Las estrategias que utilizará el kirchnerismo para desgastar a sus posibles contrincantes de cara a las elecciones de 2011, no conocen límite alguno. Lo ocurrido con Mauricio Macri en torno a la tristemente célebre causa judicial de las escuchas ilegales, donde terminó siendo procesado —tal y como lo había anticipado el ex legislador menemista Héctor Maya antes de que ocurriera— muestra a las claras la falta de escrúpulos que ostenta el oficialismo a la hora de lograr su cometido.

Ya en otras oportunidades ocurrió lo mismo con sendas denuncias-falsas promovidas por el propio Néstor Kirchner; una contra Enrique Olivera y otra contra Francisco de Narváez. Ambas fueron oportunamente fogoneadas por impresentables medios de comunicación, aquellos que responden a Casa de Gobierno. Esos expedientes, es dable recordarlo, terminaron quedando en la nada.

En las últimas horas, los mismos “cerebros” que operaron para que avanzaran esas operaciones, apuntan sus cañones en dirección de dos grandes enemigos K: Eduardo Duhalde y —nuevamente— De Narváez.

La embestida contra este último está relacionada con un expediente que fue anticipado por este mismo medio el 8 de junio de 2009. Se trata de una causa judicial que se inició en Mar del Plata y que investiga el patrimonio del colombiano candidato por supuesto lavado de dinero.

La denuncia fue efectuada por un “todoterreno” del gobierno, un denunciante tan anónimo como compulsivo, llamado Fernando Villaverde, de llegada directa a la Quinta de Olivos y del riñón del cuestionado Ricardo Echegaray.

Eso explica que gran parte de la información con la que cuenta el fiscal de la causa, el oficialista Claudio Rodolfo Kishimoto —a cargo de la fiscalía federal número 1 de Mar del Plata—, haya tenido su origen en la AFIP.

Como explicó oportunamente Tribuna, el expediente ha sido impulsado —y supervisado— por el propio Néstor K y el denunciante ha sido Villaverde, a quien este periódico desnudó antes de que los medios siquiera supieran que existe. Así lo publicó Tribuna el 16 de junio de 2009: “detrás de esa denuncia (contra De Narváez) está el subsecretario de Finanzas de la AFIP, Fernando Villaverde —ex UCEDE y con ejercicio ‘ilegal’ de la abogacía—, hombre de extrema confianza de... Ricardo Echegaray”.

La trama de las falsas acusaciones oficiales merece ser rememorada por completo, ya que muestra cómo el kirchnerismo utiliza a diversos personeros para radicar denuncias judiciales de toda índole. Lo más escandaloso de ello, es que la mayoría de estos personajes tienen gruesos prontuarios, mayormente relacionados con el tráfico de drogas (Ver artículo relacionado al pie).

Todos comparten un mismo abogado, el marplatense César Sivo, célebre por representar a personas acusadas por narcotráfico. No casualmente, ha sido este quien acompañó a Villaverde el día que fue radicada la denuncia contra De Narváez.

Ya en una de las notas publicadas durante 2009 por este periódico, una fuente relacionada al mundo del espionaje vernáculo admitió que "Sivo y Villaverde fueron a apretar al juez (Rodolfo) Prada y al fiscal Kishimoto" para que embista contra el colombiano. Un dato: el mismo informante, aseguró que le ofrecieron 15 mil dólares “para declarar contra De Narváez en el juzgado (marplatense) ".

Y si algo le faltaba a la trama, es la citación a quien escribe estas líneas, ocurrida el lunes 8 de junio de 2009, por parte del mismo Kishimoto: "Sr. Christian Sanz: me dirijo a usted en mi carácter de fiscal Federal (...) a fin de solicitarle se sirva a concurrir a esta dependencia a fin de que declare testimonialmente en primera audiencia en el marco de la causa 742", reza el correo electrónico de marras.

¿Cómo es posible que un fiscal llame a declarar a un periodista por medio de un mail? Este cronista ha sido convocado por la Justicia en varias docenas de oportunidades a efectos de colaborar judicialmente, siempre a través de citaciones formales o llamados telefónicos, pero nunca por medio de un mensaje electrónico.

La “opereta”, de tan burda, es evidente.

Concluyendo

Mientras se aproxima el año 2011, el “progresismo” kirchnerista prepara una serie de medidas a efectos de erosionar a los competidores más fuertes de cara a las próximas elecciones. Los dardos más picantes están reservados para Julio Cobos, Elisa Carrió, Eduardo Duhalde y De Narváez.

El propio Néstor es quien supervisa, junto al secretario ultraoficialista Carlos “Chino” Zanini, todas las movidas que se vienen a lo largo de los próximos meses. Habrá oportunas embestidas judiciales y certeros golpes mediáticos, especialmente a través de cuatro medios gráficos: los diarios Página/12, Tiempo Argentino —nacido para operar a favor de los K— y Miradas al Sur; y revista Veintitrés.

A ello debe sumarse la aparición del inefable “sicario K” Rudy Ulloa Igor, con su humilde multimedios y la campana amplificadora de Canal 7 y Canal 9. Toda la carne será puesta al asador para lograr desbarrancar a los candidatos mejor posicionados de cara al año venidero.

Independientemente de lo repudiable que pueda sonar lo antedicho, lo terrible de que los Kirchner quieran seguir en el poder, es que no tienen interés en mejorar la situación social, sino de seguir saqueando lo que queda de la república.

Ya nadie se pregunta dónde están los evaporados fondos de Santa Cruz ni por qué Cristina vetó la necesaria ley de Glaciares. Sólo parece interesar cuándo se entregarán los nuevos codificadores para ver el próximo Mundial de fútbol.

Pan y circo…