“Investigan pagos millonarios a Jonathan Morel, referente de Revolución Federal”. Tal el título de la noticia que se dejó ver en varias docenas de portales K de noticias. Presentando una revelación que no fue tal.
Aquella “primicia”, que invadió los medios kirchneristas en las últimas horas, asegura que el líder de la suspicaz agrupación habría recibido dinero “por parte de dos fideicomisos vinculados a la firma Caputo Hermanos".
Incluso la oficiosa agencia de noticias Télam sostuvo que “la información fue revelada este jueves (por ayer) por el canal de noticias C5N y confirmada por Morel ante una consulta que le realizó el portal de noticias El Destape”.
Lo curioso de toda la trama es que el propio Morel se lo dijo a la justicia el pasado 16 de septiembre, en su primera declaración judicial. Allí, el capitoste de Revolución Federal aseguró haber recibido una suma de "Caputo Hermanos".
Que encima no fue ninguna millonada: apenas 1.760.000 pesos en concepto de trabajos en la remodelación de un hotel en Neuquén en cuya construcción estaría involucrada la empresa del socio de Mauricio Macri.
“Cuando estaba en Neuquén me enteré de que se trataba de Caputo y después se lo dije a mi socio”, reveló hace casi un mes ante los funcionarios judiciales. Y añadió: “Yo estoy tranquilo, pero sabía que esto iba a surgir. Te cuadra por todos lados, pero son casualidades. Si hubiera querido hacer algo, no habría sido tan burdo”.
Como se dijo, la primicia no fue ninguna primicia. Ni tampoco prueba nada de nada. Por eso los medios más relevantes del país minimizaron la “primicia-operación” de C5N.
En realidad, todo el expediente suena a “chiste”. Se inició a raíz del aporte de unos audios intercambiados durante una transmisión en vivo realizada el 26 de agosto de 2022 por el grupo Revolución Federal a través de la plataforma Twitter Space. Quien los aportó fue el titular de la AFI Agustín Rossi.
Y recayó en el juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi, el mismo juez que se niega a avanzar en la denuncia que este periodista realizó contra Sergio Massa por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y otros presuntos delitos.
A diferencia de su par María Eugenia Capuchetti, al referido magistrado le gusta filtrar sus pequeños “avances” a los colegas de C5N. Aunque no tengan nada de nuevo.
Se insiste: el expediente se inició por comentarios que hicieron un grupo de descerebrados en un chat público, al que cualquiera podía acceder. En buen romance: se está en presencia de los "terroristas" más estúpidos de la historia, que dejan rastros por todos lados.
En cualquier país medianamente serio, no avanzaría un ápice una denuncia semejante, pero es la Argentina, donde el realismo mágico supera las pretensiones de Gabriel García Márquez. Diferente es el expediente que investiga la jueza Capuchetti, que ha demostrado la materialidad del hecho —no hay dudas de que se quiso atentar contra Cristina—, pero apenas sí motorizado por un grupo de lúmpenes impresentables que no tienen a nadie detrás suyo.
Dicho sea de paso, es lo mismo que dijo desde el primer día quien escribe estas líneas. Tan simple y tan complejo como ello.