Malena Galmarini enloqueció, por completo. No porque me haya denunciado penalmente -está en todo su derecho-, sino porque asegura que me he aliado con un grupo de tuiteros e influencers a los cuales jamás vi en mi vida a efectos de conspirar contra su marido, Sergio Massa.
No es todo: asegura que detrás de la movida se encuentra el mismísimo Mauricio Macri, otro con el que jamás en mi vida tuve intercambio alguno. Más aún, fui uno de los que el otrora presidente mandó a espiar, en 2017, por revelar que era dueño de una off shore llamada Kagemusha.
Quien dio a conocer la novedad de la presentación judicial fue el abogado Alejandro Sarubbi Benítez en sus redes sociales. Allí mismo explicó que es defensor de uno de los presuntos integrantes de la “mega conspiración planetaria”, con un detalle inquietante: su cliente sufrió un feroz allanamiento a su domicilio.
Ciertamente, es parte de la denuncia de la enriquecida Malena: pidió que los denunciados fuéramos allanados y que nos despojaran de nuestras computadoras y teléfonos celulares. Toda una cacería.
“Esto es un vil e infame ataque contra la libertad de expresión de una sociedad que eligió claramente un camino de republicanismo y libertad. Son avances totalmente ilegítimos que tienen como finalidad amedrentar a la gente”, sostuvo el letrado Sarubbi Benítez al respecto.
Y añadió: “Existe un claro abuso de autoridad en el marco de esta causa. Aprovechar la movida para alegar una conspiración orquestada por el mismísimo Macri y caerle a la gente por lo que piensa, es inadmisible”.
Ciertamente, desconozco qué elementos posee la mujer de Massa contra los otros denunciados. En lo que a mí me compete, me genera curiosidad saber qué elementos aportará para asociarme con Macri, con quien, como ya dije, no tengo contacto alguno.
Lo que sí me sorprende es la velocidad de la "servicial" jueza María Romilda Servini a la hora de avanzar en la denuncia de Malena. Contrasta con la sorprendente lentitud que mostró Marcelo Martínez de Giorgi respecto de mi denuncia contra Massa por enriquecimiento ilícito, hecha en agosto de 2022.
Lo único positivo de todo este absurdo es que las ventas de mi libro “Massa confidencial” van a dispararse a más no poder. Algo es algo.