En las últimas horas, el juez federal de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo ordenó reabrir la investigación de la muerte de Carlos Menem junior, ocurrida el 15 de marzo de 1995 cuando cayó el helicóptero en el que viajaba junto al corredor de autos Silvio Oltra, para determinar si se trató de un accidente o de un atentado.
El magistrado hizo lugar a un pedido de la madre de Carlitos, Zulema Yoma, publicado en exclusiva el 20 de abril pasado por Tribuna de Periodistas, y ordenó una serie de medidas para determinar si el hijo del ex presidente Carlos Menem fue asesinado, informó el abogado de la ex primera dama, Juan Gabriel Labaké.
El juez dispuso que se determine si hay informes sobre la comparación entre el sonido de disparos y los cables eléctricos, sobre los que golpeó el helicóptero antes de caer a tierra.
También dispuso que el FBI realice un estudio comparativo de las fotos que hay en la causa sobre el hecho y el video de un canal de Ramallo que filmó el helicóptero luego de su caída con el objetivo de "determinar -con precisión- los detalles de la superficie del aparato siniestrado".
"Ambas medidas probatorias constituyen la base central de nuestro pedido de reabrir la causa, por lo que nos congratulamos por el paso dado que, consideramos, abre el camino para llegar a la verdad y hace justicia con la lucha prolongada y sin desmayos de Zulema Yoma, la madre de Carlos Menem, cuya intuición, al parecer, no falló", sostuvo Labaké a través de un comunicado.
Testigo en peligro
Aunque uno se resista a creer que se trató de un atentado, las evidencias van más allá de lo que uno pueda imaginar. Hay hechos objetivos que abonan el terreno en el sentido de la sospecha: más de 10 personas murieron violentamente en un lapso de tres años, mientras otras fueron amenazadas y baleadas. Todos ellos, de un modo u otro, tuvieron una estrecha participación —como testigos y como investigadores— en el episodio ocurrido aquel 15 de marzo de 1995. Veamos:
-Lorenzo Epifanio Siri: era cuidador del campo de la familia Sívori, donde cayó el helicóptero.
“(Siri) me contó que previo a la caída del helicóptero percibió tres explosiones y en seguida le pareció como que se le venía encima”, asegura Adrián Laprida que le confesó el cuidador del campo poco tiempo antes de morir.
La misma persona asegura que Siri le había dicho que “vio un montón de cosas desparramadas (...) Que entre esas cosas había una valija, sobres como de azúcar y dinero suelto. Que inmediatamente se le acercaron unas personas y le dijeron: ‘viejito, vos te mandás a mudar de acá porque sos boleta. Vos no viste nada’”.
Era demasiado tarde. El 18 de abril de 1995, Lorenzo Siri iba a encontrar su propia muerte atropellado por un auto Fiat 147, tan sólo a 500 metros de donde había caído la aeronave.
-Miguel Luckow: Perito designado por la Fuerza Aérea y primero en llegar adonde estaba el helicóptero. Le aseguró a fiscal de la causa, Amalia Sívori que “por lo que pude ver, esto no se trató de un accidente”.
Pocos días después de asegurarle a la Fiscal Sívori que para él el desplome del helicóptero no había sido producto de un accidente —el 26 de septiembre de ese mismo año—, Miguel Luckow fue asesinado a balazos en la puerta de su casa cuando estaba por ingresar con el auto en el garaje. El sumario policial indica homicidio y robo, pero a Luckow ni siquiera le robaron la billetera. La causa tramita en el Juzgado en lo Penal Nº 4 de San Isidro bajo el número 36.987.
En extraña coincidencia, el hombre que lo mató, Angel Daniel Antakle, fue muerto dos días después —el 28/09/95— sin poder llegar a brindar testimonio.
“Le hacían la vida imposible. Cuando tenía que ir a la sede de la J.I.A.A.C. para realizar su trabajo, los coches que pasaban a buscarlo llegaban siempre tarde”, confiesa hoy alguien que gozó de la confianza de Luckow.
Poco tiempo después fallecería también en extrañas circunstancias quien fuera su ayudante, el perito Félix Bonachera.
-Héctor Bassino: Comisario general de la Policía Bonaerense. Fue enviado al lugar del siniestro por el entonces jefe policial Pedro Klodczyk. Bassino, hombre de su riñón, se desempeñaba como jefe de la División Helicópteros de la fuerza y fue el primero en revisar el Bell de Carlos Menem Junior.
Quienes conocían a Bassino, aseguran que sabía mucho sobre la causa, más de lo que había declarado oficialmente. Eso le costó la vida dos años y tres meses después, en el marco de un frustrado intento de asalto en Bernal.
A pesar de que los testigos del hecho han coincidido en que al policía le dispararon “al pasar” y sin mediar palabra alguna, el juez que entendió en la causa, Jorge Falcón, la caratuló como "abuso de arma, lesiones graves y presunto intento de robo".
-Hugo Sánchez Trotta: Preso. Envió sendas cartas certificadas al entonces Presidente Menem y a Zulema Yoma asegurando tener sobrada información sobre algunos puntos de la muerte de Carlos Menem Junior y prometiendo ir a declarar al juzgado a aportar información sobre el destino de la valija con dinero e información que había en el helicóptero y sobre las investigaciones que Carlos Menem Jr. llevaba sobre temas de narcotráfico. Lo único que quería era recuperar su libertad para declarar sin miedo.
