Hace justo 7 años, Alberto Nisman denunciaba a Cristina Kirchner por haber avanzado en un pacto con Irán. Lo hacía con bombos y platillos, en pleno estudio de TN.
El malogrado fiscal aseguraba entonces que había un interés real por parte de la entonces presidenta de encubrir a los responsables del atentado a la AMIA. Finalmente, la hoy vicepresidenta fue sobreseída, y muchas preguntas quedaron en el tintero.
Para responderlas, hay que desproveerse de toda ideología. No se trata de un tema ideológico o de simpatías políticas, sino de un caso sensible que esconde detrás otro caso aún más espinoso.
¿Hubo intención alguna de encubrir el atentado a la AMIA por parte del gobierno? ¿Existe la posibilidad de que Argentina intentara vender tecnología nuclear a Irán para tapar ese mismo hecho? ¿Tenía la presentación de Nisman elementos de prueba suficientes como para avanzar a nivel judicial?
La primera pregunta tiene una respuesta que puede decepcionar a más de uno, pero es la pura verdad: cuesta creer que Cristina, quien investigó ambos atentados en Buenos Aires y hasta presidió una comisión ad hoc en el Congreso Nacional, tuviera algún interés en que no se llegue a la verdad.
Aunque en general suele “hacer agua” respecto de muchos de los temas sobre los cuales hace referencia públicamente, la presidenta ostenta gran conocimiento sobre la cuestión AMIA. Lo dice alguien que investigó durante diez años ese luctuoso atentado, que declaró en el expediente de marras y hasta escribió un libro de investigación.
Luego, llega el turno de la segunda pregunta: ¿Argentina intentó vender granos o tecnología nuclear a Irán?
La respuesta la aportó a canal TN el especialista Carlos Pérez Llana, a quien jamás podrá acusarse de ser kirchnerista. “Cambiar alimentos por petróleo, eso no cierra porque supone que argentina tiene un ente estatal que dice yo te doy tanto de soja y vos me das tanto de petróleo. En segundo lugar puede haber algo vinculado a lo nuclear (…) Yo no creo que sea cierta la explicación que dice que la tecnología nuclear argentina es igual a la iraní”.
Según Pérez Llana, la metodología argentina es a través de la “difusión gaseosa” y el sistema iraní es “con centrifugadoras”. Más claro, imposible.
Llega entonces el turno del tercer interrogante, el más inquietante de todos: ¿Tenía la presentación de Nisman elementos de prueba suficientes como para avanzar a nivel judicial?
Primero lo obvio, todos los estamentos de la justicia desestimaron la denuncia del fiscal especial, con argumentos más que atendibles. Se puede estar de acuerdo o no, pero si algo faltaba en el escrito de marras era evidencia.
No lo dice este periodista, sino los mejores juristas, consultados a fines de enero de este año por diario La Nación: “Es un relato verosímil y hasta bien escrito. Pero para el mundo del derecho, la prosa no es todo. Las 290 páginas que escribió el fiscal Alberto Nisman, mediante las que denunció a la presidenta Cristina Kirchner por encubrir a Irán en la causa AMIA, podrían encontrar varios escollos a la hora de transitar el duro camino de la prueba ante un juez federal. Al menos ésa es la opinión de varios abogados penalistas, dos jueces entre ellos”, publicó el matutino.
Está claro que la muerte del fiscal especial del caso AMIA debe ser investigada hasta las últimas consecuencias y que deben pagar, no solo los eventuales responsables directos sino también los que tienen potestad política —el kirchnerismo en eso tiene mucho que explicar—.
No obstante lo dicho, es tiempo de echar por tierra algunos de los mitos que aún se sostienen respecto de la —poco seria— denuncia de Nisman.
Se insiste: no se trata de un dogma de fe ni de una cuestión de simpatías, sino de puro sentido común y lo que puede sostener la evidencia. Quien escribe estas líneas anticipó desde un primer momento que jamás prosperaría la denuncia del fiscal especial.
Aún hoy muchos opinan con desconocimiento y despecho respecto de este tópico. Todos ellos deberían leer consecutivamente tres documentos: el expediente AMIA, lo que hizo Nisman en esa causa en particular y, finalmente, su denuncia contra Cristina. Quien se tome ese trabajo, quedará más que sorprendido… y decepcionado.
Finalmente, a quien aún se pregunte por qué Cristina repentinamente decidió acercarse a Irán, debe escuchar con atención al ya referido Pérez Llana:
En 2008 hubo una gran crisis de capitalismo en EEUU que afecta también a Europa; el mundo cambió, el poder se desplazó como si fluyera por una tubería: uno baja y el otro sube.
Se cosificó el 2008: EEUU está condenado a no crecer y Europa a desaparecer. Consecuentemente han nacido los emergentes, que duermen en la misma cama pero sueñan totalmente distinto.
En ese mundo, encajaba Irán, un gran antiamericano por parte de un presidente que se estaba yendo, Amadinejad, y sobre todo Chávez que se creía una suerte de Napoleón que iba a tener un liderazgo heredado del castrismo. En ese contexto, intenta hacer de bróker, de acercar a las partes. Chávez le dice al gobierno argentino, ‘acá está garantizado el pasaje a primera’.