Primer acto: dos referentes políticos del peronismo, uno de San Juan y otro de Tucumán, intentan retener el poder “a como sea”. Uno lleva tres mandatos y va por el cuarto; el otro acumula cuatro y busca el quinto.
Segundo acto: la Constitución de ambas provincias prohíbe tal pretensión. Taxativamente.
Tercer acto: la Corte Suprema frenó las ambiciones de ambos caudillos, Sergio Uñac y Juan Manzur, respectivamente.
Ello es lo que ocurrió este martes, grosso modos. La Corte Suprema frenó el pretendido avasallamiento de las leyes provinciales.
Con ese preciso acto, el supremo cuerpo le dio una pátina de institucionalidad a una Argentina cada vez más desquiciada.
Sin embargo, para el kirchnerismo se trató de una afrenta, un nuevo avasallamiento del Poder Judicial. Siempre digitado por la derecha. Lo curioso es que, tres de los cuatro jueces de la Corte son peronistas.
CIertamente, nada nuevo bajo el sol: la misma Corte declaró en 2019 que Alberto Weretilneck estaba inhabilitado para ser candidato a gobernador para un nuevo período. Uno de los que aplaudió la medida fue el hoy ministro de Justicia, Martín Soria.
El kirchnerismo ve conspiraciones e intenta explicar lo inexplicable. Que la cuenten como quieran.