El involuntario disparador lo dio el fiscal helvético Erwin Beyeler, quien bloqueó preventivamente una cuenta del Standard Chartered Bank en Ginebra con un millón 874.806,30 dólares, perteneciente a los titulares de la firma de residuos Covelia.
Según cuenta hoy diario La Nación, el exhorto que pidió detalles a la Justicia argentina llegó el pasado 24 de enero y sus fundamentos se dieron a conocer en el “pedido de colaboración enviado”: se sospecha que la empresa recibió fondos "de origen ilícito", provenientes de "una organización criminal activa en el ámbito del tráfico de medicamentos falsificados" y de otros supuestos negocios espurios en los que podrían estar implicados Hugo Moyano y su familia.
Por ello, Suiza le pidió a la Argentina que le enviara copia de "cualesquiera documentos" de las causas abiertas contra la familia del líder sindical y que la mantuviera al corriente de "otras eventuales personas" que podrían estar comprometidas en la causa de Suiza.
“Además de la referencia al presunto tráfico de medicamentos, el Ministerio Público de la Confederación advirtió que ‘familiares de Hugo Moyano, como su esposa, serían el objeto de una investigación por los cargos de administración desleal y de malversación de causales en perjuicio del seguro de enfermedad’, y recordó que Pablo Moyano es el secretario general de la Unión de los Camioneros (en rigor, la Federación). Sobre Pablo, Suiza advirtió además que ‘estaría siendo investigado por un juez federal argentino por el cargo de lavado de dinero’”, según publica el matutino.
También sostuvo que "el entorno familiar próximo" de Hugo y Pablo Moyano y del presidente de Covelia, Ricardo Rubén Depresbiteris, "sería desfavorablemente conocido debido a actos violentos, tales como robo con uso de armas y tiroteo". En 2010 se hizo público que el hijo de Depresbiteris fue detenido, acusado de integrar una banda delictiva.
“El fundamento del exhorto es claro: hay movimientos sospechosos en la cuenta de Covelia. Los dueños de Covelia ‘estarían muy unidos’ a los Moyano, que serían los responsables del ‘crecimiento espectacular’ de la firma. El entorno de Moyano está sospechado de corrupción. Sus presuntos delitos pueden haber alimentado la cuenta de Covelia”, prosigue La Nación.
Ayer, Tribuna de Periodistas puntualizó cómo la historia de Depresbiteris es una suerte de cumplimiento del “sueño americano”, ya que, de ser chofer de esa empresa, en 2006, cuando cobraba un sueldo de $ 6.570, pasó —en solo cinco años—, a ser su presidente y comprarse un yate último modelo… sin mencionar sus veraneos en Punta del Este.
Hay que mencionar que en 1999 Covelia pertenecía a un indigente. Desde entonces creció astronómicamente y hoy factura 720 millones de pesos al año, tiene 3.000 empleados, 800 camiones y contratos con 12 municipios del conurbano. San Miguel, Merlo, Lomas de Zamora, Lanús, San Martín, Escobar y Bahía Blanca, son solo algunos de ellos.
Según la página de Internet de Covelia —que llamativamente no da detalles de su composición accionaria ni de su organigrama de autoridades—, se detallan algunos de los servicios que brinda la empresa: recolección de residuos sólidos urbanos, barrido mecánico y manual de calles, desobstrucción de nexos pluviales, recolección del producido por la poda, servicios de poda, recolección y provisión de contenedores, iluminación en vía pública y señalización vial, mantenimiendo de semáforos, provisión y operación de compactadoras, y transporte de residuos industriales, entre otras cosas.
Eso le permite ostentar un nivel de facturación envidiable, parte de cuyas ganancias son giradas al exterior. Por caso, según un informe del diputado bonaerense Walter Martello (CC), esa firma compró, entre 2008 y 2009, 6.403.688 dólares que sacó del país.
Yo te avisé
No ha sido la prensa la que inició los rumores de la posible titularidad de Covelia por parte de Moyano —tal cual gusta asegurar al camionero—, sino él mismo. Sus insistentes presiones a los intendentes del conurbano para que contrataran a esa firma a la hora de recolectar residuos, despertaron todas las suspicacias.
Es una trama que fue desarrollada por Tribuna de Periodistas en octubre de 2010, cuando se desnudó el ambicioso “Plan Covelia” : “Lo que buscaría Moyano es quedarse con una parte mayor del alicaído negocio de trasporte, pero, en especial, a las empresas contratistas que le succionan al Estado millones y millones de pesos. Sólo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires unos doscientos camiones facturarán con la nueva licitación de recolección de residuos, según se habla, unos $1.400 millones de pesos, el 10% de los recursos del Estado municipal. El experimento de Covelia aparece como una probeta de ensayo exitosa, y van a pegar el golpe sobre el Palacio de Invierno”.
Más adelante, en la misma nota, se denunciaron las presiones de marras: “Los Moyano han puesto, directa o indirectamente, diputados; han logrado manejar empresas. ¿Niega Moyano su influencia (algunos hablan de propiedad) sobre la empresa Covelia, que tratan los residuos del GBA? El tema de Covelia es un caso paradigmático de gastos altos que se escapan del mecanismo de control de los Consejos Deliberantes en los Municipios. En concreto, hay quienes afirman que los presupuestos de basura son una caja negra de los intendentes.”
Hoy, recién cuando la justicia helvética parece interesada en indagar al respecto, el asombro mediático y social explota repentinamente y comienza a copar la agenda de la prensa. ¿Hacía falta que investigadores foráneos pongan la lupa sobre la corrupción argentina para que cobre la relevancia que merece? ¿Dónde estaban los jueces vernáculos a la hora de investigar este tema?
Al igual que en el caso del avión de los hermanos Juliá que llevó cocaína a España o el escándalo de la valija de Guido Antonini Wilson, todo parece tener que desnudarse a nivel exterior para que en la Argentina cobre alguna importancia.
Es vergonzoso, desde ya, pero hay algo peor: es parte de la radiografía de la idiosincrasia del ser nacional.