMPO

Tribuna de periodistas nada tiene que ver con la manipulación del INDEC, ni con la falta de acuerdo con el campo, tampoco con el ingreso de la valija de Antonini Wilson con 800 mil dólares, menos aún con las coimas de la causa Skanska, y menos que menos con la falsa desaparición de Luis Geréz y otros testigos K.

 

Sin embargo, este medio —especialmente quien escribe este artículo— ha sido señalado por el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner como "conspirador" y "desestabilizador" en las últimas semanas. ¿El motivo? denunciar a través de sus páginas diversos hechos de corrupción cometidos por funcionarios de este Gobierno. Es decir, el problema no son los funcionarios que cometen ilícitos, sino el medio de prensa que los da a conocer. Siempre el hilo se corta por lo más delgado y el problema es el mensajero, no el mensaje.

Aunque suene imbécil, es dable mencionar que las denuncias que este periódico publica no están limitadas al kirchnerismo, sino a todo el arco político existente e incluso personas que no tienen relación con la función pública. No ha habido medio más severo que este a la hora de denunciar los lazos del duhaldismo con el narcotráfico o del menemismo con la corrupción y el encubrimiento del atentado a la AMIA. Las críticas hechas al pésimo gobierno de Fernando de la Rúa o al mesianismo de Elisa Carrió tampoco faltaron.

Prueba de esto son los incesantes llamados a la redacción de Tribuna y la gran cantidad de cartas documento que allí se reciben, muchas de las cuales han sido oportunamente publicadas en su sitio web. Algunas de las bromas recurrentes de los colegas que trabajan en dicho periódico —sólo como una forma de distensión— tienen que ver con ello, ya que es uno de los medios que más presiones y aprietes suele recibir. Es el precio de ser impermeables al kirchnerismo.


Periodistas perseguirás

Hace algunas semanas, este periódico dio a conocer un listado de periodistas y medios que estaban en la "mira" del oficialismo por tener una posición crítica para con su gestión. En esa nómina, aportada por una inobjetable fuente gubernamental, estaba el nombre de este cronista.

No faltaría mucho tiempo para que la embestida comenzara, de acuerdo con lo anticipado por el informante. Para lograrlo, aparecieron por arte de magia los medios obsecuentes de siempre, encabezados por aquellos comandados por el incombustible Sergio Szpolski, otrora denunciado por haber estafado financieramente a la AMIA y ya señalado por este periódico por algunas de sus operaciones sucias.

Szpolski posee una serie de medios de comunicación de dudosa calidad ética, dos de ellos utilizados para hacer operaciones para el kirchnerismo sin ninguna vergüenza: revistas Veintitrés y 7 Días. Ambas publicaciones, al igual que todos los medios que regentea Szpolski cuentan con algo que escasea en el mundo del periodismo independiente: profusa publicidad oficial.

A cambio del dinero estatal, el pseudoempresario se embarca en operaciones sumamente insólitas, en pos de la defensa acrítica del kirchnerismo y siempre apelando a la mentira más elocuente. Jamás podrá leerse en los medios de Szpolski nada sobre los desaparecidos fondos de Santa Cruz, ni denuncias concretas contra los funcionarios de confianza del oficialismo.

Sí podrán verse denuncias vacías contra el CEO de editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, o embestidas contra medios críticos al kirchnerismo, como diario La Nación.

En ese marco, no llama la atención el artículo aparecido en el anteúltimo número de revista Veintitrés donde se asegura antojadizamente que existe un movimiento que "apuesta por el caos" político del país y que incluye a este periódico entre un grupo heterogéneo de personajes que quiere "desestabilizar" a Cristina Kirchner.


El insólito —y vacío— artículo firmado por Luz Laici, afirma: "banqueros, ruralistas, políticos, economistas, empresarios y militares retirados conspiran para potenciar el efecto del campo y la suba de precios". Esas meras palabras desacreditan toda la nota, ya que es imposible pensar en semejante movimiento de personas de orígenes tan diversos.

Por caso, es imposible creer que este periódico, que ha denunciado sobradamente a muchos de los políticos, empresarios y militares mencionados en el artículo, pueda juntarse con ellos siquiera para compartir un almuerzo. Menos aún para conspirar.

Por otro lado, la periodista que firma el artículo no muestra ninguna evidencia concreta de lo que afirma. Un bochorno.

Nadie duda de que pueda haber grupos de poder que buscan desestabilizar al gobierno y medios de prensa que buscan lo mismo, fogoneados con dinero de personajes oscuros como los hermanos Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde —siempre dispuestos a operar en las sombras—, pero eso no da autoridad al kirchnerismo a desacreditar a todos los medios de información por igual. Menos a este periódico, uno de los poquísimos que aún trabaja de manera ética e independiente.


Y Ud. preguntará por qué cantamos

Si no existiera el periodismo independiente, jamás se habría descubierto el ingreso de la valija de Antonini Wilson, la desaparición de los fondos de Santa Cruz, ni muchos de los escándalos que involucraron a funcionarios oficialistas. Es más que evidente que las críticas a la prensa están relacionadas con esto último, lo que no se quiere es que se desnuden hechos de corrupción que rocen al kirchnerismo.

