Hace pocas horas el ministro de Economía Amado Boudou anunció que el INDEC recibirá la colaboración de técnicos del Fondo Monetario Internacional a efectos de diseñar un índice de precios a nivel nacional que aporte calidad a las estadísticas argentinas.
La excusa perfecta es la de unificar los índices de precios nacionales, ya que hay provincias que tienen sus propios sistemas y eso hace que sus indicadores difieran sustancialmente de lo que dice la Nación.
Con estas palabras, el Ministro ya está confesando que los indicadores que se venían elaborando durante todos estos años estaban mal diseñados y eran de mala calidad. No parece haber otra lectura posible, por mucho que se lo quiera ornamentar.
El gobierno nacional y el FMI acordaron que técnicos de éste organismo “colaborarán” a partir de la primera quincena de diciembre para rediseñar el IPC, Índice de Precios al Consumidor, que traducido a términos coloquiales sería empezar a responder a la pregunta “¿cuál es la inflación real?”.
Lo que vaya a salir de todo eso no se sabe. Puede que el FMI dé una mano para que los números sean más creíbles, aunque esto no significa que vaya a desconocer los pactos preexistentes con las autoridades del Ejecutivo argentino para que nunca se diga la verdad totalmente y las cosas que trasciendan sean mas o menos así, pero nunca tan así… al fin de cuentas, es política y en el fondo, estamos hablando del precio del poder y el sostenimiento del circo.
La farsa es de tal magnitud que lo único que cabría pensar es que en el gobierno nacional nadie lee los diarios y por lo tanto no se enteraron de la cantidad de veces que se les advirtió que estaban haciendo todo al revés y que todos nos dábamos cuenta.
En el gobierno nacional parecen desconocer que en el país tenemos excelentes profesionales egresados de prestigiosísimas Universidades Nacionales, cuyas trayectorias académicas y laborales sobran para asesorarlo, y que los mismos técnicos de carrera del INDEC (no los paracaidistas de Moreno), resultan de lo mejor con que puede contar. Esos sí que la tienen bien clara.
Pero haciendo un poco de memoria, por el mes de octubre, John Lipsky, el segundo en la escala jerárquica del FMI, dijo: “como miembro del G20, la Argentina también aceptó la obligación implícita de tener revisiones (…) Es legítimo reclamar que
¿Entonces esto del rediseño es puro cuento y en realidad
Asimismo, en respuesta a los dichos de Lipsky, el canciller Héctor Timerman había afirmado “El FMI no es una organización que tenga el prestigio para ser citado (…) es una entidad que hasta que no se reforme ha demostrado su ineficiencia total, fíjese la situación en que está el mundo y ellos ni siquiera pudieron preverla”.
Pero en fin, lo que diga cualquiera de los hombres de la Presidente suele ser precisamente eso, cualquiera.
Durante varios años el gobierno nacional sostuvo de manera tajante que nunca más sometería a
Asimismo, el funcionario había dicho: “El ministro de Economía ratificó su decisión de no aceptar una revisión del Fondo Monetario Internacional que habilite un acuerdo con el Club de París”.
¿Será posible añadir algún comentario más a lo descripto precedentemente? Parecería más apropiado que cada uno saque sus propias conclusiones.
Nidia G. Osimani