En las últimas horas, Cristina Kirchner publicó una carta en su blog personal titulada “A diez años sin él y a uno del triunfo electoral: sentimientos y certezas”.
Allí, so pretexto de convocar a un gran acuerdo nacional, la vicepresidenta aprovechó para despegarse de la gestión de Alberto Fernández, siempre de manera solapada.
Al mismo respecto, criticó duramente a funcionarios del gabinete que “no funcionan”. Aunque no los mencionó, se trata de puntuales ministros sobre los cuales ya venía poniendo sus reparos.
Algunos de ellos son: Santiago Cafiero (jefe de Gabinete); Matías Kulfas (Producción); Sabina Frederic (Seguridad), Mercedes Marcó del Pont (AFIP); Marcela Losardo (Justicia), Claudio Moroni (Trabajo) y Miguel Pesce (BCRA).
No obstante, más allá de lo antedicho, hay seis falacias en la misiva de Cristina que merecen ser contrastadas. Dice Cristina:
1-“El sistema de decisión en el Poder Ejecutivo hace imposible que no sea el Presidente el que tome las decisiones de gobierno. Es el que saca, pone o mantiene funcionarios. Es el que fija las políticas públicas”.
Eso es falso, salvo el tópico de coronavirus y algunas pocas decisiones económicas, la agenda nacional es manejada por Cristina y el cristinismo. Prueba de ello es la reforma judicial y el avance contra los jueces que incomodan a la vicepresidenta: Bruglia, Bertuzzi y Castelli.
2-“No es fácticamente posible que prime la opinión de cualquier otra persona que no sea la del Presidente a la hora de las decisiones”.
Segunda falacia: el propio Alberto reconoció que muchas de las decisiones que toma lo hace en consulta con Cristina.
3-“A nosotros nunca nos movió el rencor ni la venganza”.
Tercera falacia: desde el vamos, el kirchnerismo nació como continuidad de la avanzada de los montoneros en 1973. Prueba de ello es que Néstor decidió asumir un 25 de mayo, 30º aniversario de la liberación de presos por parte de Héctor Cámpora. Por eso, la agrupación que mejor los simboliza hace referencia a su persona. Respecto de la política K, la venganza y el rencor es su espíritu. Baste recordar las revanchas —mediáticas y judiciales— que llevaron a cabo contra sus “enemigos”.
4-”Eso de que ‘sólo quiere solucionar sus problemas judiciales’ (SIC), a esta altura ya resulta inaceptable. Lo único que queremos es el correcto funcionamiento de las instituciones”.
Cuarta mentira: si a Cristina le interesara resolver la modorra de la justicia, no se enfocaría solo en el fuero Federal ni en la Corte Suprema. Menos aún pondría su atención en los 3 jueces que la complican judicialmente, bajo la excusa de unos traslados mal efectuados. Hay más de 50 magistrados en la misma situación, pero a la vicepresidenta solo le importan Bruglia, Bertuzzi y Castelli.
5-”Los medios de comunicación hegemónicos y distintas agencias del Estado, durante el gobierno macrista perpetraron una persecución sin precedentes contra mi persona, mi familia y contra muchos dirigentes de nuestro espacio político”.
Otra falacia más: los que la complicaron fueron sus propios exfuncionarios arrepentidos, su excontador Víctor Manzanares y muchas otras pruebas judiciales.
6-“Continuamos con la restricción externa de esa moneda -o faltan dólares o hay demasiada demanda- a la que se suma una más que evidente extorsión devaluatoria”.
Sexta mentira: no hay ninguna “extorsión devaluatoria”. Lo que hay es un exceso de pesos en el mercado y gente desesperada por que su dinero no pierda valor, principalmente por la inflación. Por eso se refugian en el dólar.
Cristina Kirchner tiene todo el derecho del mundo a opinar sobre lo que se le cante. Lo que no puede es mentir con tamaño descaro.
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