Está todo al revés: los periodistas obsecuentes son premiados y los independientes son perseguidos y acosados sin cesar. Medios como Página/12, Télam, Radio10, Canal C5N y otros, son premiados con abundante publicidad oficial y el beneplácito del oficialismo, mientras que los críticos sufren la presión permanente —política y judicial— y la ausencia total de pauta publicitaria por parte del Estado.

A este panorama, se ha sumado en los últimos días el pertinente acoso judicial a ciertos enemigos K —especialmente periodistas— a través de un selecto grupo de jueces permeables al gobierno. Encabeza la lista la magistrada federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, quien logró su cargo sólo por ser esposa del impresentable fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman.

Este entramado, que el kirchnerismo promueve como cortina de humo en caso de no poder reencausar la relación con el campo, no reconoce límite alguno. Si es necesario llevar ante la Justicia a todos aquellos a los que el oficialismo considera "conspiradores", se hará. Todo vale.

Esto es tan así, que se ha apelado incluso a la infaltable "pata" del ineficiente Servicio de Inteligencia —ex SIDE— de la mano de uno de sus personajes más oscuros, Fernando Pocino, a efectos de impulsar las acciones que hagan falta.


Pocino, el porcino

Fernando Gonzalo Pocino, DNI 14.223.098, director de la SI, es uno de los que se encuentra detrás de la gran embestida contra los medios de comunicación que hace el kirchnerismo desde hace unos meses.

De la mano de dos de sus "soldados" más obsecuentes, el "Mono" Quintana y Fernanda Madina, Pocino pasa sus horas espiando y hurgando información contra los opositores al gobierno. Todo método es válido a la hora de caerle bien a los Kirchner. Pocos saben que Pocino intenta acomodarse continuamente ante la presidente Cristina, regalándole interminables carpetas conteniendo oscuros secretos de los enemigos K.

De esta manera, intenta mantenerse en un cargo del que será eyectado indefectiblemente en las próximas horas, por haber demostrado una completa ineptitud profesional. No sólo no ha podido evitar ningún hecho de conmoción interior —culpa que comparte con otros inservibles espías—, sino que su propia imagen ha trascendido a los medios de comunicación, algo imperdonable para una persona que trabaja justamente resguardada en el secreto.


Pocino tiene fuerte gravitación sobre algunos periodistas de importantes medios de comunicación y a otros los presiona para que bajen el tono de sus críticas. Para ello, utiliza todo recurso posible, incluyendo el hackeo liso y llano.

No hay periodista independiente de relevancia que no haya sufrido el acoso directo o indirecto de Pocino y sus a láteres. Aunque muchos no lo sepan, parte de lo que se publica en las revistas de Szpolski sale de la tenebrosa materia gris del devaluado espía.


Concluyendo

En lugar de organizar infundadas movidas contra el periodismo y otros "enemigos" K, el gobierno debería ocuparse de la inoportuna coyuntura que lo mantiene enfrentado a las entidades del campo. No es posible que todo el tiempo se busque la confrontación contra los que opinan diferente y se divida al prójimo entre "amigos" o "enemigos".

El 25 de mayo, que debería ser una fecha de festejo nacional, de unión ciudadana, es tomado por el kirchnerismo como una pulseada más en la incesante batalla que libra contra los ruralistas.

En lugar de buscar retomar el diálogo perdido, se sigue incentivando el odio y la división. Por primera vez en la historia argentina habrá dos actos diferentes para celebrar lo mismo: uno organizado por los ruralistas, en Rosario; y el otro por el propio gobierno, en Salta. A instancias de este último, varios punteros del Frente para la Victoria han rentado en varias partes del conurbano bonaerense docenas de micros —a razón de casi 10 mil pesos cada uno— para llevar manifestantes al acto de Cristina.

Al mismo tiempo, se ha infiltrado a una decena de espías en las filas del acto de Rosario a efectos de generar violentos incidentes en el acto de Rosario. La idea es iniciar una disputa que parezca espontánea y organizada por las entidades del campo, para dar intervención posterior a Luis D'elía y sus conocidos sicarios, los cuales —no está de más recordarlo— poseen armas y el pertinente permiso del Renar.

Es casi novelesco a lo que ha llegado el kirchnerismo para retener un poder que se le escapa de las manos. Lo que parece desconocer es que, con cada nueva intervención, perjudica aún más su propia imagen y provoca el alejamiento de las preferencias sociales.

Por caso, en las últimas horas, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, recibió los resultados de una encuesta secreta que provocó gran enojo en la persona de Néstor Kirchner. Allí se asegura que la principal preocupación de la gente tiene que ver con "la inflación y la economía", agregando que "aumenta la expectativa negativa basada en el temor al aumento de la desocupación y la desaceleración".

En uno de sus apartados, el estudio asegura que sólo un 18% de la población rescata la política económica kirchnerista y admite que Cristina no tiene "capacidad" para convocar a diferentes sectores.

En ese marco, debería buscarse una solución real, en lugar de apelar a recetas que en el pasado han demostrado ser contraproducentes.

 

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