Hace tres meses, cuando el socialista Jorge Rivas ingresaba como segundo de Alberto Fernández al Gabinete de Ministros, le dijo a Mariano Grondona: “Si yo veo corrupción en la Jefatura de Gabinete, la denuncio y me voy”.
Hace horas estuvo involucrado en un incidente que el mismo amigo de Rivas, Ariel Basteiro, dijo en noticiosos radiales y televisivos era muy extraño. ¿Lo fueron a buscar e intentaron liquidar a Rivas o fue solo como dice la contradictoria historia oficial un robo violento en circunstancias confusas? Basteiro tiene dudas de la historia oficial, pues cenó la noche anterior al incidente con Rivas y este le contó secretos de gabinete. ¿Cómo cual?
Puede ser que le haya contado las visitas permanentes que hace a la Jefatura de Gabinete la ex pareja de Susana Giménez, Jorge “Corcho” Rodríguez ¿Para que? Según relató un amigo socialista de Rivas ahora asustado de hablar en público, El Corcho Rodríguez es amigo de las dos secretarias privadas de Alberto Fernández, conocidas como “las hermanitas Cantero”.
Se trata de Maria y Viviana Cantero (36 y 40 años respectivamente), hijas de quien era un humilde dueño de una inmobiliaria en la calle Rivadavia al 2000 en la zona de Congreso, y hoy se ramificó siendo un poderoso empresario inmobiliario de la Capital, con varias sucursales de la ascendente “Inmobiliaria Cantero”. En sólo cuatro años de la gestión de sus hijas María y Vivi convertidas en las “mujeres fuertes” de la Jefatura de Gabinete, la familia Cantero ascendió en la escala social y hoy ambas hermanas andan en 4x4 (llegaban en el 2003 al despacho de SOMISA, donde esta la Jefatura de Alberto Fernández, en subte de la Línea A).
Una de ellas tuvo un romance con el Corcho Rodríguez, siempre listo para usar sus dotes de seductor con fin de llegar a escalar. Corcho decía estar huérfano de operatividad después de la muerte de su amigo y socio Rodolfo Galimberti, pero ahora estar a la sombra de Alberto Fernández lo volvió a la primera línea de fuego en la escena de los negocios turbios.
Mientras Alberto Fernández blanqueó su relación con Vilma Ibarra y su divorcio de su anterior mujer está en trámite, en el juzgado civil con una perfecta e indiscutible división de bienes, los negocios que surgen desde su lugar de poder los invierte en la compra de departamentos y propiedades varias, que pone a nombre de testaferros y terceras personas. La familia Cantero opera en ese sentido para que todo sea traslúcido y no despierte sospechas. Según comentaba Viviana Cantero, las propiedades que se adquirían en la inmobiliaria familiar por pedido de Alberto Fernández, nunca sobrepasaban los 100.000 dólares para no despertar sospechas. La costumbre menemista de las compras fastuosas, tipo Alberto Alasino de casa-campo con haras en Entre Rios (1.5 millones de dólares) donde llama la atención de todos sus comprovincianos, Alberto Fernández no la quiere repetir.
Las Hermanas Cantero tomaron vuelo propio pues conocen la intimidad del hombre fuerte de este gobierno y del (de la) que viene (CFK), y hablan de más, filtran las llamadas a su jefe y se ganan adversarios permanentemente, aunque siguen fascinadas con el Corcho Rodríguez por esa impudicia del cholulismo político-farandulesco.
Dicen en el edificio de SOMISA que cuando la familia Cantero realiza una operación importante como aquella de Felisa Micelli, utilizan la custodia de la Jefatura de Gabinete para trasladar los dineros de las transacciones y nunca la dejan olvidada en baño alguno de SOMISA.
El Corcho Rodríguez ya se hizo amigo íntimo de Alberto Fernández (tienen un amigo en común: Daniel Hadad) y hasta entró en negocios inmobiliarios y de empresas fantasmas de call-centers, ideales para lavar dinero.
Julio de Vido, enemigo de Alberto Fernández, se encarga también de decir a diestra y siniestra que la "farandulización" del kirchnerismo lo terminará hundiendo como al gobierno de Menem. Primero empiezan los Corcho, después alguna que otra aspirante a vampiresa amiga de las hermanas Cantero a quien Fernández le echó el ojo... y después viene la debacle.
Si supo de eso Jorge Rivas y se iba a ir del gobierno, o lo suyo fue solo una fatalidad, lo dirá el propio interesado si la suerte le ayuda a salir de su estado comatoso.