Cristina está exultante. El espionaje macrista le vino como anillo al dedo para avanzar en su propia venganza contra Mauricio Macri.
Es una trama que viene de allá lejos y hace tiempo. O no tanto. Surgió a principios de marzo de 2018, cuando Luis Majul reveló una serie de escuchas telefónicas, una de las cuales expuso su cabal naturaleza.
Se trata de aquella en la cual le dijo a su “valet” personal, Oscar Parrilli, "me calienta que seas tan pelotudo".
Ese día, Cristina prometió venganza contra Macri, a quien acusa desde entonces de todas sus desgracias. Incluso aquellas que tramitan en estrados judiciales.
Por eso, la repentina aparición de los documentos del espionaje macrista le vinieron “al dedillo” a la otrora presidenta. A ello debe agregarse el silencio del propio Macri, que alimenta las sospechas propias y ajenas.
Ciertamente, el exjefe de Estado se encuentra en estas horas tratando de desentrañar la trama que lo complica. A sus íntimos les jura que no tiene idea de nada de lo que sucede. ¿Habrá que creerle teniendo en cuenta los antecedentes que arrastra?
Fuentes de la propia Agencia Federal de Inteligencia (AFI) consultadas por Tribuna de Periodistas aseguran que Macri es ajeno a la trama. Que solo hay un factótum detrás de la Inteligencia de marras: Silvia Majdalani, ex “número dos” de la agencia de espionaje.
Ella, junto a Francisco “Paco” Larcher, quien ocupó el mismo cargo en tiempos del kirchnerato cristinista —y con quien ostenta una cercana amistad—, serían los que armaron el “joint venture” de la intrusión ilegal. ¿Los motivos? Por ahora, se desconocen.
No obstante lo dicho, habrá que ver si realmente Macri estaba fuera de órbita de ese sistema. Como publicó este lunes este mismo cronista, Elisa Carrió advirtió oportunamente al entonces mandatario que estaba siendo víctima de las maniobras de Majdalani. No fue la única que lo hizo.
Ergo, aunque no fuera parte de la asociación ilícita, Macri sabía lo que ocurría y no hizo nada para desbaratarlo. Como suele decirse, uno es responsable por acción u omisión.
Por si no fuera suficiente, Carlos Pagni publicó en 2017 los detalles de la movida encabezada por la entonces AFI macrista. Allí mismo apuntó a la misma responsable: Majdalani.
Hay muchos otros archivos incómodos para el macrismo, que denotan la falta de voluntad a la hora de desactivar esa bomba que ahora acaba de explotar. Son sobreabundantes y, a esta altura, irrelevantes. ¿Quién le importa ahora mismo recordar los desatinos del gobierno de Macri?
Lo único importante en estas horas es lo que pergeña el kirchnerismo so pretexto de este escándalo. Ya mostró sus garras con la expropiación de Vicentin y todo indica que vendrán nuevas avanzadas contra el republicanismo.
No es especulación: es la obvia e inamovible naturaleza de los K.