La asunción de Nilda Garré al frente del flamante Ministerio de Seguridad, sea quizás la postal más elocuente de la pérdida de poder por parte de Aníbal Fernández, otrora el hombre más poderoso del gabinete K.
En realidad, el jefe de Gabinete ya venía siendo erosionado por Cristina Kirchner, a quien nunca le gustó su estilo confrontativo y su permanente diálogo con Eduardo Duhalde, algo que le reveló hace unos años el espía Héctor Icazuriaga y que Cristina calló por respeto —¿temor?— a su marido.
No ha sido casual en ese sentido que le ralearan a Fernández a dos de sus hombres de confianza en pocos días: Pablo Paladino, subsecretario de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos; y Sergio Lorusso, secretario de Seguridad. Ambos respondían directamente al jefe de los ministros del Ejecutivo.
Es de público conocimiento que la próxima víctima de la purga que impulsa Garré —siempre con la venia de Cristina— será otro hombre del riñón del jefe de Gabinete: Néstor Valleca, jefe de
Pero no se detendrá allí la purga de Garré: dos de los hombres que saben “arreglar los papeles” de los negociados que gravitan en la órbita de Fernández descansan en sendas carpetas que reposan en el escritorio de Paula Honisch, a cargo de la futura Dirección de Transparencia que dependerá directamente de la cartera de Seguridad. Los dardos se enfocan sobre Lucas Gancerain y Eduardo Thill, secretario administrativo y subsecretario de Tecnologías de la Jefatura de Gabinete de Ministros, respectivamente. Los dos funcionarios están hoy en la mira de ex Ministra de Defensa.
Sin embargo, el tope de las sospechas de Garré no es ese: la idea de la flamante funcionaria es llegar con sus garras hasta el propio Aníbal Fernández, a quien siempre tuvo entre ojos (1). El hecho de que jamás la sangre llegara al río entre ambos se debe a que jamás uno estuvo involucrado en áreas del otro… hasta ahora.
La ministra de Seguridad ya ha instruido a sus colaboradores para cobrarse viejas facturas y su foco estará puesto en dos expedientes que comprometen al jefe de Gabinete. El primero de ellos es el N S01: 0171702/07 que comenzó su derrotero en el Ministerio de Economía en los días en los que Miguel Peirano estaba al frente y que dejó expuesto al Ministerio del Interior, con Fernández a la cabeza.
En el marco de ese documento, se suscribió con
El segundo expediente que investigará Garré está vinculado a la licitación pública 11/06, donde aparecen aparentes sobreprecios en el marco de la compra de 320 patrulleros de marca Chevrolet Corsa a un precio total de 19.172.480 pesos, es decir, casi 60.000 pesos por unidad. Oportunamente, ese escándalo le costó el puesto a dos altos funcionarios dependientes de Fernández: los jefes de Contrataciones y Contaduría, Claudio Ellera y Miguel Ángel Batalla.
Ergo, se acercan días complicados para el jefe de Gabinete.
Finalmente
Entre los tópicos que se pondrán sobre el tapete en los próximos días —sobre la base de la designación de Garré—, habrá un nuevo impulso a la ola “revisionista” inspirada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que comanda Horacio Verbitsky.
No casualmente, el periodista de Página/12 es uno de los operadores con más gravitación sobre la figura de la recién nombrada ministra de Seguridad.
Por consejo de Verbitsky, Garré no solo hurgará en las cuestiones internas de
Cuando ello ocurra, cabrá preguntar: ¿Es por justicia o por revancha?
Christian Sanz
(1) El momento más duro de la relación entre Garré y Fernández se dio en 2007, cuando la ex SIDE le entregó a la entonces ministra de Defensa la copia de una desgrabación conteniendo conversaciones telefónicas entre el jefe de Inteligencia del Ejército, Osvaldo Montero, y funcionarios del Ministerio del Interior. Allí, se hablaba del futuro “relevo” de la funcionaria. Garré dijo en esos días a sus colaboradores que el hoy jefe de gabinete quería serrucharle el piso.
(2) La fisura apareció en el Ministerio de Economía: