Es la tarde del domingo 13 de junio, plano del cuartel general del BIM 5 en Tumbledown:

(Capitán de fragata Carlos Robacio) -Muchachos, ahora que cayeron los otros montes es nuestro turno. Llegó la hora de la verdad, cada uno sabe de qué modo debe cumplir con su deber.

Casi simultáneamente, la artillería británica ubicada en la ladera oeste del Longdon inicia un demoledor bombardeo sobre las posiciones del BIM 5:

(Robacio) -Evidentemente, este es el ablandamiento para facilitar el posterior ataque final. Voy a comunicarme con el general Cofre para que les contesten con la artillería

(Robacio) -Mi general, por favor avise al coronel Balza que sacuda el frente con todo lo que tenga a mano.

(Cofre) -Descuide, capitán, así se hará.

Llama a Balza para que haga lo propio:

(Cofre) -Martín, aquí Cufre. Sacuda con los 155 mm el frente y la profundidad de las posiciones inglesas.

(Balza) -A la orden, mi general.

De inmediato, los Sofma 155 clavan en el piso a los integrantes de la Quinta Brigada durante toda la tarde y el ataque a Tumbledown no puede llevarse a cabo. Pero los británicos, famosos por su tenacidad, no son de amilanarse tan fácilmente:

(Thompson) -Evidentemente, estos muchachos que tenemos enfrente saben lo que están haciendo. Vamos a montar un ataque de diversión desde el Monte Harriet hacia el William, ocultando nuestra verdadera intención de tomar Tumbledown.

La maniobra es observada por la retaguardia del BIM 5, donde el adelantamiento de la Compañía Obra de la reserva frustra ese intento:

(Robacio) -Ellos no advirtieron nuestra movida. Buscaron sorprendernos e inducirnos a que creyésemos que su futuro ataque iba a ser desde el sudeste. Vamos a recibirlos con todo lo que se merecen.

Una barrera de fuego cae sobre los británicos, por delante y por detrás los diezman morteros y artillería. Dos horas después, el jefe de la Compañía Obra transmite a Robacio que cese el fuego pues el enemigo está aniquilado:

(Jefe Compañía Obra) -Señor, detenga el fuego, no queda nadie en pie y los gritos de los heridos empiezan a atemorizar a nuestra propia tropa.

(Robacio) -Comprendido, cambio y fuera.

Cinco minutos después, cuatro helicópteros británicos descienden y evacúan de inmediato a los heridos:

(Jefe C.O) -No les tiren, pues no traen refuerzos ni armas de relevo.

Luego de un interregno, la artillería británica prosigue su demoledora sinfonía sobre el BIM 5 a las 21 hrs. Uno de los proyectiles corta el cable telefónico e incomunica a algunas secciones entre sí:

 (Teniente de Corbeta Carlos Vázquez) -Un proyectil evidentemente ha cortado la línea, y no puedo hacer contacto con el teniente Horacio Miño, que está ubicado a nuestras espaldas a 150 metros. Voy a mandar a un colimba a repararla.

Pero el colimba no la logra encontrar y Vázquez ordena al cabo Tejada a hacer lo mismo:

(Vázquez) -Tejada, tiene que solucionarme el corte de la línea telefónica. Vea que puede hacer.

(Tejada) -Comprendido, señor.

A pesar del intenso fuego, Tejada llega al sitio pero no puede reparar la línea. Se encuentra con el subteniente Oscar Silva, quien con cinco soldados espera la embestida de espaldas a una gran pared de piedra:

(Tejada) -Es imposible reparar esto, el cable está cortado de cuajo.

(Silva) -Sí, no hay manera de solucionarlo.

Con gran valor, el cabo Tejada llega nuevamente ante el teniente Vázquez y le informa la novedad:

(Vázquez) -Gracias, cabo. Voy a ponerme en la boca del pozo así tengo una mejor visión, dar las órdenes y formular los pedidos a través del suboficial radioperador Fochesatto.

Entretanto, prosigue el fuego intenso hasta las 23:10, provocando algunos heridos:

(Colimba Guida) -¡Señor, hirieron a Khin!

(Vázquez) -¡Ya voy!

Para correr más rápido, deja su fusil y encuentra al colimba afuera, tambaleante agarrándose el estómago:

(Vázquez) -¿Estás loco? ¿Que hacés afuera?

(Colimba) -Yo lo ayudo, señor

Pero Vázquez ignoraba que, cubiertos por esa mortal barrera, el 2° Batallón de Guardias Escoceses aprovechó para aproximarse. En ese momento, Vázquez siente una ráfaga de Sterling.

(Vázquez) -¿Quién podría estar tirando con Sterling? Voy a ver qué ocurre…

Cuando saca la mitad del cuerpo del pozo, queda petrificado. Dos británicos avanzan a escasos 5 metros, uno con la mentada Sterling y el otro con FAL, fumando un pucho:

(Vázquez) -Pero la madre que me parió… (Le tapa la boca a Khin) Callate, Gringo, porque acá nos cocinan a todos…

Debía regresar a su pozo, donde estaba la radio y así poder avisarle a su jefe.

