Es un personaje ciertamente peculiar el inefable canciller Héctor Timerman. Su padre fue un periodista de raza y un judío notable para la colectividad no sólo de la Argentina, con todos los claroscuros que siempre exhibe cualquier empresario periodístico de fuste. Uno está convencido de que Jacobo, vivo, hoy haría callar a su hijo de una bofetada y por pura vergüenza. Y el caso Timerman sirve perfectamente para ejemplificar la política exterior de la Argentina. Es tan inverosímil y absurda como su máximo representante.
Un canciller que se autodenomina "barrabrava" —como si eso se tratara de algún mérito— que se dedica a jugar adolescentemente en Twitter, o que es capaz de abrazar efusivamente en forma de festejo a Aníbal Fernández en el preciso momento en que la Presidente, a escasos tres metros de distancia, lo estaba degradando. Héctor es más desubicado que Keith Richards conduciendo el CENARESO.
Un funcionario que durante el velatorio de Néstor Kirchner salió a asegurar que Cristina sería la candidata a presidente en 2011 mientras en medio del duelo se sucedían las más profundas reflexiones y operaciones políticas tendientes a esa insegura reelección, con lo cual demostró que no solamente no juega en la primera del Gobierno sino que ni siquiera entrena con los titulares...
Héctor Timerman fue embajador de la Argentina ante los Estados Unidos de América, y luego canciller de la Nación. Pergaminos que, hasta el momento, no le sirvieron para conseguir que el presidente Obama decidiera pasar por la Argentina para entrevistarse con la Presidente Fernández en su visita de marzo próximo a los dos países más importantes de la región, Brasil y Chile.
Lo cierto es que cada vez que "el hijo de Jacobo" —tal como lo refiere Jorge Lanata— hace declaraciones, ensombrece aún más al gobierno nacional, como si no estuviera ya lo suficientemente oscuro el panorama.
Su última eyaculación digito-verbal (Twitter mediante) relata que miembros de la policía metropolitana están haciendo cursos de tortura y técnicas golpistas en un programa de los Estados Unidos que se desarrolla en la ILEA (International Law Enforcement Academy), en San Salvador y en Lima, con lo cual implica algunas de las siguientes delicias:
- Que los EEUU dictan clases de tortura y técnicas golpistas a policías de Sud América, Centroamérica y el Caribe.
- Que miembros de la policía federal (a cargo de su colega Nilda Garré), de la bonaerense y del grupo Halcón también están tomando dichos cursos de tortura y técnicas golpistas.
- Que miembros de la policía de Brasil y Chile también acuden a las sesiones escabrosas dictadas por USA, junto a las otras 28 naciones de la región, incluyendo también nada menos que a Ecuador, Bolivia y Nicaragua.
Es posible que Timerman esté confundido y recordando sus épocas de muchacho, cuando alguno de quienes hoy lo rodean en el gobierno nacional y zonas de influencia social tomaban cursos de adoctrinamiento marxista en las academias Camilo Cienfuegos de Cuba, para aprender a asesinar gente e implantar revoluciones de izquierda disfrazados de militares y usando nombre de guerra.
También es posible que esté vinculando estos cursos con aquellos que se dictaban en la Escuela de las Américas de Panamá para los militares latinos que instalaron dictaduras represoras, torturadoras y asesinas en la región, aquellos mismos a los que el hijo de Jacobo defendía y promocionaba desde su periódico procesista La Tarde, en 1976...
Lo que pasa es que el hijo de Jacobo es el primer funcionario claramente "videlaguevarista" de la historia. Es decir, el único soldado que puede habitar las dos trincheras. Uno se pregunta cómo puede ir de un sitio al otro y permanecer indemne, y concluye que debe ser, ante todo, por piedad; debe ser un muchacho divertido o un buen compañero de truco, de otro modo no se explica.
El PRO ha solicitado se le exija la renuncia a Héctor Timerman a causa de estas declaraciones que coronan un larguísimo historial de infortunadas defecciones verbales. Pero quien esto escribe realmente no quiere que lo echen.
Y los argumentos para defender al hijo de Jacobo son dos, claros e importantes. El segundo es que resulta francamente divertido. Y el primero es que si el hijo de Jacobo reemplazó nada menos que al Sr. Jorge Taiana, ex convicto en el penal de Rawson acusado de actividades subversivas y de pertenecer a la banda Montoneros, uno no quiere imaginarse quien podría ser designado por el actual gobierno en lugar de Héctor Timerman.
Con sus presuntos antecedentes a cuestas, Taiana era a Héctor lo que Vargas Llosa a Pocho La Pantera... de modo tal que si echan a Héctor, el próximo canciller argentino perfectamente puede estar entre el Gordo Valor y Federico Luppi, y uno cree que no sería positivo para la nación que un canciller putee en público a Angela Merkel o la faje a Hillary Clinton...
Fabián Ferrante