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Elecciones en Mendoza, crónica del clientelismo radical

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VÍCTOR FAYAD, LA VICTORIA DE UN INTENDENTE CUESTIONADO
VÍCTOR FAYAD, LA VICTORIA DE UN INTENDENTE CUESTIONADO

Domingo 28 de marzo, 7 de la mañana. En la intersección de las calles Boulogne Sur Mer y Emilio Civit, varias veintenas de combis se agolpan, esperando a que alguien aparezca para coordinar una especie de operativo que nadie menciona pero que todos conocen de sobra.

 

Se trata de la contratación de vehículos para llevar a empleados municipales a votar por la fuerza, en el marco de las elecciones a concejales de la Ciudad de Mendoza. Un grupo de mujeres se agolpa a la espera de que alguien se haga visible, la mayoría de ellas manejan camionetas “Trafic” de color naranja con inscripciones que rezan “transporte escolar”.

“¿Ustedes vinieron en nombre de Nilda?”, pregunta un hombre con voz firme. “Sí, venimos para Fayad, estamos esperando que nos den instrucciones”, responde la más joven de ellas.

De inmediato, aparece un segundo personaje con una plancha conteniendo grandes círculos de color rojo adhesivos, los cuales serán pegados en los parabrisas de las combis. “Es para identificar a los vehículos que manejará la lista 3”, admite uno de los presentes.

Una vez terminada la pegatina, los micros saldrán con destino a diversos lugares. El que ocupa este cronista, junto a otra docena de camionetas, se dirige a la calle Bolivia 3033 del Barrio San Martín, una de las zonas más humildes de Mendoza. La elección del lugar no es casual, se trata de uno de los sitios de mayor influencia del intendente Fayad.

Una vez allí, dos hombres dan instrucciones a la conductora de la “Trafic” para que se dirija a la Manzana D del mismo barrio, cerca de la calle Tupungato. Allí será el “centro de operaciones” de uno de los grupos más importantes, el cual carga con una enorme responsabilidad: lograr que cientos de empleados municipales consigan el voto de diez personas cada uno a favor de la lista 3.

“Hola, yo soy asesor del Viti, les presento a Sergio, quien les va a dar todas las instrucciones”, dice a los conductores de las combis un elegante personaje que desentona con la miseria del lugar.

“¿Quién es este?”, pregunta una joven que ocupa la combi. “Es el esposo de la Dra. Molina, es contador”, contesta un testigo casual del momento. “No importa, la que cocina todo es Olga, la dueña de casa”, agrega un tercero.

El hombre habla de Olga Saravia, una mujer que con prepotencia, pero ordenadamente, va organizando el “operativo” del día. Ella coordinará a las camionetas que llevarán a cada empleado municipal a buscar a diez personas cada uno y las acercará a votar al lugar que les corresponda. Lo hace con una soltura pocas veces vista, pudiendo hablar con los dueños de las combis, dar instrucciones a los electores y atender llamados desde los dos celulares que posee al mismo tiempo.

Un dato: los conductores de las camionetas recibirán al final de la jornada 400 pesos cada uno.

 

Misión imposible

“Voy a ver si la familia me da una mano para votar, porque si no consigo diez personas que voten al Viti, me quitan el plan”, asegura un hombre pobrísimo con la preocupación de quien no logrará su cometido.

“¿Qué plan le van a quitar?”, preguntó este cronista con total desconocimiento. “El del Barrido, me pagan 250 pesos por mes por barrer la ciudad”, contesta el individuo con la mirada perdida en su propio documento de identidad.

“Pobre… se ve que no conocés Mendoza. A esta gente la extorsionan, si no llevan diez votos cada uno, no los efectivizan y les quitan el plan de barrido”, agrega la chofer de la combi, al tiempo que uno de los ocupantes de la misma dobla ordenadamente la boleta de la lista 3 para ingresar a la escuela Nro. 29 y hacer efectivo su voto.

