Un discurso sesgado, como siempre, con militantes rentados y apropiación de la misma liturgia peronista que siempre han cuestionado los Kirchner. Así fue el acto de Cristina y Moyano en el estadio de River Plate, donde la espontaneidad se esfumó desde el preciso momento que se pagó $150 a cada concurrente. Es decir, el mismo dinero que no se quiso aumentar a los jubilados, se gastó en una reunión propagandística para hacer política barata de cara a 2011.
Pocas veces se vio algo tan bizarro: dos oradores enriquecidos a niveles escandalosos hablando a militantes de un partido que representa a trabajadores paupérrimos. ¿Quién lo hubiera imaginado posible?
Tan forzada fue la situación, que los capitostes del kirchnerismo ni siquiera cantaron la marchita (¿la sabrían?). Los aplausos fueron tan poco espontáneos, que no hubo necesidad siquiera de grandes pausas discursivas.
La mera observación del rostro de los concurrentes lo ha dicho todo: el desgano ha sido la postal de la mayoría de los que allí estuvieron. Los $150 ni siquiera empujaron a la motivación popular.
¿Quién podía creer que una Presidenta que ha birlado fondos públicos —los de Santa Cruz, para ser más precisos— podía decir algo que pudiera ser de interés de alguien? ¿A quién puede interesarle un personaje como Moyano, que entró al sindicalismo ostentando pobreza y hoy maneja millones de dólares en cuentas bancarias de entidades de primer nivel?
El discurso de Cristina fue de un revanchismo innecesario, en un día que bien podría haber sido de comunión social. "Conocí las traiciones más profundas que se puedan conocer en el ejercicio de la primera magistratura", aseguró en un párrafo que tenía un destinatario inequívoco: Julio Cobos.
Las palabras de Moyano no fueron mucho más originales que las de la mandataria. Por caso, en un gesto de enorme hipocresía, convocó a los trabajadores a actuar con "lealtad" hacia Cristina y Néstor Kirchner, al sostener que ellos les devolvieron "parte de la dignidad" que habían "perdido en otras épocas". ¿No sabe Moyano que los índices de desigualdad económica y de pobreza son record en la Argentina? Si lo sabe, ¿cuánto cobró entonces para decir lo que dijo?
Luego, en un intento por golpear al menemismo, el líder camionero aseguró que "seguiremos luchando para que nunca más en nuestro país se apliquen políticas de hambre". ¿Recordará Moyano que Néstor Kirchner calificó a Menem como el mejor Presidente de la historia?
En fin, nada rescatable puede decirse del acto del día de la fecha. Ha sido sólo una gesta electoralista, interesada en pos de lograr un sueño inalcanzable, tanto para Moyano como para los Kirchner: llegar a la primera magistratura en 2011.
Si fuera una película, se llamaría “Misión Imposible”.
Christian Sanz