Dos días después de salir de prisión y antes de poder decir nada, fue acribillado a balazos por la policía. El sumario posterior habla de “atentado y resistencia a la autoridad seguida de muerte”.
Al no poder entrevistar a Hugo Sánchez Trotta, el Juez de la causa —Villafuerte Ruzo— citó a su hermano, Antonio Emilio, quien el 25 de febrero de 1997 declaró que lo poco que sabía era a través de su hermano fallecido. Que creía “que a Carlitos lo mataron por que molestaba al narcotráfico (…) y lo dejaron morir como a un perro”. A poco de declarar y al igual que su hermano, Antonio Sánchez Trotta también fue asesinado.
-José Luis Mancini: Perito de la División Balística y Criminalística de la Gendarmería Nacional. En Junio de 1997 dio a conocer públicamente el documento que mostraba las conclusiones a las que habían arribado los técnicos y que aseguraban de manera rotunda que existían perforaciones, deformaciones e irregularidades atribuibles a impactos de proyectiles de armas de fuego en cinco lugares diferentes del helicóptero Bell en el que viajaban Carlos Menem Junior y su amigo Silvio Oltra.
Días antes, Mancini había recibido presiones por parte de gente del Poder. “No te olvides que algún integrante de tu familia puede sufrir un accidente...”, le advirtieron por teléfono, al tiempo que le sugerían hacer desaparecer los restos del helicóptero sobre los que se iba a proceder a hacer la pericia. No aceptó.
Once días después, su hermano Emilio Eduardo, fue abordado por cuatro hombres en una esquina de Villa Centenario, en Lomas de Zamora. Uno le disparó a quemarropa a la altura del cuello y la bala que fue a dar a la espina dorsal lo dejó casi paralítico. Huyeron sin robarle nada. Luego de ser operado el 16 de julio de 1997 —una de las balas se alojó en su cabeza—, Emilio falleció.
-Jorge Artoni: ex secretario de Andrés Antonieti, secretario de Seguridad. Aseguró haber escuchado a su jefe hablar de la tercera pasajera que iba en el helicóptero de Carlitos. Denunció que a la misma la habían hecho pasar obviando el pasaje por la aduana a pedido de Menem Junior unos 15 o 20 días antes de que cayera el helicóptero.
El 2 de junio de 1997 recibió una balacera en la puerta de su casa, lo que produjo que fuera internado en completo estado de shock. Días antes le aseguraron por teléfono: "Vas a ser boleta".
-Hugo Raúl Bocolino: Camionero. Le aseguró a su esposa Beatriz que había sido testigo involuntario de cómo disparaban contra el helicóptero de Menem Junior.
El siguiente jueves, un día antes de la supuesta llegada del chofer a su hogar, Beatríz iba a recibir el peor llamado de su vida: su marido había aparecido con tiro en la cara. Poco después se iba a enterar de que habían querido armar una causa judicial diciendo que Hugo, su cónyuge, se había suicidado.
-Carlos Santander: Asaltante. Aseguró tener filmaciones de la caída de la aeronave. Fue muerto días después en un tiroteo.
-Dr. Pedro Martínez: Médico de San Nicolás. Fue asesinado a cuchilladas pocos meses después de la caída del helicóptero. Tenía uno de sus consultorios en la ciudad de Ramallo y fue el primer médico en llegar al lugar del siniestro.
-Rodolfo Cortese: Fue quien le acercó el cassette a Zulema Yoma donde se escuchan los gritos de Carlos Menem Junior antes de impactar contra el maizal. Cortese falleció de manera extraña y fue inmediatamente cremado sin autorización de su familia.
Concluyendo
No son pocos los indicios que llevan a pensar que Carlitos Menem fue asesinado en el marco de una venganza personal contra su padre.
Aparte del contundente informe realizado por peritos de la Gendarmería junto a técnicos de las partes interesadas el 16 de febrero de 1995 —que demostró que en los restos del helicóptero había restos de balas —, casi un mes antes de que se produjera la muerte de Carlitos Menem, el agente de Inteligencia Mario Aguilar Rizzi hizo llegar al ministerio del Interior una carta certificada —con aviso de retorno nº 8804— advirtiendo que los hijos del Presidente debían ser cuidados muy especialmente hasta después de las elecciones, porque algo grave les iba a suceder. Incluso advirtió que a Carlitos Menem lo iban a “asesinar mientras volaba en su helicóptero”.
En el mismo sentido, otro perito, Enrique Prueguer, hizo un estudio exhaustivo sobre las fotos tomadas el 15 de marzo de 1995 —día del supuesto accidente— y aseguró que “hay pruebas categóricas de que el helicóptero recibió disparos de fusiles de calibre 4.40”.
Las pruebas están, sólo falta que la justicia haga su parte. Sólo después de que eso suceda, Carlos Menem hijo podrá descansar realmente en paz.
Christian Sanz
Autor del libro Maten al hijo del Presidente (año 1999)