Conocida la censura aplicada al colega Luis Gasulla, este cronista envió una nota al respecto al sitio Nova Nacional. Sin embargo, no se sorprendió demasiado cuando por obra y gracia de la casualidad permanente, no la vio publicada. La misma, en su tramo final, decía así:
“El colega que ladra contra el modelo, no muerde e inmediatamente es condenado al ostracismo mediático. Quien escribe estas líneas, en octubre de 2007 vio como su libro Amia, la gran mentira oficial, escrito junto a Christian Sanz, terminaba en el sótano del edificio donde habita la causa del pacto del kirchnerismo con el eje Washington-Tel Aviv. Y lo paradójico de esta censura explícita, que para sus detentadores no existe, es muy similar a la practicada por la dictadura militar, pero ellos la ejercían en nombre de los valores occidentales y cristianos, y los emisarios oficialistas aún no saben o no tienen en claro en nombre de qué cosa quimérica acatan y ejecutan.
Por un lado, el aludido Gabriel Mariotto reparte millones de destajo a usinas de información como 6.7.8, mientras que por el otro se asfixia a los que se muestran díscolos o se niegan a ser domesticados. Pero sería muy iluso que este empleado fiel del sistema trabaje por su obra y gracia exclusiva, es un fiel sirviente de Cristina Fernández de Kirchner, que en su papel de dama dominatrix reparte dádivas y palos a diestra y siniestra. Dádivas a los idiotas útiles que laburan en pos de su reelección, palos a los que osan decir `no´.
Más vale que este método no se condice con una democracia, teniendo que ver casi con una especie de califato, o mejor aún, con un régimen que remeda al stalinismo. Y no sería tan descabellado viniendo de alguien que en 1983 rompía los actos de la renovación justicialista cantando a voz en cuello: ‘`Isabel conducción, lo demás es traición. Isabel conducción, contra toda la traición’´. Como siempre, nada es casual…”.
Instantes del progresismo travesti
Mañana, la presidente Cristina Fernández de Kirchner concurrirá al estadio de Huracán, como anuncia la página aludida más arriba. Allí tendrá lugar otro acto supremo de autocelebración, donde mediante una catarata de palabras, remedando el pasado 1 de marzo, no hará referencia a la inflación, la inseguridad, el desempleo, la depredación de la minería a cielo abierto, e ignorará de plano lo acontecido con el colega Luis Gasulla.
Porque, qué duda cabe, en su concepción nacional y popular de papel, no existe la censura porque la libertad de expresión está garantizada de hecho y de derecho, gracias a la Ley de Medios que nos otorgó su divinísima Majestad Néstor 1, el Protomártir.
Seguramente también revelará la incógnita que desvela a sus fans, rentados o no, si ella finalmente no hará un renunciamiento y anunciará ante vítores su candidatura para la presidencia 2011-2015.
Y lo que quedará otra vez en el tintero, es el papel de los hombres y mujeres de prensa, que ante la embestida de este remedo de progresismo travesti, no saben dónde pararse o aceptan ser cooptados y comprados para poder seguir subsistiendo, o directamente continúan ladrando y terminan al costado, como bien se relató a continuación.
Pero, aunque acepten el convite y se transformen en laderos de Barone-Russo, cuándo por las noches se apaguen los flashes de este carnaval y pongan la cabeza en la almohada, su conciencia si es que aún la tienen, ¿los dejará soñar con los angelitos?
Fernando Paolella