Mientras espera a que regrese el forzado elector, la conductora hace catársis bajo el cálido rayo de sol de la mañana: “estos se hacen los legalistas cuando les conviene. Estos micros no pueden transportar a mayores de 12 años y fijáte que eso no les importa a la hora de contratarnos. La política siempre puede más que la ley”.

Antes de que alguien pueda replicar o apoyar esas palabras, vuelve el cansado elector. “¿Me podrán llevar de nuevo a mi casa?”, pregunta el hombre. Todos piden lo mismo, que los lleven a sus paupérrimos hogares. El rostro de todos ellos pareciera calcado: sólo hay fastidio y malhumor.

“Ni un café nos dieron para tomar, cada vez es peor”, se queja uno de los ocupantes de la combi mientras hace un bollo con el papel de la lista 3 justo antes de tirarlo por la ventana.

El recorrido es monótono, las mismas expresiones, la misma miseria. Cada uno de los eventuales ocupantes de la combi se mostrará preocupado por lograr los diez votos requeridos para no perder su plan de 250 pesos mensuales. A esos efectos, rogarán a amigos y familiares que les hagan la “gauchada” de subir a la camioneta. Uno de ellos lo hará con lágrimas en los ojos: “¡dale mamá, por favor te lo pido!”.

La referida Olga Saravia será la que controle que el operativo sea exitoso. Ella debe dar cuentas a Beatriz Gil, quien a su vez responde a Esperanza “Piru” Farías, segunda candidata a concejal por parte de la UCR.

En otro país, esto mismo sería un verdadero escándalo, sobre todo porque Gil es la encargada de Proyectos y Planes Sociales de la municipalidad, lo cual le permite manejar con holgura el traslado de los empleados comunales, bajo amenaza de borrarlos del plan de 250 pesos.

 

Clientelismo perseguirás

Pocas veces el clientelismo electoral se ha mostrado de manera tan cruda como en la elección que se da en el día de la fecha, ostentando manipulación de seres humanos como si fueran animales, so pretexto de promesas que jamás se cumplirán. Siempre con la impunidad de saber que la Justicia jamás hará nada por aleccionar a los responsables de esta vergonzosa realidad.

Mientras estas líneas son escritas, las denuncias por irregularidades en el comicio se van acumulando, sin prisa, pero sin pausa. Falta de boletas y padrones adulterados son sólo dos de los ilícitos que se han comprobado al respecto. En la escuela Recabarren, por caso, este cronista fue testigo directo de la adulteración de boletas del PRO.

Los vecinos del barrio San Martín están curados de espanto: saben que son rehenes de un sistema perverso del que nunca podrán escapar, ya que es lo único que les aporta una esperanza a futuro.

¿Sabrán que finalmente esa esperanza nunca se hará carne?

 

5 comentarios Dejá tu comentario

  1. christian tendrias que escribir un articulo sobre los monopolios, el de clarin, el de telefe, etc estaria buenisimo, sobre los grandes monopolios de la informacion y todo lo que controlan y como lavan cerebros

  2. Lo que pasa en Mendoza no es diferente a las provincias del pj, lo de ayer en Pinamar ha sido un escándalo proclamarse ganadores cuando el pj de k y scioli sacaron el 11% de los votos- En el 2007 el pj con porretti , el destituido por coimas, iba en la fórmula de cristina- cobos-. scioli. y realmente nos toman por idiotas, el partido vecinalista de Altieri en esa elección perdió por 800 votos y era la oposición a ellos - Significa que se pondrán del lado del que va mejor en las encuestas, para sacarse una foto aunque no puedan caminar el lugar, porque la gente de Pinamar Cariló Valeria y Ostende rechaza en un 90%, al pj k del cual scioli es el vice- Nuevas trampas k para engañar a la gente y poniéndose en ambos lados siempre serán ganadores, estafas totales aunque solo aparezcan acompañados de la gente en los medios virtuales pero no REALES, que es la calle- Saludos.

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