Hay que decirlo, la reunión llevada a cabo anteayer por parte de la presidenta Cristina Kirchner tuvo un sólo objetivo: anticiparse a la posible modificación a la ley de Coparticipación Federal que impulsan legisladores del arco opositor y que ha comenzado a ser bien vista hasta por senadores de la propia tropa oficial. Lenta, pero inexorablemente, todos van cayendo en la cuenta de que hace falta una reforma urgente de ese tributo.
En tal sentido, debe destacarse, pues, la rapidez de reflejos de la primera mandataria, quien no dudó en armar un atrayente asado a efectos de reagrupar la troupe y evitar eventuales fugas en el corto plazo.
Ha sido “efectista” el discurso de Cristina, pero poco eficaz en los hechos. Por caso, nadie esperaba encontrarse con cámaras de televisión ni con una suerte de acto partidario, sino con una reunión privada entre pares de un mismo supuesto movimiento.
El fracaso más elocuente del encuentro ha podido advertirse en dos hechos concretos: por un lado, hubo ausencia de diez senadores, demasiado para los caros intereses oficiales. En sentido similar, se han registrado diversas críticas por parte de algunos de los pocos concurrentes al ágape oficial. Ambas cuestiones han dado fe de la debilidad que vive el kirchnerismo en estas horas.
El discurso gastado y la irrealidad del “país virtual” que vive la Presidenta son dos de los tópicos que más han sorprendido a los interlocutores de ayer. Su evidente cara de sorpresa ha podido verse en las imágenes que difundió Canal 7, la “televisión oficial”.
El intento del kirchnerismo por detener la hemorragia de referentes es una especie de pequeño torniquete en el marco de una herida de enorme gravedad. A esta altura, es muy poco lo que puede hacer el oficialismo para parar la emigración de legisladores y gobernadores, otrora afines a sus intereses.
La “caja” ajusta y la oposición ha sabido elegir la zanahoria adecuada para llevar de las narices a todos y cada uno de ellos. En realidad son dos hortalizas: la modificación de la ley de coparticipación y la reforma del impuesto al cheque.
Justo, justo lo que necesitaban las provincias, no hace falta más…
Christian Sanz