(Vázquez) -Terminá de vendarlo, yo regreso a mi posición y aviso al jefe.

Saca la pistola, la carga, toma una granada, le saca el seguro y sale corriendo mientras los escoceses pasan al asalto a la bayoneta.

Desde los pozos, los hombres del BIM 5 les contestan con fuego y puteadas en inglés.

(Teniente Alastair Mitchell) -Estos tipos efectivamente son duros, nos gritan frases obscenas en nuestro idioma y nos dicen que van a hacer con nosotros. Todo está muy bien mientras se trata de disparar contra un blanco, pero cuando ese blanco está hablando y uno comprende que es un ser humano, las cosas cambian mucho.

(Sargento Tom Mc Guinness) -Sí, porque hasta el último minuto no esperábamos un combate. El oficial de inteligencia nos dijo que cuando llegaríamos al objetivo, ellos tirarían los fusiles al suelo. Estábamos demasiado confiados…

Mientras los escoceses atacan la 4° sección que les dispara sin cesar, Vázquez se cruza con ellos a menos de 5 metros:

(Mitchell) -Pero, ese es un argie corriendo… No puede ser…

Como loco, Vázquez pasa entremedio de los estupefactos escoceses que aturdidos, tardan en reaccionar. Pero repuestos, le largan encima una bengala.

(Vázquez) -Carajo, se avivaron y ahora me cocinan.

Un mar de municiones trazantes le circundan alrededor. Debe tomar una decisión, ahora o nunca:

(Vázquez) -Tengo dos posibilidades. Una, me tiro en un cráter. Dos, me hago el muerto y rezo para que no encajen un balazo o un bayonetazo.

Mientras corre, toma la segunda decisión. Se deja caer boca abajo, con los brazos abiertos, simulando que le pegaron un tiro.

(Vázquez) -¡Esa puta bengala no se apaga más!

Con pavor, sosteniendo en una mano la pistola y en la otra la granada, comprueba que los escoceses le pasan al lado.

(Vázquez) -Tengo que quedarme quieto, no moverme, no salir corriendo porque no llegaré a mi pozo.

Para ocupar la mente, se pone a rezar.

(Vázquez) -Santa María, madre de Dios…

Al fin, la bengala se apaga. Se levanta como un resorte y dispara al bulto, corriendo hacia su pozo:

(Vázquez) -Como para ganar la final olímpica, ja ja ja ja ja.

Con las piernas casi sin responderle, se tira de cabeza al pozo sorprendiendo al suboficial Fochessatto:

 (Vázquez) -Foche, realmente creí que no iba a llegar nunca….

(Fochesatto) -¿Qué pasó, jefe)

(Vázquez) -Hirieron a Khin, los ingleses nos atacan con muchos hombres.

(Fochesatto) -¡Puta madre!

(Vázquez) - ¡Aguanten muchachos, que estos hijos de puta guardianes de la Reina no se la tienen que llevar de arriba!

Pero de inmediato, un recuerdo le azota la mente:

(Vázquez) -Che, Foche, ¿qué será de Silva y su gente? Si acá estamos así, no la deben estar pasando nada bien…

(Fochesatto) -No tengo la menor idea.

Silva, ubicado a escasos 50 metros, tenía la misión de cubrir la espalda de la gente de la 4° Sección Nacar, por si se llegaba a producir un repliegue. Pero en ese momento, estaba aguantando a duras penas la embestida:

(Silva) -Miren, muchachos. Vienen como una masa de hormigas carniceras.

Crepitan las balas, estallan los obuses de los morteros, pero la oleada británica está lejos de detenerse. En un momento, a quien apodan el “Sapo” Silva, repara que se ha quedado sin balas:

Toma un FAL de un soldado muerto y prosigue haciendo fuego metódicamente:

(Silva) -Vos ya no lo necesitás más, hermano.

El flanco izquierdo de asalto británico había escalado el monte por el Noreste de Tumbledown, directamente al Norte, por un sitio por el que no se lo esperaban y la existencia de muchos recovecos desorganizaba toda defensa. Sin embargo los escoceses subieron por allí y a medida que avanzaban gritaban y tiraban con todas las armas. Pero la resistencia de los marinos no cede ni un palmo. Estupefacto, el teniente Robert Lawrence observa como su superior, el capitán James Stuart se tira de cabeza detrás de una piedra:

(Capitán James Stuart) -Escuchame, teniente. Largate de acá que es un infierno, y seguramente más arriba el panorama debe ser mucho más espantoso. Y si alguien se interpone, pegale un tiro.

(Lawrence) -No lo puedo creer….

Entretanto, Miño y sus hombres devuelven con creces el fuego de los escoceses y los paran en seco:

(Teniente Alastair Mitchell) -Sabía que esto no va a ser fácil, ahora prácticamente no nos dejan mover…

Antes de las 24, el teniente Miño intenta avisar al teniente Vázquez que se va a replegar a un punto intermedio, enviando un conscripto. Pero el hombre no llega a dar el mensaje y se repliega casi solo. De este modo, el subteniente Silva se queda sin protección.

Fernando Paolella