Soy un ferviente seguidor del programa 678, creado para ensuciar al periodismo argentino y a cualquiera que se digne a criticar al gobierno de los Kirchner. Es indignante y a la vez divertido, ver como varias personas que alguna vez fueron periodistas atacar con saña y alevosía a la "corpo mediática". Entre ellos, sobresale Barone, un escritor y periodista al que todos respetábamos, porque combinaba ironía, humor y crítica. Hasta que llegó a 678 y se convirtió en el emblema de un programa de tv que funciona con la técnica fascista del escrache hacia los críticos, sólo a veces disimulada por los bloques de alabanza sin pliegues al oficialismo..
En las últimas semanas, 678 y Barone se dedicaron a Clarín y a su papel durante la dictadura, para lo cual ponían una y otra vez en pantalla la tapa del día después del golpe del 24 de marzo de 1976.
Con razón, Barone y sus compinches, se reían del "Total normalidad" que precedía al título principal. Y de allí, pasaban a las "conexiones golpistas" de Clarín y los jueces que ahora conceden amparos que demoran la aplicación de
Me llamaba la atención cierto mea culpa de Barone, tirado con disimulo entre garrotazo y garrotazo. Tal vez fue imperceptible, pero noté con claridad que el maduro periodista tenía algo clavado en la conciencia. "Uno tal vez no ha hecho todo lo que debía en esa época", decía como al pasar Barone, y luego seguían embistiendo contra Clarín, su directora, sus hijos "apropiados", sus periodistas -que viven callados por temor, etc.-
Pero no sólo a mí me producía inquietud este presente de Barone (y su pasado), también al periodista cordobés Sergio Carreras, de mi misma generación, quien escribió en su blog un post llamado "Mis amigos K":
Qué capo ese Orlando Barone, me comentan y yo, que recorté y leí durante años las columnas de Puerto Libre que Barone publicaba en
Más allá de las suposiciones sobre qué le puede haber pasado a Barone, decidí rastrear un poco la historia de Orlando para saber por qué de a ratos dejaba advertir que ni él estaba conforme con su presente... o con su pasado. Fui a su página web a ver si había pistas de esa historia que parecía gotear entre escrache y escrache a medios, periodistas, la viuda de Noble o Clarín. Pero en su página no hay pasado, o sí. Pero no hay pasado periodístico, salvo un detalle desordenado de su estadía por algunas publicaciones:
Director del diario El Cronista, y del diario Extra (1990/91)· Secretario de Redacción de
Si leen con detenimiento, en este currículum de su página, no figuran los años negros de la dictadura. ¿Qué pasó con Orlando esos años? ¿Se exilió? ¿Puso una pollería? Fíjense que los datos están tirados sin orden cronológico, pero si uno los ordena su último trabajo pregolpe fue en la revista crisis (1973) y luego reaparece en 1982 en la revista Siete días. ¿Y en el medio? ¿Qué hizo Barone durante 1976 y 1982?
La única solución al enigma era ir a la historia laboral de Barone asentada en el Anses, un organismo estatal que no puede merecer refutación de 678. Allí, en la ficha de José Orlando Barone, nacido el 5 de octubre de 1937, hay una parte de la respuesta que andábamos buscando. ¿Saben dónde trabajaba Barone cuando se publicó la tapa de Clarín que preside este post? Sí, en Clarín. Y no era un niño. En marzo de 1976, Orlando Barone tenía casi 39 años.
Según el cronograma de aportes jubilatorios del Anses, Barone ingresó en febrero de 1976, un mes antesl del golpe militar, en la sociedad dueña de Clarín llamada "Arte Gráfico Editorial Argentino (AGEA S.A.)", que en 1999 pasó a ser Grupo Clarín S.A.
¿Por qué ese dato no figura en su curriculum vitae? Tal vez porque trabajó hasta diciembre de ese año, cuando se fue para la revista Salimos, una publicación de ocio y tiempo libre.
Quizás alguno pueda pensar que si bien fue en el momento clave (febrero-diciembre de 1976), diez meses no justifican "ensuciar" una hoja de vida de una persona de 72 años. ¿Qué son 10 meses en alguien que ha vivido 850? Sin embargo, según el mismo informe del Anses, Barone volvió a Clarín en enero de 1978 y se quedó hasta diciembre de 1981.
¿Qué no estuvo todo el Proceso, sino que pudo salir del grupo en 1981? Bueno, podría ser un mérito. Pero desde el 83 al 85, ya con la democracia recuperada, Barone pasó a Diarios y Noticias, la agencia que también dominaba Clarín.
La negación de Orlando sobre su pasado en el Grupo Clarín, cuando ya era un hombre hecho y derecho, abre otros interrogantes. ¿Qué dirá de los Kirchner y de 678 en unos años? Supongamos en ocho, cuando él cumpla los 80. Tal vez diga que el matrimonio que reinaba en el país se enriqueció en el poder y que había una manga de periodistas chupamedias que tapaban sus flaquezas con la sobreactuación y apropiación de la bandera de los derechos humanos. O que Gvirtz era un perverso ejecutor de las operaciones que ideaba en Olivos el dueño de todo. Podría ser. Como diría Orlando, luego de ver esos pomposos informes sobre el golpe del 24 de marzo, nada puede construirse si no respetamos la memoria.
Yo no juzgaría a Barone por lo que hizo o no hizo en el '76. Sólo me llama la atención su presente y me inquieta su futuro. Y creo suponer por qué borró de su pasado sus años en Clarín, y por qué su vida laboral "desapareció" durante el Proceso. No tengo dudas de que lo hizo para estar libre de culpas, y así poder arrojar la primera mierda.
Darío Gallo
Bloc de periodista