La gran noticia de la semana que pasó es inequívoca: refiere al el anunció del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que fue presentado con bombos y platillos por Alberto Fernández como la panacea y solución a todos los problemas del país.
La alegría duró un rato nomás: solo hasta el que FMI dio a conocer su propio comunicando, explicando que no hubo acuerdo, sino que existe apenas un "entendimiento sobre políticas clave" con la Argentina.
No fue la única desmentida: a pesar de la negativa del ministro Martín Guzmán, el organismo confirmó que sí se acordó una reducción de subsidios a la energía, lo cual derivará en un fuerte aumento de las facturas que vendrán en los próximos meses.
Ciertamente, nadie sabe qué es lo que se habló y/o se acordó finalmente. No al menos por ahora. No obstante, es sintomático el silencio de Cristina Kirchner y los principales referentes de La Cámpora, que saben militar las (pocas) buenas noticias que regala el gobierno.
La duda a esta altura es obvia: ¿Hay alguna cuestión que desconoce el ciudadano de a pie y que impactará en su devenir? Probablemente. Pero habrá que esperar, porque es información que la política suele demorar en hacer pública.
La cuestión de la deuda argentina es un tópico complejo, del cual nadie quiere hacerse cargo y cuya responsabilidad recae en los gobiernos de los últimos 50 años. Desde aquellos 7 mil millones de dólares —un poco menos— tomados por Isabel Perón, pasando por los militares que llevaron el empréstito a 45 mil millones. Luego Alfonsín, Menem, De La Rúa, Néstor, Cristina y Macri hicieron lo suyo. Todos aportaron al desastre. Alberto también.
Es un debate que hay que dar desproveyéndose de todas las ideologías. Porque todos, en mayor o menor medida, son responsables. Y decir que tal o cual tiene más o menos culpa, no lleva a ningún lado. Hay que aceptar, de una vez y por todas, que los argentinos somos un caso perdido. Por eso los que llegan a presidir el país hacen los desastres que hacen, porque son argentinos de pura cepa.
En otro orden de cosas, hay en estas horas un escándalo que el gobierno intenta tapar de toda manera posible. Refiere a lotes de Sputnik V que se han evaporado por completo y se presume que se usaron para la tristemente célebre vacunación VIP.
Ya en el primero de los que llegaron al país se denota el faltante. Solo basta ir a diciembre de 2020 y ver los documentos de marras. En esos días, Argentina recibía su primer lote de 300.150 vacunas, de las cuales 150 se evaporaron por completo. Lo mismo pasó con los siguientes envíos que fueron arribando a estas tierras.
Una suerte de “robo hormiga” de vacunas, que alcanzó los varios miles finalmente. Y que se presume que no solo fue a parar al vacunatorio VIP sino que algunas dosis pudieron haberse comercializado.
Hablando de estafas, la Comisión Nacional de Valores va cercando a las empresas piramidales que hace meses viene denunciando Tribuna de Periodistas. Principalmente dos: Zoe y Adhemar Capital. Sobre ambas la CNV alertó que son posibles fraudes y las intimó a dejar de operar.
Entretanto, los titulares de sendos engaños, Leonardo Cositorto y Edgar Adhemar Bacchiani, contrataron ostentosos estudios de abogados para defenderlos de lo que vendrá. Se trata de miles y miles de damnificados que están reclamando que no les devuelven el dinero que han puesto.
Ambos han anticipado que demandarán a los que los calumnien, en lo que configura una amenaza velada contra los medios de comunicación, los únicos que se animan a exponer lo que la Justicia no se atreve.
Dicho sea de paso, ¿alguien hará algo respecto de Adhemar, que reconoció que blanquea dinero, lo cual es un grave delito? Habló de “digitalizar”, pero es lavado de manual (ver video al pie).
Finalmente, revelar algo que no mencionan los medios, ni grandes ni medianos ni pequeños: este sábado fue amenazada Soledad Mendoza, titular de la Fundación Jujuy con Paz y Esperanza, que lleva adelante la patriada de haber creado una Comisión que investigue los crímenes de la Tupac Amaru en esa provincia. No solo la mujer fue amenazada, sino también el custodio de la policía jujeña que le asignó la Justicia.
Entretanto, mientras ello sucede, el kirchnerismo a pleno insiste en decir que Milagro Sala es víctima de un complot de la Justicia. No hay remate.
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